Por Redacción - 2 Septiembre 2025

Dos de los fenómenos más relevantes de este cambio de paradigma son, sin duda, el auge de las búsquedas sin clic, o "zero-click", y la progresiva disminución del alcance orgánico de las empresas en las redes sociales. Estas tendencias, lejos de ser barreras insuperables, están propulsando un resurgimiento notable de canales que en el pasado habían cedido protagonismo, siendo el email marketing el principal beneficiario de esta transformación. El correo electrónico se reivindica como una herramienta fundamental, al ofrecer un espacio de comunicación directa y controlada que se ha vuelto invaluable en el contexto actual.

El fenómeno "zero-click" ha sido impulsado principalmente por los motores de búsqueda, especialmente Google. Las mejoras en sus algoritmos y la implementación de funcionalidades como los fragmentos destacados, los paneles de conocimiento y las respuestas directas de la IA en la página de resultados, han hecho que una parte significativa de las consultas de los usuarios no requiera un clic para obtener una respuesta. De hecho, datos recientes de 2025 señalan que las búsquedas sin clic representaron un 65% de todas las búsquedas de Google a nivel global durante 2024, una cifra que se proyecta que superará el 70% en 2025.

En el ámbito móvil, la situación es aún más pronunciada, con más del 75% de las búsquedas móviles en Google resultando en resultados sin un clic.

Para las empresas, esto representa una pérdida de un canal tradicionalmente crucial para la adquisición de clientes y la visibilidad de la marca. Si bien el contenido se posiciona, la interacción con el usuario no se traduce en una visita al sitio, lo que dificulta la conversión y la construcción de bases de datos propias. Este cambio es tan significativo que, según un informe de Similarweb de julio de 2025, la cuota de búsquedas sin clic ha crecido del 56% al 69% en tan solo un año desde el lanzamiento de las descripciones generales de IA de Google en mayo de 2024.

De manera paralela, las redes sociales han intensificado sus esfuerzos por retener a los usuarios dentro de sus plataformas. La priorización de contenidos nativos, como los carruseles, los vídeos cortos y los hilos informativos que ofrecen valor completo sin necesidad de salir de la aplicación, ha llevado a una caída del "engagement" y del tráfico saliente. Los algoritmos de plataformas como Instagram o TikTok penalizan con frecuencia los enlaces externos, priorizando la retención interna de la audiencia.

Este cambio de estrategia ha generado una situación en la que las marcas invierten considerables recursos en la creación de contenido para redes sociales, obteniendo a cambio un control limitado sobre el mensaje, la audiencia y la conversión. La visibilidad se vuelve efímera y dependiente de los caprichos del algoritmo, lo que disminuye la capacidad de las empresas para establecer una relación duradera con sus seguidores. En 2025, el promedio de alcance orgánico de una publicación de Instagram ha caído a un mínimo de 3.5% del total de seguidores, mientras que en Facebook la cifra es aún más desalentadora, con un promedio del 1.65%. Estos datos demuestran que, a menos que se invierta en publicidad pagada, una porción minúscula de la audiencia de una marca realmente ve sus publicaciones. La audiencia es, en esencia, "alquilada" a la plataforma, no una base de datos propia.

El email marketing vuelve a reclamar su trono

Frente a este doble desafío, el email marketing emerge como la respuesta estratégica más sólida. A diferencia de las búsquedas o las redes sociales, el correo electrónico permite a las empresas establecer una conexión directa y personal con cada suscriptor. Una vez que un usuario opta por recibir comunicaciones por correo, la marca obtiene un acceso sin intermediarios a su bandeja de entrada, un espacio que se percibe como íntimo y personal. Esta relación de confianza no está sujeta a los cambios de algoritmo ni a la pérdida de visibilidad que afectan a otros canales. El control total sobre el mensaje, el diseño, la segmentación y el momento de envío permite una personalización mucho más profunda y eficaz. Las campañas pueden diseñarse para nutrir clientes potenciales, fidelizar a la base de usuarios existente y dirigir la venta de una manera mucho más precisa que a través de una publicación genérica en redes sociales o una respuesta "zero-click" en un motor de búsqueda.

