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El Big Data no es ni una varita mágica ni un bálsamo de Fierabrás

Se espera mucho del big data, pero por el momento se está aún en una situación más bien difusa.

Por Redacción - 21 Enero 2015

Pocos son los que dudan del poder que tiene el big data como elemento transformador del panorama de negocios. Las herramientas de análisis de datos permiten saber qué quieren los consumidores, qué buscan, dónde fallan los negocios o cómo mejorar los resultados que consiguen las empresas, lo que hace que cualquier directivo se sienta más que tentado a apostar fuertemente por ellas para encontrar el camino que marque sus éxitos futuros. Pero, a pesar de lo prometedor que puede resultar el big data, no es oro todo lo que reluce en esta tecnología.

No se trata de que el big data tenga un lado oscuro o algo similar, sino que el camino para conseguir el éxito empleando estas soluciones no es ni tan sencillo ni tan inmediato como podría parecer. La tecnología es únicamente el vehículo para encontrar el éxito y las empresas tienen que trabajar mucho más duro que el simplemente comprar las licencias para implementar una herramienta para conseguir triunfar con ella. No se puede llegar y besar al santo, sino que hay que apostar por conseguir antes buenos datos, captar al personal más adecuado para la gestión del big data o de saber hacer las preguntas adecuadas.

El big data no es por tanto ni una varita mágica ni un bálsamo de Fierabrás, a pesar de las grandes expectativas que las empresas tienen en estas soluciones. Un estudio de Capgemini así lo demuestra: se espera mucho del big data, pero por el momento se está aún en una situación más bien difusa.

Un 60% de los directivos está convencido de que el big data será un elemento disruptor y que cambiará su industria en un período tan poco lejano como el año que viene. De forma generalizada, los directivos consideran que el big data propiciará grandes cambios y hará que algunas marcas se conviertan en algo más poderoso. Pero frente a estas expectativas está la un poco más compleja y menos bonita realidad.

La realidad, menos optimista

Y es que los hechos son menos propicios al optimismo inmediato que los sueños de futuro de los directivos de las compañías. Las marcas se han hecho con el big data y han sabido ver su potencial, eso es cierto, pero no están consiguiendo los resultados que estaban esperando al menos en este mismo momento.

Según los datos del estudio de Capgemini, solo el 13% de los encuestados ha conseguido que la implementación de big data tenga un efecto en la producción a gran escala (es decir, que el big data tenga un efecto directo sobre lo que hacen y que por tanto esté modificando sus productos y cómo llegan al consumidor).

Tampoco son muy optimistas los porcentajes de empresas que consideran que lo que han hecho ya con el big data esté funcionando de la forma más correcta. Solo un 27% de los encuestados afirma que su adopción del big data ha sido exitosa y solo un 8% apunta que ha sido muy exitosa. En general, y al hilo de estos porcentajes, las compañías están aún probando qué se puede hacer con todas estas herramientas.

Por qué falla el big data

Además del hecho de que no basta con hacerse con una solución informática para triunfar en el big data y hacer que una marca avance hacia ese esplendoroso futuro prometido, las compañías tienen que enfrentarse a diversos problemas a la hora de dar el salto al uso de esta tecnología que explican por qué falla el big data.

El primero es una cuestión de datos. Ya no se trata solo de que las compañías tengan que enfrentarse a problemas para reunir todos esos datos que son necesarios y se esperan para conseguir conclusiones que realmente sean efectivas e interesantes, como sucede con las pequeñas empresas, sino más bien es un problema de tener pero no tener al mismo tiempo. Las empresas siguen manteniendo sus datos en compartimentos, por así decirlo, y no han conseguido aún fusionar en un único macroconjunto de datos toda la información de la que disponen.

Por otra parte, los problemas de coordinación no solo afectan a los datos sino también a las acciones de análisis. Los diferentes departamentos de la empresa no están trabajando de forma coordinada a la hora de hacer sus preguntas a los datos y por tanto no analizan la información de forma relacionada sino de forma paralela y desestructurada.

Y, por último , nadie sabe realmente lo que está o no está haciendo el big data, puesto que las empresas no han establecido aún como medir el ROI de esta herramienta. Un 67% de los ejecutivos encuestados por Capgemini ha señalado que no ha incorporado aún fórmulas de medición para establecer el éxito - o no - de sus esfuerzos en big data.

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