Por Redacción - 15 Septiembre 2025
La elección de los consumidores españoles al llenar su cesta de la compra revela una sofisticada balanza entre la calidad y el precio.
Lejos de ser una decisión impulsiva, esta conducta de compra se ha visto moldeada por un contexto de inflación persistente, lo que ha elevado el precio a un factor determinante en la toma de decisiones. Es en este punto donde la marca propia de los supermercados, a menudo referida como marca blanca, se ha consolidado como una herramienta fundamental para el ahorro familiar. Los datos más recientes del Estudio de la Marca Propia de Aldi, basado en la opinión de 1.600 consumidores, confirman que un 75% de los hogares españoles la prefiere, precisamente por su favorable relación calidad-precio.
La penetración de la marca propia en el mercado no es un fenómeno reciente, pero su aceleración sí es notable. Cifras de la consultora Numerator by Worldpanel señalan que más del 44% del gasto en la cesta de la compra se destina a estos productos, lo que representa un crecimiento del 9% en los últimos tres años. Este comportamiento es un claro reflejo de la sensibilidad del consumidor frente a las fluctuaciones económicas. Un 38% de los españoles, según el mismo estudio de Aldi, anticipa que aumentará su adquisición de productos de marca propia en el futuro cercano, impulsados por la combinación de precios asequibles y una calidad que ha evolucionado de manera significativa.
Esta tendencia no es casual, sino una respuesta a las presiones económicas. Los expertos, señalan que el crecimiento de la marca propia suele coincidir con períodos en los que las familias sienten la necesidad de gestionar de manera más consciente su presupuesto, como la crisis inflacionaria derivada del conflicto en Ucrania. No obstante, advierte que, una vez que la economía se estabiliza, el crecimiento de la marca propia tiende a moderarse. Aun así, su arraigo parece haber alcanzado un punto de no retorno. Los hogares españoles compran, en promedio, productos de marca propia alrededor de 100 veces al año, con un gasto anual que ronda los 1.258 euros, lo que se traduce en aproximadamente 24 euros por semana.
La popularidad de la marca propia no se limita solo al factor económico.
Si bien los datos de Numerator by Worldpanel indican que estos productos pueden ser hasta un 15% más baratos que sus contrapartes de marca en categorías no frescas, su éxito también reside en la percepción de calidad. El informe de Aldi revela que casi la mitad de las familias, un 49%, eligen un supermercado atraídas por el valor de su marca propia. Este factor supera la influencia de las ofertas y promociones (31%) y la confianza en la marca del supermercado (28%). De hecho, un 78% de los consumidores encuestados percibe una mejora sustancial en la calidad de estos productos en los últimos años, y un 83% se muestra satisfecho con el nivel de calidad que ofrecen. Para un 40% de los compradores, la marca propia ha trascendido su rol de alternativa económica para convertirse en la marca de referencia para ciertos artículos de consumo cotidiano.
En este mercado en evolución, algunas cadenas de distribución han destacado por su estrategia. En los últimos tres años, Aldi ha mostrado un crecimiento notable, liderando el aumento de compradores de marca propia con un incremento del 28%. Su penetración en este segmento ha crecido 7 puntos porcentuales en comparación con el mercado general. La eficacia de su propuesta se evidencia en el hecho de que, hoy en día, nueve de cada diez tickets de compra en sus establecimientos incluyen al menos un producto de marca propia. Esta fidelización del cliente tiene un impacto tangible en su economía: un estudio de Worldpanel by Numerator estima que una compra habitual basada en la marca propia de Aldi puede generar un ahorro anual superior a los 650 euros.











