
Por Redacción - 5 Mayo 2025
Actualmente, los roles del Director de Marketing (CMO) y del Director Tecnológico (CTO) han dejado de ser compartimentos estancos para convertirse en figuras interdependientes, claves en la evolución y competitividad del negocio. Aunque históricamente separados por sus competencias —el primero orientado al cliente y la marca, el segundo a la infraestructura tecnológica y la innovación—, hoy están inevitablemente "condenados a entenderse". Esta coexistencia estratégica, más que una opción, se ha convertido en una exigencia para las organizaciones que buscan crecer de forma sostenible en la era digital.
Los datos económicos ya revelan el peso específico de cada figura. En la mayoría de los mercados, los CTOs perciben un salario entre un 15 y un 20% superior al de los CMOs, reflejo del valor creciente que se le otorga a la infraestructura tecnológica en la toma de decisiones corporativas. Sin embargo, la presencia de ambos cargos en las grandes empresas es prácticamente paralela: un 78% de las compañías que integran la lista Fortune 500 cuentan con estas dos figuras en su cúpula directiva. En el ecosistema startup, sin embargo, se mantiene una clara preferencia inicial por la tecnología: un 65% incorpora un CTO desde su fundación, mientras que apenas el 35% da el mismo peso inicial al marketing.
Las tensiones entre ambos perfiles no son anecdóticas, sino estructurales
El 72% de las empresas reconocen enfrentarse a desafíos significativos de comunicación entre los departamentos de marketing y tecnología. No obstante, cuando se supera esa barrera, los beneficios son evidentes: en iniciativas de transformación digital, la colaboración entre CMO y CTO incrementa en un 43% la probabilidad de éxito del proyecto. De hecho, aquellas organizaciones que han logrado una integración operativa efectiva entre ambos ámbitos generan un 25% más de ingresos que aquellas que siguen operando en silos funcionales.

Este diálogo forzado se intensifica con la irrupción de la inteligencia artificial dado que la IA, lejos de ser un mero recurso técnico, se ha convertido en el nuevo campo de juego donde confluyen marketing y tecnología. Para el CMO, la IA representa una disrupción profunda y estructural: el 87% de las tareas tradicionales del marketing —desde la segmentación hasta la generación de contenidos— están siendo automatizadas o potenciadas por herramientas basadas en IA. Esta transformación no es gradual, sino abrupta. El 76% de los CMOs afirma haberse visto obligado a adaptarse significativamente a nuevas tecnologías de IA en los últimos doce meses, redibujando su papel dentro de la organización.
Los departamentos de marketing están destinando ya un 35% de su presupuesto total a soluciones basadas en IA, lo que pone de manifiesto no solo la magnitud del cambio, sino también la velocidad con la que se está produciendo.
Se estima que el 69% de las actividades de segmentación y análisis de audiencia están ahora automatizadas, lo que ha permitido un aumento del 230% en la capacidad de personalizar contenidos a escala. Además, el 63% de las campañas ya integran herramientas predictivas, y los tiempos de creación de contenido se han reducido un 45% gracias a soluciones generativas. Para el CTO, en cambio, la transformación inducida por la IA es más moderada en su impacto, aunque no menos relevante. El 54% de estos directivos considera la IA como una herramienta más dentro del ecosistema tecnológico que gestionan, y solo el 22% de sus responsabilidades actuales están directamente relacionadas con su implementación técnica. En su caso, el cambio ha sido menos radical y más enfocado en la supervisión, integración y escalabilidad de soluciones inteligentes, sin que eso suponga una redefinición completa del rol como sí ocurre en marketing.
Esta asimetría en la magnitud del impacto ha provocado un fenómeno interesante: la aceleración de una convergencia real entre ambos perfiles. La IA está obligando especialmente al CMO a convertirse en un rol más técnico, a menudo liderando decisiones que requieren comprensión profunda de herramientas digitales, algoritmos y automatización de procesos. Al mismo tiempo, el CTO se ve cada vez más presionado a comprender mejor las necesidades comerciales, la experiencia del cliente y los indicadores de valor de marca. Esta convergencia se refleja en los organigramas: el 41% de las empresas están creando posiciones híbridas —como el Chief Digital Officer— que combinan competencias de ambos mundos.
En los últimos dos años la brecha de conocimiento tecnológico entre CMOs y CTOs se ha reducido
Los datos confirman esta fusión de habilidades. En los últimos dos años, la brecha de conocimiento tecnológico entre CMOs y CTOs se ha reducido un 23%, y los equipos con mejores resultados muestran un 58% más de integración funcional entre sus departamentos de marketing y tecnología. La evolución de estos roles también se evidencia en la formación continua. Hoy, el 62% de los CMOs cuenta con formación técnica complementaria, y el 41% de los CTOs ha realizado estudios relacionados con marketing o gestión empresarial. Esta doble alfabetización responde a una necesidad: entender el lenguaje del otro para colaborar eficazmente.

Las escuelas de negocio están respondiendo al mismo tiempo: han incrementado en un 56% las asignaturas centradas en la convergencia entre tecnología y marketing, adaptando sus planes de estudio a una realidad profesional cada vez más híbrida y atravesada por la inteligencia artificial como eje transversal. En paralelo, las empresas aumentan en un 35% su inversión en tecnologías que permiten la integración funcional entre ambos departamentos, desde plataformas de datos compartidos hasta soluciones de IA generativa que cruzan insights de cliente con lógica predictiva.
La IA no solo acelera procesos: redefine la relación entre estrategia de marca y arquitectura tecnológica.
Los modelos generativos de lenguaje, la automatización de contenido, los sistemas de recomendación y el análisis predictivo son hoy parte integral de cualquier plan de marketing ambicioso, y requieren una base tecnológica sólida, gobernada de manera eficiente y segura. Por ello, ya no se trata de que el marketing "pida" y la tecnología "ejecute", sino de diseñar conjuntamente, desde el inicio, las soluciones que construyan ventaja competitiva sostenible.
Objetivamente, la relación entre el CMO y el CTO ya no puede leerse como un simple ejercicio de convivencia corporativa, sino como una alianza estratégica que determina el éxito o el estancamiento de una organización. En la medida en que ambos perfiles aprendan a entenderse —no solo a comunicarse—, el negocio encontrará el equilibrio necesario entre innovación técnica y orientación al cliente. Porque en el siglo XXI, ninguna marca puede construirse sin tecnología, ninguna tecnología tiene sentido sin una narrativa de valor, y ninguna transformación será real sin inteligencia artificial como lenguaje común.

