Artículo Marketing Aromático

¿Puede la Inteligencia Artificial tener "buen olfato" y revolucionar el Marketing aromático y olfativo?

La sinergia entre la emoción humana y la inteligencia algorítmica promete resultados fascinantes

Por Redacción - 10 Abril 2025

La inteligencia artificial ha irrumpido en una variedad de sectores con el propósito de optimizar procesos, personalizar servicios y ofrecer innovaciones sorprendentes. Uno de los campos en los que su impacto está comenzando a ser palpable es el marketing olfativo, una disciplina que ya ha probado su poder en la creación de experiencias sensoriales inolvidables, pero que, al mismo tiempo, guarda una conexión emocional profunda con los consumidores. A menudo se ha dicho que el perfume es un lenguaje silencioso que habla al corazón, y ahora, con la IA, este lenguaje se está volviendo más preciso, personalizado y, quizás, aún más evocador.

El marketing olfativo, o aromático, se basa en el uso de fragancias para influir en las percepciones y emociones de las personas. Este tipo de marketing se ha utilizado en diversos contextos, desde la creación de ambientes en tiendas físicas hasta la personalización de productos para inducir un comportamiento específico en los consumidores. Las marcas aprovechan las emociones asociadas a los olores para crear experiencias que mejoren la percepción de sus productos o servicios, creando una atmósfera que se queda grabada en la memoria sensorial del consumidor. En este sentido, los aromas pueden evocar sentimientos de tranquilidad, placer o incluso excitación, todo lo cual impacta directamente en el comportamiento de compra.

Pero, ¿qué sucede cuando la inteligencia artificial entra en juego en este campo? En lugar de verse como una amenaza para la autenticidad o la creatividad del perfumista, la IA está siendo utilizada como una herramienta para amplificar las capacidades humanas. La habilidad de la IA para procesar grandes volúmenes de datos a gran velocidad le permite identificar patrones complejos, tendencias de consumo y preferencias personales que podrían escapar al ojo humano. Esto abre la puerta a un marketing olfativo mucho más personalizado, donde los perfumes y aromas no solo son seleccionados por su composición olfativa, sino también por su capacidad para resonar emocionalmente con un público objetivo.

Tal y como señala Sylvain Eyraud, Vicepresidente Global de Marketing y Comunicación de Takasago, desde el 2018, el concepto de Algorithmic Perfumery ha permitido la creación de fragancias personalizadas basadas en las características individuales de cada consumidor, como su personalidad, emociones o incluso el contexto en el que se encuentran. Este tipo de proyectos no solo han permitido a las marcas ofrecer experiencias más cercanas y ajustadas a las necesidades de sus consumidores, sino que también han abierto un nuevo capítulo en la historia de la perfumería. Lo que antes se consideraba un arte estrictamente humano ahora se complementa con el poder de la inteligencia artificial, que puede generar fórmulas, crear nuevos conceptos o incluso modificar los ya existentes, contribuyendo a la creación de productos más innovadores y adaptados al público.

Sylvain Eyraud, Vicepresidente Global de Marketing y Comunicación de Takasago

Dicen que hay amores que no se olvidan porque tampoco se desvanece el recuerdo de su perfume. Ahora imagina que ese perfume te lo recomienda una IA. ¿Romántico o aterrador?. Sylvain Eyraud

La inteligencia artificial en el marketing olfativo no solo podría resultar útil para crear nuevas fragancias o productos

También tiene el potencial de agilizar y optimizar procesos más técnicos dentro de la industria, como la adaptación a normativas cambiantes o la evaluación de la sostenibilidad de los ingredientes. En un momento en que los consumidores se muestran cada vez más conscientes del impacto ambiental de los productos que compran, la IA podría ser la clave para formular perfumes y productos de belleza más ecológicos y responsables, que mantengan la calidad y el impacto emocional sin comprometer el bienestar del planeta.

