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Por Redacción - 5 Mayo 2014
Definitivamente, el móvil ha modificado nuestra forma de comprar en las tiendas. Una influencia que todavía irá in crescendo, convirtiéndose en un elemento imprescindible para la toma de decisiones.
La encuesta elaborada por Gallup indica que los dispositivos móviles todavía tienen que aumentar su área de acción para abarcar a un 59% de los consumidores.
Sus datos indican que el grupo de población donde más se evidencia esta influencia es entre los jóvenes menores de 30 años (29%). En estos usuarios el móvil está especialmente presente dentro del proceso de compra en la tienda. Un grupo que, de otra parte, es el que tiene menos probabilidades de tener tarjetas de crédito.
Por su parte, los dispositivos móviles influyen dentro del proceso de compra en las tiendas físicas para el 24% de los millennials, junto con el 33% del resto de adultos.
Las compras en la tienda registran asimismo las ventas de mayor importe, según indica el estudio. Según sus conclusiones, el 60% de los consumidores que gastó al menos 50 dólares optó por acercarse físicamente al comercio. De otro lado, le 34% sí que se decantó por completar la transacción online, a través de su ordenador, en la misma web del retailer, mientras que solo un 3% hizo lo propio desde su teléfono inteligente.
Pese al bajo índice de compradores móviles, el estudio indica que no existe rechazo por parte de los consumidores, a utilizar su smartphone para comprar. De hecho, la mitad de ellos admite haber hecho ya alguna utilizando este método. El reto por parte de los retailers es conquistar a la otra mitad, así como incentivar el uso de estos dispositivos móviles, a nivel global.
El reciente informe publicado por Deloitte muestra que 84% de los consumidores digitales utiliza su dispositivo inteligente durante el proceso de compra. La tasa de conversión de estos procesos de compra es un 40% superior a aquellas donde no intervienen los terminales inteligentes.
Para ello, las empresas todavía han de mejorar. Deloitte indicaba que, en la actualidad, la estrategia digital de los retailers no está alineada con las necesidades y pautas de comportamiento real de los consumidores. Estas empresas están dirigiendo sus esfuerzos en la dirección equivocada, lo cual solo causa frustración en ambas partes.
