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¿En quiénes confían y a quienes consideran "influencers" los consumidores?

Por ello, los consumidores se fían ahora de personas y personajes completamente diferentes que lo que ocurría años y décadas atrás.

Por Redacción - 1 Junio 2016

En la era de internet hay una palabra que se ha puesto de moda. Es el término influencer. Las marcas están intentando comprender cómo funciona ese nuevo panorama y están intentando comprender qué es lo que realmente conecta con los consumidores y lo que modifica sus hábitos de consumo. La red ha modificado las relaciones entre unos y otros y ha hecho que las cosas sean ligeramente distintas. Si antes los consumidores hacían caso a lo que decían los famosos y querían consumir las mismas cosas que ellos destacaban, ahora el equilibrio de lo que importa y lo que interesa es ligeramente distinto. Cada vez se valora más la opinión de la gente de la calle y cada vez los consumidores esperan conectar de forma mucho más directa con sus prescriptores. Internet ha roto el equilibrio y ha cambiado las reglas del juego.

Por ello, los consumidores se fían ahora de personas y personajes completamente diferentes que lo que ocurría años y décadas atrás. Puede que en los años 20 o 30, por ejemplo, los cambios de peinado de las nuevas y emergentes estrellas de la igualmente nueva y emergente industria del cine hiciesen que todo el mundo buscase copiarlas. Ahora, el efecto que tienen las estrellas de cine es más limitado y, aunque siguen marcando muchos hábitos de consumo, el consumidor ya no se hace rápidamente con el lápiz de labios que anuncia en aquella revista o con la marca de café a la que sirve como embajada. Los consumidores tienen una fe mucho menos ciega. ¿Quiénes son ahora los influyentes decisores que nos hacen cambiar de opinión? Y, sobre todo, ¿qué relación hay o no entre influencia y confianza?

Tanto un concepto como otro han evolucionado y han cambiado. En lo que se confía y en quien se confía han ido cambiando a lo largo de los años y han ido, sobre todo, modificando su punto principal de apoyo. Como recogen en SocialTimes siguiendo un análisis de Kissmetrics, en la era de las redes sociales la influencia se ha convertido en un valor al alza y en uno que las marcas persiguen con mucho entusiasmo. Por un lado, los consumidores esperan y quieren contenidos sólidos y fiables de sus marcas y de sus influencers de cabecera. Por otro, los compradores han empezado a fiarse mucho más de los influencers que de las propias marcas. Los ciudadanos se fían cada vez menos de las marcas y de sus mensajes y lo hacen en cambio cada vez más de lo que dicen sus "influenciadores" de cabecera.

¿Pero quiénes son esos influencers y quiénes realmente confiamos?

Lo cierto es que en la lista de los más fiables las marcas y sus representantes no ocupan puestos destacados. Los que se han convertido en los personajes más fiables y por tanto los que tienen más influenza sobre las decisiones de consumo son los expertos técnicos, los expertos académicos y, una consecuencia muy derivada del boom de la red, los "iguales". Las personas que son como uno mismo se han convertido en alguien en quien directamente se confía. Y aunque se empieza a confiar más en los directivos de las empresas que en el pasado, estos aún tienen un porcentaje de aprobación por debajo del 50%.

Los otros, lo que son como uno mismo, son no solo una figura que es cada vez más fiable sino también una que es más proactiva a la hora de hablar de productos de consumo. Un 59% asegura haber recomendado una compañía a un colega o a un amigo en los últimos doce meses. Un 75% reconoce que las recomendaciones de otros le ayudaron a tomar decisiones de consumo.

No creerse nada

Por otra parte, el mundo actual es un mundo bastante desconfiado, como demuestran los sucesivos informes que han analizado a lo largo de los últimos tiempos cómo han evolucionado los índices de confianza. Cada vez desconfiamos más de las cosas y de los mensajes.

Según los datos del estudio, cada vez se confía menos en los formatos tradicionales. Así, las publicaciones (medios, al final, de siempre) han perdido peso en la lista de elementos en los que se confía, dejando paso a los recién llegados y a las herramientas tecnológicas. Los consumidores ya confían más en los buscadores que en los medios tradicionales, al tiempo que están confiando cada vez más en los medios que publican solo online (en lugar de hacerlo más en aquellas cabeceras que llegan desde el papel). Las redes sociales también están ganando en confianza.

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