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Lo que las novelas de misterio enseñan sobre marketing de contenidos 

Al final necesitas desvelar quién ha cometido el crimen: en el marketing de contenidos eso será cumplir con las expectativas temáticas

Por Redacción - 4 Octubre 2021

Cuando una buena novela de misterio capta la atención de quien la está leyendo, poco importa lo que ocurra que se llegará hasta el final de la trama. Una buena novela de misterio es casi como un elemento adictivo, algo que necesitamos consumir hasta el final porque necesitamos saber cuál es el misterio que se oculta al principio de la trama.

Poco importa que la esencia de las novelas de misterio, el esqueleto, sea siempre el mismo. Como otros muchos géneros parte de una fórmula literaria (se comete un crimen, nuestros protagonistas se lanzan a descubrir quién es el culpable, damos unas cuantas vueltas siguiendo pistas no siempre correctas y en el momento final descubrimos quién lo ha hecho), pero que se siga una fórmula no es en absoluto malo.

Es lo que hace que ese género sea justamente ese género literario y una buena novela de misterio logra que el lector se quede, porque la sorpresa, lo atractivo, no es el armazón literario, sino el contenido.

Y, por ello, las novelas de misterio son un ejemplo tan bueno para aprender unas cuantas lecciones sobre marketing de contenidos. La próxima vez que se lea una historia de detectives se puede pensar en ello.

Lo que importa no es la forma sino el fondo

La primera gran lección que la novela de misterio le puede dar a los marketeros es justamente esa, la de que lo importante no es tanto el armazón sobre el que se asienta la historia sino la propia historia. Lo mismo ocurre con el marketing de contenidos.

No pocas veces los marketeros se dejan llevar por las modas o se ciegan ante formatos que son aparentemente muy resultones. Pero lo que lo que le puede funcionar a un medio o a una marca no es necesariamente lo que le tiene que funcionar a la tuya. Innovar en el formato está muy bien y es algo que las marcas no pueden eliminar de la ecuación, pero siempre y cuando entiendan que la esencia está en el contenido en sí. Eso es lo importante.

Leemos novelas de misterio porque queremos saber quién es el asesino o el ladrón de la joya. Leemos marketing de contenidos porque deseamos saber más sobre el tema que abordan. Pensar que el formato logrará atraer a los usuarios simplemente por su gancho es un error. Nadie se va a ver un webinar o escuchar un podcast simplemente porque es un formato de moda.

Lo conocido también mantiene el interés

Uno de los elementos que hacen que los marketeros se piensen mucho cómo hacer marketing de contenidos y cómo lanzarlo al mundo está en que, al final, van a hablar en muchas ocasiones de temas que la competencia ya ha tratado o que están abordando los medios.

Estás contando la misma historia que otros ya han lanzado al mundo, solo que con el objetivo final de beneficiar a tu marca. El "está muy visto" puede verse como un freno para lanzar contenidos de según qué temas. La gran cuestión no debe ser esa, sino la de si es un contenido sobre ese tema lo que beneficiará a la estrategia de tu propia compañía.

Las novelas de misterio están contando una y otra vez la misma historia, pero si te sientas a leer el género no tendrás la sensación de que estás leyendo el mismo libro una y otra vez. No lo es.

Aunque la esencia es la misma (ahí volvemos a hablar de la fórmula), la construcción del texto es distinta. Cada persona que escribe novelas de detectives la hace suya, generando historias que son únicas y diferentes. Lo mismo debes pensar - y hacer - sobre tus contenidos con respecto a lo que hacen los demás.

Tienes que desvelar quién es el asesino

Todo en las novelas de misterio lleva al gran final, ese momento en el que sabremos quién es el asesino, o el ladrón, o el criminal que corresponda. La novela es como un gran puzle y esa es la pieza final, la que hará que cerremos el libro con la sensación de que ha sido algo satisfactorio. Nada resultaría más frustrante que llegar al final y descubrir que la historia se ha ahorrado esa parte.

Lo mismo debe hacerse con el marketing de contenidos. Aquí no vamos a desvelar quién es el asesino, pero sí necesitamos que al final del contenido se haya cumplido con la promesa que se ha hecho al lector.

En este caso, ese final satisfactorio lo ofrece el haber respondido a todos los temas que el contenido prometía que abordaría y haberlo hecho con calidad y cumpliendo con las expectativas de profundidad esperadas.

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