Por Redacción - 9 Septiembre 2025

El comercio electrónico en España y Europa se encuentra en un punto de inflexión, marcado por un crecimiento sostenido y la maduración de las expectativas del consumidor.

La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) reportó un aumento interanual del 12.6% en la facturación durante el tercer trimestre del año anterior, una cifra que superó los 24.000 millones de euros. Estos números reflejan una digitalización cada vez más arraigada en las empresas y una adaptación notable en los hábitos de consumo de la población. No es casualidad que 2024 haya sido el año en el que, por primera vez, España superó la cifra de 30 millones de compradores en línea, según el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (Ontsi), consolidando el país como un actor clave en la economía digital.

Este impulso no se limita a las fronteras españolas, sino que se extiende por todo el continente. Los datos de la consultora Forrester proyectan que el sector en Europa alcanzará una cifra de 565.000 millones de euros para 2029, un pronóstico que subraya la solidez de esta tendencia a largo plazo. Este crecimiento sostenido obliga a las marcas a repensar sus estrategias, a ir más allá de la simple transacción y a construir una conexión más profunda con el cliente.

La clave para destacar ya no reside solo en la funcionalidad de un producto, sino en la capacidad de inspirar y generar una experiencia de compra significativa.

En este contexto, la omnicanalidad se presenta como un pilar fundamental. A pesar del auge del comercio digital, un 67% de los españoles aún prefiere comprar en una tienda física, según el Observatorio Cetelem. Esta dualidad resalta la necesidad de una experiencia de compra fluida que borre las barreras entre lo físico y lo digital, una aspiración que tecnologías como el headless commerce buscan materializar, un mercado que, de acuerdo con MarketsandMarkets, se proyecta en 11.800 millones de dólares para 2028.

Las redes sociales, por su parte, han dejado de ser meros escaparates para convertirse en auténticos canales de venta directa. Esta evolución del social e-Commerce se evidencia en el hecho de que el 46% de los consumidores ya realiza compras directamente a través de estas plataformas, lo que representa un aumento del 21% desde 2019, según un estudio de PwC. A pesar del crecimiento, sigue siendo un desafío para muchas empresas, especialmente para los pequeños negocios, de los cuales solo el 18% utiliza estos canales para vender, según GoDaddy. Superar esta brecha requiere una mayor digitalización, una experiencia del cliente pulida y la construcción de confianza en la seguridad de las transacciones.

En este mismo sentido, la inteligencia artificial y la personalización predictiva se perfilan como herramientas esenciales. La IA no solo facilita la automatización del proceso de compra a través de chatbots o asistentes de voz, sino que también permite anticipar las necesidades del consumidor. Un ejemplo de esta tecnología en acción podría ser un electrodoméstico conectado al Internet de las Cosas (IoT), como una cafetera que detecta la falta de café y realiza un pedido automático, optimizando la experiencia de compra y fomentando la fidelidad del cliente.

El consumo consciente, sostenible y ético ha dejado de ser una opción para convertirse en una exigencia por parte del consumidor.

Los compradores de hoy en día no solo buscan productos que cumplan una función, sino que también evalúan el impacto social y medioambiental de las marcas que eligen. Un estudio de Create reveló que el 67% de los españoles considera estos factores al adquirir electrodomésticos para el hogar. Esta tendencia refleja una mayor preocupación por la responsabilidad medioambiental, lo que impulsa la demanda de productos fabricados con materiales sostenibles, packaging ecológico y envíos neutros en carbono. Las marcas que logren comunicar de manera transparente su compromiso con estos valores construirán una relación de confianza más sólida con su audiencia. Finalmente, en un mercado saturado de opciones, la capacidad de un producto para inspirar al consumidor se ha vuelto crucial.

Más allá de su utilidad, los productos que conectan a un nivel emocional y transmiten un estilo de vida o una aspiración son los que capturan la atención y la lealtad del cliente. La comodidad y la rapidez siguen siendo pilares, como señaló el CEO de Create, Luis Monserrate, pero el verdadero desafío hoy radica en conectar de una manera más profunda. La habilidad de una marca para trascender la mera transacción y convertirse en una fuente de inspiración a través de sus productos, ya sea en un espacio físico, una plataforma social o mediante la inteligencia artificial, será lo que defina su éxito en el futuro del comercio digital.

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