Por Redacción - 11 Febrero 2025
El panorama de Gucci, la joya de la corona del gigante del lujo francés Kering, se presenta cada vez más incierto. Las recientes cifras financieras del grupo han dejado en evidencia una caída alarmante en las ventas de su marca más emblemática, lo que ha suscitado preocupación entre los analistas e inversores. En el cuarto trimestre de 2024, Kering reportó una caída del 12 por ciento en sus ventas orgánicas, alcanzando los 4.400 millones de euros, con Gucci siendo la principal causante de este desplome. Las ventas de la marca cayeron un 24 por ciento, con ingresos de solo 1.900 millones de euros, muy por debajo de las expectativas del mercado.
Esta situación ha llegado poco después del anuncio de la salida de Sabato De Sarno, director creativo de Gucci, quien estuvo al frente de la marca durante solo dos años. La noticia, que sorprendió a la industria de la moda, coincidió con la publicación de los resultados anuales de Kering. En ellos se detalló que el ingreso operativo de Gucci se desplomó un 51 por ciento, alcanzando solo 1.600 millones de euros. Sin embargo, la compañía destacó una ligera mejora en algunos mercados clave, como América del Norte y Asia-Pacífico, entre los trimestres tercero y cuarto, lo que sugiere que podría haber una oportunidad para una recuperación gradual.
El desafío para Kering no se limita únicamente a los problemas de Gucci. El grupo también se enfrenta a una desaceleración general del mercado del lujo, que ha afectado a sus otras marcas, como Saint Laurent y Bottega Veneta. La caída de los ingresos operativos del grupo en un 46 por ciento en 2024, con una deuda neta que se ha disparado a 10.500 millones de euros, refleja la difícil situación financiera de Kering. Las adquisiciones recientes, como la compra del perfumista Creed y un inmueble en Milán, han pesado significativamente en los resultados del grupo, lo que añade incertidumbre sobre su capacidad para recuperarse rápidamente.
En cuanto al desempeño de Kering en los mercados bursátiles, la compañía ha tenido un rendimiento inferior al de sus competidores más directos, como LVMH, Hermès y Richemont. Desde 2021, las acciones de Kering han experimentado una caída del 41 por ciento, lo que ha reducido su valor de mercado a 30.000 millones de euros. Mientras tanto, rivales como Richemont, propietario de Cartier, han superado las expectativas del mercado, gracias a un crecimiento sólido impulsado por el fuerte gasto de los consumidores estadounidenses en joyería de alta gama.
Según la OCDE, la industria global de falsificaciones de artículos de lujo se valora en alrededor de $450 mil millones anuales, lo que subraya la magnitud del problema. Gucci se encuentra entre las marcas más falsificadas del mundo, junto a Louis Vuitton y Rolex, con aproximadamente un 20% de los productos Gucci en circulación siendo réplicas.
Este mercado paralelo no solo afecta la percepción de exclusividad de Gucci, sino que también representa una pérdida económica considerable para el Grupo Kering, propietario de la marca. Las estimaciones indican que las pérdidas anuales de Kering debido a las falsificaciones ascienden a varios cientos de millones de euros. Un factor clave en la proliferación de estas falsificaciones es China, que produce aproximadamente el 70% de los productos Gucci falsificados a nivel global. Esta situación se ve exacerbada por el crecimiento del comercio electrónico, donde se calcula que cerca del 40% de los productos Gucci vendidos en plataformas online son falsificaciones.
Las redes sociales también han jugado un papel crucial en la expansión del mercado de falsificaciones. Los anuncios de productos Gucci falsificados en plataformas sociales han incrementado en un 35%, facilitando el acceso de los consumidores a estos artículos fraudulentos. Este auge de las réplicas, especialmente en plataformas digitales, plantea desafíos adicionales para Gucci, que debe lidiar con una competencia desleal que pone en riesgo tanto su imagen de exclusividad como sus ingresos. En respuesta a estos problemas, Gucci y su propietario Kering han intensificado sus esfuerzos para combatir las falsificaciones, implementando tecnologías de autenticación digital y reforzando la vigilancia en los canales de distribución. Sin embargo, el impacto financiero y reputacional de las falsificaciones sigue siendo una amenaza constante para la marca, que necesita encontrar nuevas formas de proteger su identidad y mantener su estatus como líder del lujo en un mercado cada vez más saturado.
A pesar de las dificultades que atraviesa Gucci, el problema parece radicar no solo en la desaceleración del mercado, sino también en la falta de una identidad clara de la marca. La marca ha sufrido una vulnerabilidad a los ciclos de tendencias y una desconexión con su base de clientes. En este contexto, la elección de un nuevo director creativo es vista como una pieza clave para revertir la situación. Sin embargo, algunos analistas sugieren que, incluso con un nuevo liderazgo, se necesitarán al menos tres o cuatro temporadas para que los efectos de los cambios se reflejen en los números de ventas.
A medida que Kering busca estabilizar su situación, el futuro de Gucci dependerá de una estrategia renovada que logre recuperar la confianza de los consumidores y restaurar el brillo de una marca que ha sido sinónimo de lujo y exclusividad durante décadas. Sin un liderazgo sólido y una propuesta de valor clara, el camino hacia la recuperación de Gucci parece largo y desafiante.