Por Redacción - 17 Septiembre 2025
La tecnología cuántica se perfila como el próximo gran salto evolutivo para la industria del marketing, marcando una transición comparable en magnitud a la que se vivió con la irrupción de la inteligencia artificial.
Mientras los especialistas del sector han pasado años afinando sus estrategias y herramientas en el ámbito de la IA, ahora se asoman al horizonte de la computación cuántica, una disciplina que promete transformar por completo la forma en que se analizan los datos, se personalizan las experiencias y se optimizan las campañas. Esta nueva frontera tecnológica, aún en sus fases iniciales de adopción, introduce principios de superposición y entrelazamiento que permiten a las computadoras procesar una cantidad masiva de información a velocidades y con una complejidad inalcanzables para los sistemas binarios tradicionales. Esto no es solo una mejora incremental, sino un cambio de paradigma que desafía las bases de la informática clásica.
Los datos del primer trimestre de 2025 revelan que la inversión en empresas de computación cuántica ha superado los 1,25 mil millones de dólares, lo que representa un aumento del 128 % con respecto al mismo período del año anterior. Este notable incremento, junto a la inversión privada, que ha crecido un 183 % en el último año, subraya el creciente interés y la confianza en el potencial comercial de esta tecnología. Países como Japón han anunciado una inversión de 7.400 millones de dólares, y en China, se ha establecido un fondo de capital de riesgo que movilizará hasta 138 mil millones de dólares en campos de vanguardia como la IA y la tecnología cuántica, lo que demuestra un compromiso a gran escala a nivel global.
La verdadera promesa de la computación cuántica para el marketing reside en su capacidad para resolver problemas de optimización de una complejidad astronómica.
Los especialistas en marketing digital a menudo se enfrentan a decisiones que involucran una miríada de variables interconectadas: la asignación de presupuestos entre múltiples canales, la personalización de mensajes para millones de usuarios con preferencias diversas, la optimización de rutas de entrega o la gestión de la cadena de suministro. Para un ordenador clásico, encontrar la solución óptima a estos dilemas se convierte en una tarea prohibitiva, incluso con los algoritmos más sofisticados.

Un ordenador cuántico, por su naturaleza, puede explorar un número exponencial de posibles soluciones simultáneamente. Esto significa que los algoritmos de optimización podrían descubrir las combinaciones más eficientes y rentables en una fracción del tiempo, permitiendo a las marcas reaccionar con agilidad a las fluctuaciones del mercado y las preferencias del consumidor en tiempo real.
En el corazón de esta revolución potencial está la personalización a escala hipergranulada. La segmentación de audiencias ha evolucionado desde los grupos demográficos amplios hasta la segmentación conductual y contextual impulsada por la IA. Sin embargo, la computación cuántica promete llevar esto a un nivel sin precedentes, analizando millones de puntos de datos de forma simultánea para crear perfiles de consumidor tan detallados que cada individuo podría recibir una experiencia de marca única y perfectamente adaptada a sus gustos, historial y contexto momentáneo. No se trataría ya de identificar grupos de personas con intereses similares, sino de entender las motivaciones subyacentes de cada persona, anticipando sus necesidades y ofreciendo el producto o servicio adecuado en el momento justo. Esta capacidad de predicción avanzada, alimentada por el inmenso poder de cálculo cuántico, podría redefinir el concepto de marketing relacional.
La computación cuántica sigue siendo una tecnología emergente, con costos y requerimientos de infraestructura que la hacen inaccesible para la gran mayoría de las empresas en la actualidad.
La transición no será inmediata ni sencilla, y exigirá a los profesionales del marketing una reconceptualización de sus habilidades y conocimientos. No basta con dominar el análisis de datos tradicional; será necesario entender los principios de la mecánica cuántica y su aplicación en la resolución de problemas de negocio. Además, las implicaciones éticas y de privacidad que surgen al manejar datos con este nivel de sofisticación serán un punto crucial a abordar. Las empresas deberán asegurarse de que el uso de estas herramientas se realice de manera responsable y transparente, respetando siempre la privacidad del usuario, para evitar una reacción adversa del público y de los reguladores.
La implementación de la computación cuántica en el marketing es un camino que apenas comienza.
En lugar de desplazar a la inteligencia artificial, se prevé que ambas tecnologías coexistan y se complementen. La IA continuará siendo fundamental para automatizar procesos, analizar datos estructurados y generar contenidos, mientras que la computación cuántica se dedicará a resolver los problemas más complejos y a descifrar patrones ocultos en grandes conjuntos de datos, actuando como el motor de optimización supremo. Esta sinergia podría potenciar las capacidades actuales de los equipos de marketing, liberándolos de las tareas más rutinarias y permitiéndoles concentrarse en la estrategia, la creatividad y la conexión humana. El futuro del marketing, por lo tanto, no es solo sobre la tecnología, sino sobre cómo esta tecnología nos permite ser más humanos en la forma en que nos comunicamos y conectamos con los demás.
El desarrollo de la computación cuántica también podría transformar la investigación de mercado.
Actualmente, los estudios a menudo se basan en encuestas y análisis de grupos focales, métodos que, si bien son valiosos, tienen limitaciones en su capacidad para capturar la complejidad de las decisiones de compra en el mundo real. Con la tecnología cuántica, sería posible modelar escenarios de mercado con una fidelidad sin precedentes, simulando el comportamiento de millones de consumidores y la interacción entre diferentes variables como la competencia, los precios y las promociones. Esto permitiría a las empresas probar estrategias de marketing de manera virtual antes de lanzarlas, identificando los puntos débiles y las oportunidades de crecimiento con una precisión que hoy solo se puede soñar. La toma de decisiones estratégicas dejaría de ser una mezcla de intuición y análisis de datos para convertirse en un proceso basado en predicciones casi infalibles, lo que representa una ventaja competitiva sin igual para quienes se atrevan a explorar esta frontera.
Por otro lado, la llegada de la computación cuántica para el marketing también plantea desafíos en términos de talento. Las empresas no solo necesitarán invertir en la tecnología, sino también en la capacitación de su personal y en la contratación de expertos con un perfil híbrido, que combine el conocimiento del marketing con la comprensión de la física cuántica. Este nuevo perfil profesional, el “marquetero cuántico”, será clave para traducir el inmenso poder de las máquinas en valor real para el negocio. La falta de este talento podría ser el principal cuello de botella para la adopción masiva de la tecnología, obligando a las empresas a colaborar con universidades e instituciones de investigación para desarrollar los programas de estudio y las herramientas necesarias. La inversión en capital humano será tan importante como la inversión en hardware, ya que sin la capacidad para interpretar y aplicar los resultados, la tecnología cuántica será solo una promesa vacía.