La formalidad y la capacidad de segmentación del correo electrónico se convierten en sus mayores ventajas competitivas.

Mientras que el contenido en redes sociales debe ser breve y visualmente impactante para captar la atención de manera fugaz, el email ofrece el espacio para un desarrollo más profundo y estructurado. Las marcas pueden contar historias, ofrecer tutoriales detallados, presentar estudios de caso o compartir información exclusiva, construyendo así una autoridad y una credibilidad que trascienden la mera interacción. Además, la capacidad de automatización del email marketing permite crear flujos de comunicación personalizados que se activan según el comportamiento del usuario, desde correos de bienvenida hasta recordatorios de carritos abandonados. Estas automatizaciones, junto con la segmentación detallada, se traducen en un retorno de inversión (ROI) notablemente alto.

Diversos estudios de la industria de 2024 y 2025 han colocado el ROI promedio del email marketing entre $36 y $42 por cada dólar invertido. Este dato lo posiciona muy por encima de otros canales digitales, superando el ROI de la publicidad pagada en redes sociales por un margen significativo. Además, los emails con líneas de asunto personalizadas tienen un 26% más de probabilidades de ser abiertos, y el 81% de las pequeñas empresas lo citan como su principal canal de retención de clientes.

El correo electrónico ha trascendido su propósito original como simple herramienta de comunicación para convertirse en un pilar fundamental de la estrategia de marketing digital.

A diferencia de las plataformas sociales, cuyo alcance y reglas están sujetos a los caprichos de algoritmos y políticas corporativas, el email marketing ofrece una vía de comunicación directa, sin intermediarios. Esta independencia es lo que le otorga su valor principal, permitiendo a las marcas construir y nutrir relaciones a largo plazo con su audiencia, al margen de las fluctuaciones que puedan ocurrir en el ecosistema digital. No se trata solo de enviar mensajes, sino de cultivar una comunidad, de establecer una conversación bilateral que se percibe como personal y relevante.

La construcción de una base de datos de correos electrónicos se asemeja a la edificación de un activo digital propio. Cada suscriptor representa un permiso explícito para iniciar una conversación, un voto de confianza que no puede darse por sentado. A diferencia de un seguidor en una red social, cuyo acceso puede ser revocado o limitado sin previo aviso, un suscriptor de correo electrónico es un contacto al que se puede llegar directamente y en cualquier momento. Este control sobre la audiencia permite a las marcas sortear las restricciones de alcance orgánico que a menudo asfixian la visibilidad en otras plataformas. Además, el email marketing proporciona métricas detalladas que permiten un análisis preciso del rendimiento. Desde las tasas de apertura y clics hasta las conversiones, cada interacción ofrece una oportunidad para optimizar futuras campañas. Este ciclo de prueba y mejora constante asegura que la estrategia evolucione de manera inteligente, maximizando el retorno de la inversión.

La inteligencia artificial está transformando el email marketing al convertirlo en una herramienta más personalizada y eficiente.

En lugar de enviar mensajes genéricos, la IA analiza el comportamiento de los suscriptores para crear perfiles detallados, lo que permite una segmentación más precisa y la creación de contenido dinámico adaptado a cada persona. Además, optimiza el momento exacto en que se envía cada correo para maximizar las tasas de apertura. Además de la personalización, la IA potencia el email marketing a través de la automatización inteligente. Esto incluye la activación automática de flujos de trabajo basados en el comportamiento del usuario, la predicción de su ciclo de vida para evitar la inactividad y la mejora de la calidad de las listas de correo. Este nivel de automatización libera a los equipos de marketing para que se centren en la estrategia, en lugar de en tareas manuales repetitivas.

Los esfuerzos en SEO "zero-click" y en redes sociales ahora se reorientan, en muchos casos, a incentivar la suscripción a una newsletter o la descarga de un recurso a cambio de una dirección de correo, reconociendo que la posesión de una base de datos propia es el activo más sólido en una era donde la visibilidad y el tráfico de terceros son cada vez más impredecibles y costosos. Este enfoque otorga a las empresas la autonomía necesaria para no depender de plataformas externas, asegurando que su voz y sus mensajes lleguen directamente a quienes realmente les importan.

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