Noticia Inteligencia Artificial

La inversión en IA supera los 124.000 millones de dólares

La IA sigue acaparando el talento tecnológico, en 2024 la demanda de puestos relacionados con la IA creció un 35% mientras que la IA agéntica registró un 985% de aumento de puestos de trabajo publicados

Por Redacción - 16 Septiembre 2025

El informe McKinsey Technology Trends Outlook 2025 dibuja un retrato vívido de un año de recuperación y crecimiento exponencial en el sector tecnológico, donde la Inteligencia Artificial se erige como el eje de la innovación.

Tras un 2023 marcado por un descenso en la inversión, el año 2024 mostró una notable recuperación del capital en la mayoría de las trece tendencias tecnológicas analizadas por la consultora global. Este resurgir no solo ha revitalizado áreas consolidadas, sino que también ha impulsado a las tecnologías de frontera, demostrando una confianza renovada por parte de los inversores en el potencial transformador de la tecnología. La inversión en IA ha superado la marca de los 124.300 millones de dólares, una cifra que evidencia su consolidación como la fuerza motriz de la digitalización global y la automatización de procesos.

A pesar del notable volumen de capital que la IA ha atraído, este fenómeno no se produce de forma aislada. La movilidad del futuro, impulsada por los avances en vehículos eléctricos y autónomos, ha superado a la Inteligencia Artificial en términos de inversión, con un monto de 132.000 millones de dólares en 2024. Este dato subraya una realidad fascinante: la carrera por la innovación no tiene un único protagonista. Mientras que la IA avanza en el ámbito del software y la automatización, la movilidad redefine la infraestructura física y el transporte.

Adicionalmente, tecnologías centradas en la energía y la sostenibilidad también han liderado la atracción de capital, demostrando que la necesidad de soluciones frente a los desafíos climáticos es una de las principales prioridades de inversión, atrayendo 223.000 millones de dólares en 2024. Estas cifras reflejan una clara diversificación en las áreas de interés de los inversores, que buscan no solo eficiencia y rentabilidad, sino también impacto social y ambiental.

Una de las narrativas más cautivadoras del informe es la de la IA agéntica, una subcategoría de la inteligencia artificial que está captando la atención por su potencial disruptivo. Con una inversión de 1.100 millones de dólares en 2024, esta tecnología, que permite a los sistemas planificar y ejecutar tareas complejas de manera autónoma, se ha posicionado como la de mayor crecimiento cualitativo. Su avance no es solo una cuestión de inversión, sino también de talento. La demanda de empleo para la IA agéntica creció un impresionante 985% en el último año, superando con creces el 35% de crecimiento en la demanda de puestos relacionados con la IA en general. Este crecimiento en el mercado laboral es una señal inequívoca de que las compañías están buscando especialistas capaces de desarrollar y aplicar estas capacidades autónomas, marcando una transición desde la simple automatización a la colaboración con sistemas inteligentes.

La IA, a pesar de su ubicuidad, aún se encuentra en sus primeras etapas de madurez empresarial. Según Michael Chui, coautor del informe, casi el 80% de las empresas ya la utilizan, pero solo un 1% de ellas declara haber alcanzado una plena madurez en su integración. Esta brecha entre la adopción inicial y la integración a gran escala es uno de los principales desafíos. Las organizaciones experimentan con prototipos y proyectos piloto, pero la captura de valor a escala todavía está pendiente.

La IA agéntica, aunque prometedora, no es una excepción a esta regla; se encuentra en una fase experimental y su verdadero impacto masivo aún no se ha manifestado. No obstante, los avances en la reducción de costes de los modelos avanzados y la creciente sofisticación de los sistemas prometen acelerar su adopción y su capacidad para transformar industrias enteras.

Mientras que la tecnología avanza, también lo hacen sus desafíos. El informe de McKinsey & Company destaca una serie de obstáculos que podrían moderar el ritmo de adopción de estas innovaciones. La escasez global de semiconductores, un componente fundamental para gran parte de las tecnologías de vanguardia, sigue siendo una preocupación latente.

Asimismo, el alto consumo energético de los centros de datos necesarios para alimentar estos sistemas inteligentes plantea una seria cuestión sobre la sostenibilidad de la transformación digital. La competencia internacional por el liderazgo tecnológico también intensifica la necesidad de una gobernanza y regulación adecuadas. Estas barreras, lejos de detener el progreso, obligan a las empresas y a los gobiernos a repensar los modelos de producción y consumo para garantizar que la acelerada innovación sea sostenible y equitativa, forzando una evolución no solo tecnológica, sino también estratégica y social.

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