Por Redacción - 16 Julio 2025

Shopify ha actualizado sus políticas operativas, prohibiendo la compra automatizada a través de agentes de inteligencia artificial y bots sin una supervisión humana explícita. Esta decisión, inicialmente revelada por The Information tras una modificación en el código que sustenta las operaciones de sus comerciantes, posiciona a Shopify en una encrucijada similar a la que enfrentan gigantes como Amazon. Ambas empresas buscan trazar un camino que les permita capitalizar las ventajas de la inteligencia artificial sin comprometer la integridad de sus plataformas ni sus flujos de ingresos fundamentales.

La esencia de esta directriz reside en la necesidad de mantener un punto de control humano en el proceso de compra. Si bien Shopify reconoce la inevitabilidad y la futura omnipresencia de los agentes de IA en el comercio electrónico, su normativa es clara: se prohíbe explícitamente el "scraping" automatizado, los agentes de "compra por mí" y cualquier otro "flujo integral" que busque culminar transacciones sin la aprobación final de un ser humano. Sin embargo, la compañía no cierra completamente la puerta a la integración de la IA, permitiendo que "integradores legítimos" incorporen sus soluciones de pago directamente en aplicaciones y chatbots, siempre que se respete la revisión humana. Esta cautelosa apertura sugiere un reconocimiento de que, si bien la automatización total es una preocupación, la integración controlada puede ofrecer beneficios para los usuarios y la plataforma.

La postura protectora de Shopify es eminentemente comprensible y se arraiga en la configuración de sus ingresos. Durante el año 2024, la solución de pago de la compañía, junto con otros servicios auxiliares para comerciantes, constituyó aproximadamente tres cuartas partes de sus ganancias. Este porcentaje no es menor y resalta la vulnerabilidad de su modelo de negocio ante la proliferación de agentes de IA que facilitan compras directas a través de plataformas de terceros como Perplexity o ChatGPT. Si los usuarios migran sus interacciones transaccionales a estas interfaces impulsadas por IA, la demanda de las soluciones de pago de Shopify podría verse significativamente mermada, afectando directamente su línea de resultados. La compañía, por tanto, se ve obligada a proteger su núcleo financiero mientras navega por un paisaje tecnológico en constante evolución.

Más allá de las cifras y las políticas, la situación actual plantea una pregunta fundamental para todas las empresas en la era de la inteligencia artificial: ¿hasta qué punto se debe conceder autonomía a los agentes de IA en las decisiones de compra? Aunque hoy por hoy estos agentes aún no han alcanzado un nivel de fiabilidad que justifique una libertad total en las transacciones, la previsión es que este escenario cambiará drásticamente en un futuro cercano. Las empresas se enfrentan a la imperativa de prepararse para un mundo donde la IA será un comprador capaz y omnipresente.

Esto implica no solo la implementación de salvaguardias para proteger sus propios intereses, sino también la delicada tarea de no obstaculizar a aquellos consumidores que opten por adoptar y utilizar estas herramientas de inteligencia artificial en su experiencia de compra. El equilibrio entre la protección del negocio y la facilitación de la innovación se convierte en un desafío central para el comercio electrónico global.

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