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La nueva hegemonía del automóvil chino: el asalto a la fortaleza europea

La percepción del coche como un simple medio de transporte, despojado de gran parte de su carga simbólica histórica, beneficia directamente a estas marcas, que ofrecen soluciones avanzadas sin la prima de precio asociada a fabricantes tradicionales.

Por Redacción - 27 Octubre 2025

La cartografía del mercado automovilístico español ha sido redibujada a un ritmo vertiginoso en los últimos dos años, consolidando la penetración de los fabricantes de origen asiático. Este movimiento no se limita a una mera adición de alternativas de compra, sino que constituye una transformación estructural impulsada por una propuesta de valor agresiva que conjuga tecnología, electrificación y una política de precios calculada. La irrupción y asentamiento de marcas como MG (propiedad del coloso SAIC Motors), BYD y el Grupo Chery, con sus enseñas Omoda y Jaecoo, está marcando un punto de inflexión difícil de ignorar, traduciéndose en resultados financieros que ya superan las expectativas más optimistas del sector.

El impacto económico de estas firmas en el territorio ibérico se mide con cifras de calado. Conjuntamente, las operaciones de los tres grandes grupos en España —SAIC, BYD y Chery— impulsaron sus ingresos por encima de los 900 millones de euros durante el pasado ejercicio 2024, una hazaña que subraya la rapidez con la que han cimentado su base comercial. Esta facturación se sustentó en un volumen de ventas que alcanzó las 45.048 unidades solo en ese año, lo que representaba entonces un notable 4% de las matriculaciones totales.

Un dato aún más elocuente se desprende del análisis de las filiales: la suma de sus beneficios brutos alcanzó los 34,5 millones de euros, demostrando que esta expansión no solo es de volumen, sino también de rentabilidad. Mirando al presente, el crecimiento es constante y acelerado; los vehículos de procedencia china han duplicado su cuota de mercado en solo doce meses y, hasta la fecha de hoy, octubre de 2025, ya representan cerca del 10% del total de las matriculaciones nacionales. Esta cifra evidencia una aceptación cultural del producto que desmantela prejuicios históricos sobre la calidad de la manufactura asiática, redefiniendo las preferencias del consumidor español.

Las estrategias que definen a los nuevos protagonistas del motor

El éxito de cada casa automovilística china responde a una estrategia singular y bien definida, aunque todas comparten la audacia como eje central. MG, con la fuerza de SAIC Motors detrás, es un claro ejemplo de cómo una marca con pasado británico, revitalizada con capital asiático, supo anticiparse y allanar el terreno para sus competidores. Desde su aterrizaje en 2021, MG ha cultivado una reputación basada en ofrecer modelos muy equipados a precios asequibles, actuando como la punta de lanza que demostró al mercado que la relación calidad-precio china era insuperable en ciertos segmentos. Su estrategia, de menor electrificación inicial pero con un amplio abanico de modelos de combustión y etiqueta ECO, le permitió escalar posiciones rápidamente y acumular una cuota significativa de ventas totales. Sus cifras en Europa son sólidas, liderando el volumen de ventas entre sus compatriotas.

Por otra parte, BYD, un auténtico gigante global que superó recientemente a Tesla en la producción de vehículos eléctricos, ha optado por una aproximación más purista y tecnológicamente disruptiva. Su foco es inequívoco: el vehículo eléctrico de batería. En España, su crecimiento es espectacular, con matriculaciones acumuladas hasta septiembre de este año que superan las 16.600 unidades, lo que se traduce en un incremento interanual del 577%. BYD no solo vende coches; vende su propia tecnología, como la afamada Blade Battery, que promete seguridad y gran autonomía. El mercado español ha acogido con fervor modelos como el Dolphin o el Atto 3, y la marca mantiene una seria candidatura para instalar su tercera planta de producción europea en España, un movimiento que sellaría su compromiso a largo plazo con el continente y generaría un impacto socioeconómico considerable.

El tercer gran jugador es el Grupo Chery, que ha irrumpido con una doble ofensiva de marcas: Omoda y Jaecoo. Omoda Motors Spain, constituida a principios de 2024, refleja la naturaleza ágil de estas organizaciones al poner rápidamente en el mercado modelos como el Omoda 5. Esta estrategia de lanzamiento rápido y de implantación de una amplia red comercial ha generado frutos inmediatos. Ambas marcas registraron crecimientos de ventas superiores al 1.000% en 2024, con Omoda rozando las 8.000 unidades y Jaecoo superando el millar, cifras que en el sector se tildan de "meteóricas".

El movimiento del Grupo Chery no solo se centra en la venta directa, sino también en la inversión local, como demuestra su papel en la resurrección industrial de la marca Ebro, lo que confiere a su operación una dimensión más allá de la mera importación. Este despliegue táctico, con estructuras de personal que, a finales de 2024, ya sumaban más de un centenar de empleados entre las filiales de los tres grupos, ilustra el compromiso de establecer raíces profundas en la península.

La transformación del consumidor y el desafío de la infraestructura

El consumidor de vehículos en España ha adoptado una postura pragmática que favorece la eficiencia y la tecnología accesible. La percepción del coche como un simple medio de transporte, despojado de gran parte de su carga simbólica histórica, beneficia directamente a estas marcas, que ofrecen soluciones funcionales y avanzadas sin la prima de precio asociada a los fabricantes tradicionales de occidente. La tendencia se observa también a escala continental; las marcas chinas, incluidas estas tres grandes y otras firmas menores, ya representan un 8% de las ventas totales de coches en Europa, con incrementos de tres dígitos en muchos casos, como el 308% de BYD o el 862% de Chery en términos de matriculaciones europeas.

Este éxito, sin embargo, plantea desafíos relevantes más allá de la esfera comercial. La velocidad de la electrificación, abanderada por BYD y MG en el segmento eléctrico, exige una respuesta igualmente rápida en el desarrollo de infraestructura de recarga pública. Además, la presión sobre los fabricantes europeos para ajustar sus márgenes y acelerar sus propias hojas de ruta eléctricas es palpable. La industria española, anclada en una tradición de ensamblaje de grandes grupos occidentales, se encuentra ahora ante una nueva realidad que exige flexibilidad y adaptabilidad. Las marcas chinas no solo están vendiendo coches; están exportando una nueva forma de hacer automoción, más orientada a la tecnología de la batería y a ciclos de desarrollo de producto más cortos, marcando un ritmo al que todo el sector deberá amoldarse si desea mantener su relevancia en la próxima década del transporte personal.

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