Por Redacción - 9 Octubre 2025
La marca empleadora está experimentando una metamorfosis ineludible. En este momento, marcado por la disrupción acelerada que impulsa la inteligencia artificial y una acentuada escasez de talento especializado, las corporaciones se encuentran ante un imperativo que trasciende la mera gestión de recursos humanos: atraer y, fundamentalmente, fidelizar a sus profesionales en estructuras corporativas que se modifican a un ritmo vertiginoso.
La ecuación es compleja si se considera que, mientras un abrumador 92% de las organizaciones globales proyecta incrementar su inversión en IA durante los próximos tres años, una cifra que apenas alcanza el 1% de sus líderes considera que su implementación de IA generativa ha alcanzado un grado de madurez significativo. A esto se añade un fenómeno de movilidad laboral que se intensifica: cerca de cuatro de cada diez empleados a nivel mundial, específicamente el 38%, anticipan la posibilidad de cambiar de puesto de trabajo en el transcurso de los próximos doce meses, según indican diversos estudios. El reto no reside solo en la adaptación tecnológica, sino en redefinir el contrato emocional y profesional con el capital humano en un escenario de incertidumbre creciente.
La marca empleadora como un sistema vivo de adaptación
En este contexto de transformaciones profundas, LLYC, la consultora global de Marketing y Corporate Affairs, ha puesto el foco en esta realidad a través de su informe "Reimaginando el Employer Branding en la era de la IA". Este análisis no solo disecciona cómo la irrupción tecnológica, el movimiento del talento y la convivencia de diversas generaciones están redefiniendo las estrategias de atracción y retención, sino que propone una visión radicalmente nueva. El documento argumenta con autoridad que la marca empleadora no puede persistir como una simple declaración o una promesa estática; debe evolucionar hacia un sistema orgánico y activo que incorpore de manera continua la escucha, la capacidad de adaptación y la innovación. Se sugiere que su funcionamiento se inspire directamente en la lógica intrínseca de los modelos de lenguaje de inteligencia artificial (LLMs) para alcanzar experiencias laborales que sean genuinas, intrínsecamente humanas y sostenibles a largo plazo. Este enfoque posiciona a la cultura corporativa no como un destino, sino como un proceso constante de diálogo y refinamiento, donde la autenticidad y la transparencia se convierten en sus pilares esenciales para afrontar los desafíos del mañana.
Claves de employer branding inspiradas en la fluidez de la IA
Para guiar a las organizaciones en esta transición, el informe de LLYC destila una serie de claves esenciales de Employer Branding que se nutren de la filosofía operativa de los modelos de IA. Estas directrices destacan la necesidad de una Iteración constante, exigiendo que la Propuesta de Valor al Empleado (EVP) se conciba como un sistema que evoluciona continuamente, lejos de la rigidez de una campaña cerrada. Este dinamismo se complementa con la Contextualización radical, que obliga a la empresa a modular sus mensajes, adaptándolos no solo al momento vital específico en el que se encuentra el profesional, sino también al matiz cultural inherente a cada equipo. Es crucial, por tanto, una Claridad narrativa que inste a abandonar los slogans genéricos en favor de una comunicación articulada con un propósito claro y definido.
Además, se subraya la Conversacionalidad y la necesidad de establecer canales bidireccionales de diálogo que sean reales y significativos, transformando la interacción de un proceso burocrático a una conversación fluida. El Aprendizaje adaptativo se alza como pilar, elevando la toma de decisiones al basarla en insights profundos extraídos directamente de la experiencia del talento. Un giro fundamental lo proporciona la Imperfección como valor, que humaniza la marca empleadora al priorizar la honestidad y la transparencia sobre la comunicación de promesas inalcanzables.
La Curiosidad como motor promueve de forma activa el aprendizaje continuo, convirtiéndolo en un componente central e innegociable de la propuesta de valor. Esto facilita la Fluidez en los recorridos, que aboga por el diseño de experiencias laborales que rompan con la rigidez lineal, adoptando en su lugar una estructura más circular y adaptable a las trayectorias no convencionales.
Finalmente, la Confianza basada en la utilidad enfatiza la construcción de un vínculo sólido a partir de elementos tangibles y concretos, superando la dependencia de lo puramente aspiracional. Tal como expresó David González Natal, Socio y Director General para la región Norte de América Latina en LLYC, “El Employer Branding del futuro se diseña desde la conversación. Las compañías que aprendan a iterar con su talento, como lo hacen los modelos de IA, serán las que logren construir culturas más humanas, sostenibles y competitivas”. Este planteamiento reafirma a la IA no solo como una tecnología disruptiva, sino como un modelo inspirador para un nuevo liderazgo que fomenta la conexión y la autenticidad en el tejido corporativo.











