Por Redacción - 11 Agosto 2025

La reciente iniciativa de Pepsi MAX, centrada en su campaña "Dale un toque de sabor", representa un punto de inflexión significativo en el mundo de la publicidad, alejándose de los modelos tradicionales para abrazar una colaboración genuina con los creadores de contenido. Este enfoque, más que una simple estrategia de marketing, refleja una profunda comprensión de cómo han evolucionado el consumo de medios y la confianza del público.

En el escenario actual donde la televisión tradicional pierde terreno, especialmente entre las audiencias más jóvenes, las plataformas digitales se han consolidado como el nuevo epicentro del entretenimiento. La relevancia de YouTube, por ejemplo, ha superado incluso la de gigantes como Netflix, atrayendo a millones de espectadores que dedican gran parte de su tiempo a consumir contenido en esta plataforma. Este cambio de hábitos ha dado lugar a una nueva generación de figuras mediáticas: los creadores de contenido, quienes, a diferencia de las celebridades convencionales, han construido sus audiencias desde cero a través de la constancia y la autenticidad.

Estos creadores son personas comunes que han logrado forjar relaciones sólidas con sus seguidores.

Su éxito no depende de un aparato mediático o de un equipo de relaciones públicas, sino de su capacidad para conectar de manera personal y directa. Han invertido años en comprender a su público, en descifrar qué tipo de contenido resuena con ellos y en cultivar la confianza. Esta dedicación les ha proporcionado un conocimiento íntimo de lo que su audiencia valora, lo que les permite discernir entre una recomendación genuina y un mero anuncio. Es precisamente esta distinción la que Pepsi MAX ha sabido aprovechar con su nueva campaña. Al ceder el control creativo a los Pioneros de Pepsi (Emma Johnson, Formz y Luke Vernon), la marca ha trascendido el simple patrocinio. En lugar de encargarles la promoción de un producto, la compañía los ha integrado como verdaderos cocreadores, involucrándolos en todo el proceso, desde la concepción hasta la ejecución final.

La campaña "Dale un toque de sabor" se distingue por su enfoque innovador y por la confianza que deposita en los creadores. El proceso de creación, por ejemplo, no partió de un briefing de agencia, sino de los propios creadores, quienes identificaron momentos y escenarios en los que los sabores de Pepsi MAX (cereza, lima y mango) podían encajar de forma natural en sus vidas. Esta metodología garantiza que el contenido se sienta orgánico y auténtico, manteniendo la esencia de la marca mientras se adapta al estilo único de cada creador. Incluso la elección de la banda sonora, "I Don't Care" de Charli XCX, fue resultado de las conversaciones con estos pioneros, reflejando así la mentalidad despreocupada y sin complejos de su público. La colaboración se extiende más allá de los formatos digitales, abarcando experiencias físicas como el Townhouse Salon en Londres, donde se ofrecen servicios y productos temáticos. Esta estrategia, diseñada con la participación activa de los creadores, demuestra una comprensión genuina de las aspiraciones de estilo de vida de la audiencia.

Este cambio de paradigma no solo afecta a las marcas y a su publicidad, sino que también tiene implicaciones profundas para las industrias creativas.

Las agencias, en lugar de ser meros productores de contenido, deben transformarse en facilitadores de la colaboración, un rol que exige una comprensión más profunda de la dinámica de las comunidades digitales. Las productoras, por su parte, necesitan adaptarse a trabajar con talentos que aportan sus propios enfoques estéticos y técnicos, desafiando los modelos de producción tradicionales. En el corazón de todo esto yace un concepto que, aunque se ha vuelto un cliché, sigue siendo fundamental: la autenticidad.

El público, especialmente las generaciones más jóvenes, ha desarrollado un sofisticado radar para detectar la falta de sinceridad. Los creadores que han triunfado lo han hecho porque su audiencia los percibe como genuinos, y su confianza es un activo que se ha ganado con años de trabajo y honestidad. Las marcas que reconocen y respetan este valor están mejor posicionadas para mantener su relevancia a largo plazo. Por el contrario, aquellas que no lo entienden corren el riesgo de ser rechazadas por un público cada vez más exigente. En este sentido, la campaña de Pepsi MAX no es solo un anuncio, sino un manual de cómo las marcas pueden navegar el futuro de la publicidad, un futuro donde la colaboración auténtica y el respeto por la comunidad son los pilares del éxito.

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