Artículo Marketing Aromático

El olor a libro y la “magia” de su atractivo, un pionero ejemplo del poder del marketing olfativo

Una campaña de Book Depository aprovecha ese entusiasmo por el olor a libros con una colección de marcapáginas 

Por Redacción - 5 Julio 2022

Si hay algo en lo que olor y consumo se ha convertido en una suerte de elemento estrechamente relacionado, es en el mundo de los libros. De hecho, es una de esas cosas que los lectores insisten cuando hablan de la experiencia, el poder que tiene el olor de un libro. Hay quienes desdeñan formatos digitales, como los ebooks, porque cuando compran uno de ellos no pueden hundir la nariz entre sus páginas y aspirar a libro nuevo.

El a qué huelen los libros tiene una respuesta científica. Un libro huele a "una combinación de notas herbáceas, con puntas ácidas y un toque de vainilla sobre un olor a moho subyacente", como explica Matija Strlic, profesor de Ciencias del Patrimonio de la University College de Londres, y recoge la BBC. Básicamente, la materia prima de la que están hechos los libros es la que hace que huelan de la manera en la que lo hacen. Los libros nuevos tienen un olor característico - las librerías huelen a ello - y los libros viejos uno un tanto diferente, vinculado al efecto del paso del tiempo sobre el papel.

Pero, más allá de la explicación, el olor a libro está profundamente integrado en nuestro cerebro y genera una respuesta. El neuromarketing apunta que el olor a libro nuevo activa ese mecanismo de novedad, de que estamos usando algo que nadie antes uso. El olor a libro viejo se vincula al descubrimiento, pero también a las experiencias de lectura previas. Para quienes son lectores, el olor a libros – viejos y nuevos – suele desencadenar un cierto subidón de felicidad.

Por ello, y de forma completamente orgánica, los libros han ido creando su propio marketing olfativo, haciendo que vinculemos rápidamente su fragancia con la experiencia de consumo y, sobre todo, con las emociones que despiertan los libros. Si leer te hace feliz, lo disfrutas, esas notas olfativas funcionarán como un desencadenante de esas emociones.

Olor a libro como producto

Y, por eso también, no sorprende descubrir que el olor a libro se ha convertido en un reclamo de marketing más y en uno para vender productos derivados de todo tipo.

Una de las últimas acciones vinculadas al olor libresco es la que acaba de lanzar la librería oline Book Depository. Book Depository emplea de forma habitual sus marcapáginas - cada vez que compras un libro te mandan uno con el envío - como herramienta de marketing. Suelen ser llamativos y sacan colecciones limitadas. La última es una serie ("muy limitada", explican en la web) de marcapáginas que huelen a libros. Han llamado a la campaña Eau De Book, Eau de Libro.

Una empresa especializada en fragancias ha creado un perfume que captura el olor a libros y lo han insertado en la colección de marcapáginas. Cuando quien lo reciba rasca la zona perfumada, recibirá el impacto del olor. Y, aunque la idea puede parecer una más, es una de esas que logra activar el cerebro de los fans de los libros, que posiblemente hayan reaccionado con un “lo quiero” al recibir la campaña de email marketing con el que la librería presenta la iniciativa.

Ese lo quiero es lo que hace que existan en el mercado productos con olor a libros o a bibliotecas. Las velas aromáticas son toda una industria derivada que usan el reclamo de lo olfativo para llegar al consumidor y el código oloroso de los libros para hacerlo. Por supuesto, existen series vinculadas a títulos literarios, que en este caso juegan con recrear lo que se puede imaginar leyendo una novela concreta, pero también hay toda una oferta de productos que huelen a libro.

¿Para qué se quiere una vela que huela a biblioteca? La clave está en las razones emocionales que se vinculan a esos olores, que son también las que demuestran por qué los libros son un perfecto – y accidental – ejemplo de marketing aromático.

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