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Empresas chinas aceleran su expansión global mediante la adquisición de marcas automovilísticas europeas

La presencia de marcas automovilísticas chinas en Europa, ya sea mediante adquisiciones o iniciativas propias, representa una transformación profunda del panorama automotor.

Por Redacción - 5 Mayo 2025

En los últimos años, las empresas chinas han adoptado una estrategia activa de adquisición de marcas automovilísticas europeas con el objetivo de acceder a tecnología avanzada, diseños consolidados, redes de distribución establecidas y el prestigio de marcas reconocidas. Esta estrategia ha sido clave para acelerar su expansión internacional, especialmente en el competitivo mercado europeo. Un caso emblemático de este enfoque es la adquisición de la histórica marca británica MG (Morris Garages) por parte de SAIC Motor. Bajo la dirección de SAIC, MG ha experimentado un renacimiento, con la producción de nuevos modelos en China que han sido bien recibidos en Europa, sobre todo en el segmento de vehículos eléctricos.

Otro ejemplo importante es la compra de Volvo Cars por parte de Geely Holding en 2010, así como su adquisición posterior de una participación mayoritaria en Lotus Cars. Geely ha proporcionado los recursos necesarios para la innovación y el desarrollo de modelos de alta gama, fomentando también la creación de nuevas submarcas como Polestar, centrada en vehículos eléctricos de alto rendimiento. SAIC también adquirió la marca LDV, especializada en vehículos comerciales, manteniéndola activa en el segmento de furgonetas.

Además de estas adquisiciones, muchas empresas chinas han optado por invertir en la construcción de plantas de producción en suelo europeo.

Esta estrategia les permite evitar aranceles de importación y beneficiarse de incentivos locales. BYD, por ejemplo, ha anunciado la creación de dos fábricas en Hungría como parte de su plan de expansión. Por su parte, Chery Auto iniciará la producción de vehículos en las instalaciones de la antigua planta de Nissan en Barcelona, en asociación con la empresa española Ebro-EV Motors. Leapmotor, otra firma china, fabricará sus vehículos eléctricos en Polonia mediante una alianza con Stellantis, lo cual representa un acceso más ágil a la infraestructura europea. También SAIC, que ha cosechado éxito con MG, contempla la instalación de una planta de producción en Europa, considerando a España como una de las opciones más probables.

Al mismo tiempo, marcas chinas como BYD, NIO, Xpeng y Great Wall Motors están entrando en Europa con sus propias identidades, con una fuerte apuesta por los vehículos eléctricos y la tecnología avanzada.

Algunas marcas como Denza, inicialmente una empresa conjunta entre BYD y Mercedes-Benz, ahora totalmente propiedad de BYD, buscan posicionarse en el segmento premium del mercado europeo. Esta expansión se refleja también en el incremento sostenido de las importaciones de automóviles procedentes de China hacia la Unión Europea, con un peso creciente de los vehículos eléctricos.

Las empresas chinas están adoptando estrategias mixtas que combinan adquisiciones de marcas europeas, la introducción directa de sus propias marcas y la localización de la producción. Esta expansión ha sido observada de cerca por las autoridades europeas. La Comisión Europea ha abierto una investigación sobre las posibles subvenciones estatales chinas en el sector de los vehículos eléctricos, lo que podría derivar en la imposición de nuevos aranceles. Esta situación está empujando a los fabricantes chinos a establecer fábricas locales para mitigar los riesgos comerciales y mantener su competitividad.

Cuando las marcas chinas adquieren fabricantes automovilísticos europeos, no solo compran fábricas o líneas de producción, sino un conjunto valioso de activos estratégicos que van mucho más allá de lo tangible.

Uno de los más importantes es la reputación de la marca. Las empresas europeas suelen contar con décadas de historia y prestigio acumulado, lo que representa un capital de confianza y reconocimiento difícil de construir desde cero. Al adquirir una marca como Volvo, MG o Lotus, las compañías chinas heredan automáticamente esa credibilidad en mercados donde aún son percibidas como nuevas o desconocidas.

Las empresas chinas se sienten atraídas por la oportunidad de acceder a valiosos conocimientos técnicos y de diseño europeos, así como a la reputación y el reconocimiento de marca que las firmas europeas han construido a lo largo del tiempo. Esto les permite aprovechar una infraestructura de distribución y servicios postventa ya establecida, lo que les otorga una ventaja significativa al poder introducir sus vehículos en el mercado sin tener que construir una red desde cero. A su vez, estas adquisiciones les proporcionan el conocimiento técnico acumulado, que incluye experiencia en diseño, ingeniería, cumplimiento de normativas europeas y procesos industriales avanzados, lo cual es esencial para competir en un mercado tan regulado y competitivo. Además, al comprar marcas europeas, las empresas chinas tienen la oportunidad de posicionarse estratégicamente en el creciente mercado de vehículos eléctricos, un sector en el que China ya lidera a nivel mundial.

La presencia de marcas automovilísticas chinas en Europa, ya sea mediante adquisiciones o iniciativas propias, representa una transformación profunda del panorama automotor. Combinando la experiencia industrial europea con la capacidad tecnológica y productiva china, estas empresas están reconfigurando la competencia en uno de los mercados más exigentes del mundo. Al mismo tiempo, se enfrentan al desafío de adaptarse a un entorno regulatorio cambiante y a un creciente escrutinio por parte de las instituciones europeas.

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