Por Redacción - 2 Septiembre 2025
La irrupción de la inteligencia artificial en el mercado laboral ha generado un debate sobre la viabilidad y el futuro de diversas profesiones. En este contexto, la compañía OpenAI, creadora del modelo de lenguaje ChatGPT, ha provocado una considerable atención al publicar una oferta de empleo para un Content Strategist o Estratega de Contenido.
Este anuncio, que viralizó rápidamente en redes sociales, subraya una aparente ironía: una empresa líder en automatización busca talento humano para una función que muchos consideran reemplazable por la tecnología. El puesto, con un salario anual que oscila entre los 310.000 y 383.000 dólares más un atractivo paquete de acciones, no solo refleja el alto valor que la compañía asigna a esta posición, sino que también matiza la narrativa de que la IA desplazará por completo la creatividad humana y el pensamiento estratégico.
La descripción del puesto detalla que la persona seleccionada será responsable de definir y ejecutar la estrategia de contenido para ChatGPT.com. Las funciones abarcan la creación, redacción y edición de materiales de alta calidad, desde páginas de destino hasta guías de campaña. Se busca a un profesional con una trayectoria sólida, de seis a diez años, en campos como la estrategia de contenido, la redacción publicitaria o el marketing de crecimiento, preferiblemente en una empresa de alto crecimiento o una marca reconocida. Este perfil exigente resalta que, a pesar de la capacidad de la IA para generar texto, la planificación, el juicio crítico y la dirección estratégica siguen siendo habilidades intrínsecamente humanas e indispensables para guiar la comunicación de una marca de este calibre. La compañía reconoce que la mera producción de contenido no es suficiente; se requiere una mente que pueda conectar con audiencias, interpretar tendencias y dirigir el mensaje de manera coherente y efectiva.
La oferta de OpenAI resuena con particular fuerza en un momento de despidos masivos en el sector tecnológico, donde la automatización y la inteligencia artificial son citadas frecuentemente como causas de recortes de personal.
Un claro ejemplo de esta tendencia es Salesforce, que ha reducido su plantilla en unos 4.000 empleados, atribuyendo parte de estas decisiones a la integración de agentes de IA en roles de atención al cliente. El CEO de la empresa, Marc Benioff, ha afirmado públicamente que la IA está abriendo nuevas puertas comerciales y optimizando procesos. Sin embargo, en contraste, el movimiento de OpenAI sugiere que hay una distinción clave entre la capacidad de una máquina para ejecutar tareas y la habilidad de un ser humano para concebir ideas y darles forma con un propósito. Mientras la IA puede generar texto con gran velocidad y volumen, la estrategia detrás de ese texto, la voz de la marca, el tono y la dirección general, parecen seguir dependiendo de la perspicacia humana.
La comunidad en línea, especialmente en plataformas como X, ha reaccionado a la oferta de OpenAI, con muchos usuarios interpretando la situación como una validación del valor perdurable del pensamiento humano.
La estratega Katelyn Bourgoin, por ejemplo, argumentó que los pensadores de talla mundial siempre tendrán un lugar en los niveles de liderazgo. Su reflexión profundiza en la idea de que la IA puede ser una herramienta poderosa para la ejecución, pero no para la concepción de ideas. El uso excesivo de la inteligencia artificial para tareas cognitivas, según su perspectiva, podría debilitar la capacidad de razonamiento humano, un “músculo” que debe ser ejercitado constantemente. Esta visión se alinea con la de otros profesionales que participaron en la conversación, quienes señalaron que la IA no elimina la necesidad de pensar, sino que la eleva. Al automatizar la producción, la tecnología libera a los humanos para enfocarse en tareas de mayor valor, como el juicio, la dirección y la toma de decisiones estratégicas.
Las reflexiones sobre el rol de la IA en el ámbito laboral también se han centrado en la paradoja que esta tecnología presenta. Un usuario en X explicó que la competencia ya no se centra en la mera producción, sino en la calidad del criterio y la visión. En este nuevo marco, la habilidad más valiosa es determinar qué se debe crear, en lugar de simplemente producirlo en masa.
Esta perspectiva se confirma en otros sectores, como el comercio electrónico, donde se observa cómo las herramientas de IA optimizan la ejecución y, consecuentemente, aumentan la importancia de la dirección estratégica. Los clientes, al delegar la producción de contenido a la IA, pueden dedicar más tiempo a planificar sus campañas, analizar el mercado y conectar de manera más significativa con su audiencia. En lugar de ser un reemplazo, la IA se perfila como un catalizador, un socio que potencia las capacidades humanas, permitiendo a los profesionales concentrarse en la innovación y el liderazgo intelectual que, por ahora, las máquinas no pueden replicar.












