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¿Está la publicidad más cuestionable llegando de forma excesiva a la población más vulnerable?

Un estudio concluye que sí: los anuncios abusan presentando mensajes a quienes son más vulnerables a lo que venden

Por Redacción - 8 Julio 2022

Uno de los últimos caballos de batalla normativos en términos publicitarios es el de qué tipo de mensajes se pueden lanzar – o no – a los niños. Los reguladores de varios países han ido activando sus alarmas, porque creen que la infancia – un colectivo vulnerable – está recibiendo un exceso de mensajes de productos de comida rápida y dulces, que los captan de forma irremediable. De hecho, existen ya propuestas para prohibir o reducir este tipo de acciones publicitarias en horarios o entornos que llegan solo a los más pequeños.

Pero ¿son los niños la única población vulnerable a la que los anuncios segmentan de forma activa y recurrente? O, por el contrario, ¿está la publicidad detectando grupos particularmente sensibles y apostando por llegar hasta ellos sea como sea con sus mensajes?

La normativa sobre la publicidad del juego y las apuestas online, que se aprobó en España no hace tanto tiempo, podría servir para visualizar que la respuesta a esa pregunta es que sí. Desde la estrategia de apertura de establecimientos al modo en el que se lanzaban los mensajes, buscaba conectar con un público sensible a ese tipo de reclamos.

Ahora, un estudio elaborado por investigadores del CUNY Urban Food Policy Institute estadounidense han detectado un patrón en la publicidad de comidas y bebidas. Los investigadores han estudiado qué tipo de anuncios se posicionan en los barrios de menos ingresos de la ciudad de Nueva York y cuáles lo hacen en los de más altos ingresos.

Sus conclusiones apuntan que la publicidad "depredadora" de productos de alimentación y bebida aparece de forma desproporcionada en los primeros. Es decir, van a por una población especialmente vulnerable al contenido de esos mensajes.

La barrera de ingresos

Los anuncios están en todas partes en esos barrios con rentas más bajas, especialmente cerca de los colegios públicos y de las casas protegidas. Las promociones acechan a esos consumidores en lugares clave y les venden grandes ofertas de productos con indicadores de salud muy bajos. Es decir, están metiéndoles por los ojos comida basura, pero con el reclamo de un precio muy competitivo, que funcionará de forma esperable en un mercado en el que los ingresos son una cuestión problemática.

"Nuestra investigación sugiere que si eres un neoyorkino viviendo o trabajando en barrio de bajos ingresos, estás expuesto a casi el doble de mensajes de marketing depredadores de comida y bebidas comparado con los neoyorkinos de comunidades de más altos ingresos", asegura el estudio. Esto tiene un impacto directo sobre la salud de la población de esos barrios, porque están mucho más rodeados de reclamos de productos poco saludables – que además resultan más accesibles que los productos más saludables.

Y, aunque el estudio está centrado en lo que ocurre en una ciudad concreta, puede ayudar a comprender qué pasa en líneas generales en términos de publicidad y comida más allá de Nueva York. Al fin y al cabo, lo que aporta este estudio es bastante similar a lo que ya han ido diciendo todo tipo de investigaciones sobre cómo se posiciona la comida basura en relación a los niños, por poner otro ejemplo.

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