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La piratería en el fútbol se dispara y pone en evidencia a la LaLiga con un modelo de negocio obsoleto y alejado de los hábitos de consumo actuales

LaLiga se enfrenta a un desafío generacional profundo y multifacético que va más allá de los altos precios de las suscripciones.

Por Redacción - 9 Septiembre 2025

La lucha contra la piratería de contenidos en directo, especialmente en el ámbito deportivo, se intensifica y revela una complejidad cada vez mayor, apuntando a deficiencias estructurales en la cadena de respuesta. Los titulares de derechos, como LaLiga, han hecho una inversión sin precedentes en tecnología y recursos humanos para detectar las retransmisiones ilegales. Esta apuesta ha generado una explosión en las cifras de detección, marcando un hito histórico. La capacidad de identificar señales piratas y enviar notificaciones a los intermediarios digitales ha mejorado de manera exponencial, evidenciando un esfuerzo coordinado por proteger el valor de los contenidos en vivo.

El primer semestre de 2025 ha visto un aumento dramático en las notificaciones a intermediarios digitales, alcanzando los 26,2 millones de avisos en un lapso de solo 18 meses, lo que representa un incremento del 142% en comparación con todo el año 2024, cuando se registraron 10,8 millones. Este auge en la detección es un reflejo directo del avance tecnológico y la asignación de más recursos a las labores de identificación, lo que demuestra una concienciación profunda por parte de los operadores sobre el impacto económico de la piratería. Sin embargo, este progreso en la detección contrasta con una efectividad alarmantemente baja en la respuesta de los intermediarios, lo que genera una brecha significativa entre la identificación del problema y su resolución.

LaLiga y su modelo obsoleto

El modelo de negocio de LaLiga, basado en la venta de derechos de retransmisión a precios elevados, se considera obsoleto por varios factores interrelacionados que lo hacen vulnerable a la piratería y a la pérdida de audiencia, más allá de la simple justificación de los precios. El principal problema reside en la rigidez de una estructura de mercado que no ha evolucionado al mismo ritmo que los hábitos de consumo digital. La piratería no es solo un problema de precios altos, sino que también es una respuesta directa a una propuesta de valor percibida como inadecuada en un mundo donde la inmediatez, la flexibilidad y el acceso a la carta son la norma.

La estrategia de LaLiga ha sido históricamente la de maximizar los ingresos por derechos de televisión mediante acuerdos exclusivos con grandes plataformas de pago. Este enfoque limita las opciones de los consumidores, obligándolos a suscribirse a servicios costosos y a menudo con contratos de larga duración para ver solo un segmento de los contenidos que les interesan. Este modelo choca frontalmente con las expectativas de la audiencia moderna, que prefiere la flexibilidad de los servicios de streaming y los paquetes de contenido personalizados. LaLiga se enfrenta a la competencia no solo de la piratería, sino también de otros deportes, videojuegos y plataformas de entretenimiento que ofrecen modelos de suscripción más asequibles y adaptables, como los servicios gratuitos con publicidad. Este es un punto crítico, ya que los espectadores, en especial las generaciones más jóvenes, están acostumbrados a un acceso fácil y fragmentado a una variedad de contenidos.

LaLiga se enfrenta a un desafío generacional profundo y multifacético que va más allá de los altos precios de las suscripciones.

Las audiencias más jóvenes, en particular la conocida como Generación Z, han transformado radicalmente la forma en que consumen contenido, y el fútbol, tal como se ha ofrecido tradicionalmente, no encaja en sus hábitos. El interés por ver un partido completo, de noventa minutos, en un horario fijo, ha disminuido considerablemente. En su lugar, estas generaciones se inclinan por contenidos más cortos, fragmentados y accesibles a través de plataformas digitales y redes sociales.

Un estudio reciente de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO) reveló que un 42% de los jóvenes españoles de entre 15 y 24 años admitió haber consumido retransmisiones deportivas de forma pirata. Esta cifra no solo evidencia un problema de acceso económico, sino también una desconexión con el modelo de suscripción de pago.

Los jóvenes prefieren consumir el fútbol a través de “highlights”, resúmenes, memes y análisis en plataformas como YouTube, TikTok o Instagram. El contenido ha pasado de ser un evento ininterrumpido a una serie de momentos destacados, que a menudo son compartidos y comentados en tiempo real. Para ellos, el ritual de sentarse a ver un partido completo ha sido reemplazado por una experiencia interactiva y social, donde el contenido del partido es una pieza más dentro de un universo de información y entretenimiento.

A pesar de todo, LaLiga mantiene un control estricto sobre quién puede emitir sus partidos y en qué condiciones, lo que dificulta la creación de nuevas propuestas de valor por parte de terceros y restringe la innovación en la oferta. Un modelo más flexible, que pudiera ofrecer pases de partido individuales, paquetes por equipos o opciones con publicidad a bajo coste, podría ser una alternativa viable para atraer a aquellos consumidores que no están dispuestos a pagar la prima por el paquete completo. Al no ofrecer estas opciones, LaLiga empuja a una parte de su audiencia potencial hacia las vías ilegales, que, aunque de menor calidad, sí ofrecen la flexibilidad y el acceso sin coste que el modelo actual no provee. La piratería se beneficia de la falta de alternativas legales asequibles y flexibles.

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