Es importante reconocer que para algunos profesionales del sector, la opinión es que la IA, aún no está en capacidad de desarrollar nuevos ingredientes o moléculas de forma autónoma. Sin embargo, también es cierto que en este campo, la inteligencia artificial ha logrado avances significativos en los últimos años, permitiendo a las máquinas ver y escuchar el mundo que las rodea. El mejor ejemplo es el del ex empleado de Google, Alex Wiltschko, que trabaja para dotar a las máquinas del sentido del olfato. Su startup, Osmo, fundada en 2023 con una inversión inicial de 60 millones de dólares de Lux Capital y Google Ventures, busca digitalizar los aromas de la misma forma en que ya se ha logrado con la vista y el oído. Este avance promete transformar industrias como la de la salud, facilitando la detección de enfermedades, y la de la alimentación, ayudando a conservar productos de manera más eficiente. Todo ello, podría ser visto como una auténtica amenaza para la industria de la perfumería más tradicional, ya que la capacidad de crear fragancias a través de IA podría llevar a la clonación masiva de aromas, afectando la originalidad y el carácter exclusivo de las fragancias tradicionales.

Alex Wiltschko

Osmo nació con la visión de incorporar la inteligencia artificial al proceso de creación de perfumes, facilitando la producción de moléculas aromáticas de manera más eficiente y sostenible. Alex Wiltschko, su fundador y CEO, considera que esta tecnología tiene el potencial de democratizar la industria de las fragancias, permitiendo que tanto grandes marcas como pequeños creadores puedan desarrollar perfumes personalizados con mayor precisión y agilidad. Sin embargo, los avances científicos necesarios para desarrollar nuevos ingredientes en la perfumería siguen siendo un proceso largo y complejo, que requiere años de investigación y pruebas. Por lo tanto, la inteligencia artificial no sustituye la habilidad científica y creativa de los perfumistas, sino que se presenta como una herramienta que optimiza su trabajo, acelera los procesos y abre nuevas posibilidades para conceptualizar productos, siempre guiada por la creatividad humana.

En este sentido, el papel del perfumista sigue siendo fundamental. La IA no está aquí para sustituir la inspiración o el instinto del creador, sino para complementar sus esfuerzos. Los talleres de perfumería siguen siendo espacios donde la creatividad humana es el corazón del proceso, mientras que la inteligencia artificial se convierte en un asistente que puede aportar ideas innovadoras, patrones de consumo y datos que enriquecen el trabajo del perfumista. La clave está en el equilibrio entre lo humano y lo tecnológico, en la fusión de la tradición con la modernidad, donde ambos mundos coexisten y se potencian mutuamente.

Como señala la perfumista Emilie Bouge de Trudon, la clave está en sumar, no en oponer. La sinergia entre la emoción humana y la inteligencia algorítmica promete resultados fascinantes, con lo mejor de la tradición y lo mejor de la modernidad, abriendo nuevas oportunidades para un marketing olfativo más emocional, accesible y personalizado.

Emilie Bouge

La idea de que la inteligencia artificial puede revolucionar el marketing olfativo no se limita solo a la creación de nuevos perfumes. También tiene un impacto directo en la forma en que las marcas pueden utilizar los aromas para conectar con sus consumidores de manera más efectiva. En este sentido, la IA puede analizar cómo diferentes fragancias afectan el estado de ánimo y las decisiones de compra de los consumidores, permitiendo a las marcas ajustar sus estrategias de marketing en tiempo real. Además, la IA puede ayudar a predecir qué fragancias serán más atractivas para diferentes segmentos del mercado, basándose en datos demográficos, comportamentales y emocionales. Este nivel de personalización es algo que hace apenas unos años parecía inimaginable en el mundo de la perfumería.

De momento, la inteligencia artificial no se puede considerar un completo sustituto de la creatividad ni de la autenticidad en el marketing olfativo. Por el contrario, es una herramienta poderosa que, bien utilizada, puede revolucionar la forma en que las marcas crean y presentan sus productos, llevando el marketing sensorial a nuevos horizontes.

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