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Marca personal, lenguaje corporal y el mundo de lo virtual: cómo transmitir profesionalidad cuando se está atrapado en la pantalla de un ordenador

Los eventos virtuales y las videoconferencias han cambiado las dinámicas de relación de las empresas 

Por Redacción - 11 Noviembre 2020

Cuando en marzo estalló la pandemia del coronavirus en Europa y se agravó a nivel global la situación, las empresas dieron de forma acelerada el salto al teletrabajo. A veces no les quedaba más remedio, porque las normas y restricciones de los países en los que operaban obligaban a ello. En otras, fue una medida de precaución para evitar la propagación de la enfermedad.

Al boom del trabajo en remoto se sumó el salto de todo tipo de actividades a los entornos virtuales. Las ferias, los congresos y las actividades de networking se convirtieron en eventos virtuales.

Y, si en un primer momento poco importaba cómo se aparecía en imágenes y todo era un tanto atropellado y casero, ahora, que han pasado tantos meses ya y tanta actividad profesional ha migrado a los entornos virtuales, hay que mantener una imagen profesional en ese escenario.

Transmitir los valores de la marca que se representa en eventos y conferencias virtuales implica usar ciertos recursos y mantener ciertos estándares. Lo mismo ocurre con la marca personal, que ahora se construye poco con lo que se hace de un modo presencial y mucho con la imagen que se transmite en los espacios virtuales.

Por ello, ya desde un primer momento aparecieron ciertas recomendaciones y ciertos trucos. Fue, por ejemplo, lo que pasó con la estantería de libros, piedra angular de la marca personal en los primeros meses de la pandemia. Para transmitir cierta imagen culta, el tiro de cámara se posicionaba siempre con una nutrida estantería con libros detrás, bien escogidos para que no se colasen más que títulos vinculados a áreas de conocimiento en las que se quería vender expertise.

Luego llegó el momento de vestirse para la cámara y, de hecho, las colecciones presentadas en las pasarelas por las grandes marcas ya funcionaban de cintura para arriba, que era lo que los al otro lado de las videoconferencias iban a ver. Prada, por ejemplo, subió los logos a los cuellos de las piezas de ropa.

Y, finalmente, llega el aprender a controlar el lenguaje personal y a usarlo para transmitir información en las videoconferencias.

La importancia del lenguaje corporal digital

Si en el entorno de oficinas y de conferencias y otros eventos en persona nos fijamos en lo que dice el lenguaje corporal, explican en un análisis en Newsweek, también habría que hacerlo en los entornos virtuales. De hecho, en inglés ya se habla de digital body language, lenguaje corporal digital.

Como explica la experta Erica Dhawan al medio estadounidense, no solo se trata de transmitir con el cuerpo. Esto es, cuidar las expresiones faciales o evitar aquellas posturas que transmitan aburrimiento o hartazgo a través de la pantalla. Además, también implica cuidar otros elementos de la comunicación digital, el "subtexto de nuestros mensajes".

En los entornos digitales carecemos de los elementos que hacen en una relación interpersonal presencial que transmitamos matices. Aquí lo es desde cuánto tardamos en responder a un email a los signos de puntuación que usamos (algo que ya se repetía en las últimas décadas dentro de etiqueta en el mundo profesional online) hasta cómo controlamos nuestra relación con los mensajes.

Dado que en el contexto que ha creado el coronavirus todo se ha movido a lo digital, es todavía más importante.

Lo que se debe tener en cuenta

Así, un elemento clave es el de leer con cuidado. Es la manera más clara de mostrar que se está prestando atención. Por ejemplo, no se puede responder a una pregunta como cuándo quieres que hablemos, martes o miércoles con un sí. Eso demuestra que no se ha prestado atención al mensaje. Habitualmente, este tipo de comportamientos resultan molestos y poco profesionales, pero en un escenario como el actual se ven de un modo todavía más negativo.

Para continuar, las empresas cometen el error de llenar a sus trabajadores con eventos y reuniones en vídeo. Igual que en las oficinas físicas no convocas a toda la planta a una reunión o a un evento, tampoco se debe hacer en el mundo de las videoconferencias, por mucho que se busque crear una cierta conexión que supla la ausencia de contacto directo.

No todo el mundo necesita estar en los vídeos y no se debe aumentar la fatiga de pantallas en las que ya se encuentran los trabajadores.

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