Por Redacción - 11 Julio 2025
El despliegue generalizado de bloqueadores de anuncios, herramientas digitales adoptadas por cerca de mil millones de usuarios de internet con la intención de eludir la publicidad intrusiva, podría estar exponiendo a estos mismos individuos a un volumen mayor de contenido problemático, según revelan las investigaciones más recientes de la Escuela de Ingeniería Tandon de la Universidad de Nueva York.
Este hallazgo, que analizó la exposición a más de mil doscientos anuncios tanto en Estados Unidos como en Alemania, cuestiona la percepción extendida de que estas soluciones de privacidad digital optimizan de manera uniforme la experiencia en línea. Particularmente, los usuarios de la función "Anuncios Aceptables" de Adblock Plus se encontraron con un incremento del 13,6% en la aparición de anuncios problemáticos en comparación con aquellos que navegaban sin ningún software de este tipo.
La esencia del problema radica en que, si bien iniciativas como "Anuncios Aceptables" buscan establecer un equilibrio entre los intereses de los usuarios y los anunciantes al permitir la exhibición de publicidad menos disruptiva, sus criterios a menudo no logran abordar de forma integral las preocupaciones fundamentales de los usuarios, como lo ha señalado Ritik Roongta, estudiante de doctorado en Ciencias de la Computación e Ingeniería (CSE) de Tandon en la Universidad de Nueva York y principal autor de este estudio. Esta investigación está programada para ser presentada el 15 de julio de 2025 en el 25.º Simposio sobre Tecnologías para la Mejora de la Privacidad. Rachel Greenstadt, profesora de CSE y miembro del cuerpo docente del Centro de Ciberseguridad de la Universidad de Nueva York, supervisó la investigación, aportando su experiencia y dirección al equipo.
Para llevar a cabo su análisis, el equipo de investigación desarrolló un sistema automatizado avanzado que incorpora inteligencia artificial para identificar anuncios problemáticos a gran escala. La definición de "problemático" se construyó sobre una taxonomía exhaustiva, elaborada a partir de políticas propias de la industria publicitaria, directrices regulatorias existentes y estudios de opinión que reflejan las percepciones de los usuarios.
Este marco analítico abarca siete categorías principales de contenido potencialmente preocupante: publicidad no apta para menores, como promociones de alcohol o juegos de azar; material ofensivo o de naturaleza explícita; afirmaciones engañosas en el ámbito de la salud o las finanzas; tácticas de diseño manipuladoras, ejemplificadas por temporizadores de urgencia falsos; experiencias de usuario intrusivas; esquemas de fraude; y contenido político que carece de la divulgación adecuada. El sistema de inteligencia artificial, potenciado por el modelo GPT-4o-mini de OpenAI, mostró una impresionante concordancia del 79% con los juicios de expertos humanos en la identificación de contenido problemático dentro de estas categorías.
El estudio puso de manifiesto patrones especialmente alarmantes en la interacción con usuarios de internet más jóvenes.
Aproximadamente el 10% de los anuncios que se mostraron a menores de edad durante la investigación violaban las normativas de protección infantil. Este dato subraya la existencia de fallos estructurales en los sistemas diseñados para prevenir que la publicidad inapropiada llegue a audiencias infantiles, una problemática que precisamente impulsa a un número considerable de usuarios a recurrir a los bloqueadores de anuncios como medida de protección. Los Anuncios Aceptables de Adblock Plus representan un esfuerzo por conciliar el persistente conflicto entre anunciantes y defensores de la privacidad. Este programa, adoptado por más de 300 millones de individuos a nivel global, opera a través del mantenimiento de listas seleccionadas de plataformas de intercambio publicitario y editores aprobados, permitiendo que ciertos anuncios eviten ser bloqueados si cumplen con los estándares de "no intrusividad".
Sin embargo, la investigación de NYU Tandon reveló que los intercambios publicitarios exhiben un comportamiento distinto cuando se dirigen a usuarios que tienen activados los bloqueadores de anuncios. Aunque los intercambios que se incorporaron recientemente al programa de Anuncios Aceptables mostraron una menor proporción de anuncios problemáticos, aquellos intercambios aprobados y ya existentes, que no fueron bloqueados, incrementaron la entrega de contenido problemático a estos usuarios que manifiestan una preocupación por su privacidad. Esta disparidad en el trato que los intercambios de anuncios otorgan a los usuarios de bloqueadores de anuncios suscita serias interrogantes, como indica Roongta, quien se pregunta si estos intercambios detectan la presencia de tales extensiones de privacidad y, de ser así, si dirigen intencionadamente contenido problemático hacia estos usuarios.
Las repercusiones de este fenómeno trascienden la mera experiencia del usuario. Los investigadores advierten que este trato diferenciado podría sentar las bases para una nueva forma de huella digital, en la que los usuarios preocupados por su privacidad se vuelvan identificables precisamente por sus esfuerzos por protegerse. Esto genera lo que el estudio denomina un "costo oculto" para aquellos usuarios que priorizan su privacidad en línea.
La industria de la publicidad digital, con un valor estimado de 740 mil millones de dólares, se encuentra inmersa en una creciente pugna con el auge de las herramientas de privacidad. Se estima que los editores sufren pérdidas anuales de 54 mil millones de dólares a causa de los bloqueadores de anuncios, lo que ha llevado a casi un tercio de los sitios web a implementar scripts diseñados para detectar y responder a la presencia de este tipo de software. Greenstadt subraya que la terminología engañosa, como "aceptables" o "mejores", crea una expectativa de una experiencia de usuario mejorada que, en la práctica, no se materializa por completo. Este estudio actualiza y expande investigaciones previas realizadas por Greenstadt y Roongta, las cuales ya habían señalado que las extensiones de navegador populares destinadas a mejorar la privacidad a menudo no cumplen con las expectativas de los usuarios en métricas cruciales de rendimiento y compatibilidad, revelando ahora otra faceta de cómo las tecnologías de privacidad pueden, de forma inadvertida, perjudicar a los usuarios que buscan protección.











