Artículo Estrategia

Su salud le importa, las marcas lo saben y la utilizan para venderle sus productos

La obsesión por la salud ha generado la aparición de nuevos productos y de nuevas tendencias que juegan con la preocupación por estar siempre sanos y por luchar contra todo lo malo

Por Redacción - 9 Marzo 2016

Cuando Susana Griso, la popular presentadora de informativos, se convirtió hace unos años en la portavoz de Actimel en una campaña publicitaria de los populares yogures, muchos fueron los que comentaron y criticaron el hecho de que la profesional fuese presentada en los títulos que acompañaban el anuncio como "periodista y madre". Era uno más de tantos estereotipos que suelen incluir los anuncios y que suelen potenciarse cuando se quiere vender un mensaje rápidamente. En este caso, la cuestión era mostrar que Griso era una especialista, alguien profesional y creíble pero también alguien cercano, aunque no a todos les gustó el mensaje.

Pero ese no era el único punto criticable - o abierto al debate - del anuncio. Durante años, los yogures Actimel repetían la misma fórmula. Ante un sistema inmunológico que se podía debilitar, ellos ayudaban a reforzar el trabajo de las defensas. Ya fuese apelando a los padres que querían unos hijos sanos que van cada día lleno de fuerzas al colegio o a través de mensajes destinados a los niños en los que se vendían el producto echando mano del equipo Actimel, unos superhéroes "fermentados", el mensaje que uno recibía claramente es que el yogur iba a mejorar directamente la salud.

Es lo que ocurre con el gluten. El gluten es definitivamente malo, al menos si se es celíaco. Para el resto del mundo, el gluten no es un problema y la obsesión con esta cuestión está, de hecho, y como explican en un artículo en Quartz (escrito por un celíaco que sabe lo que ocurre de primera mano), creando un problema serio para aquellos que realmente no pueden tomar gluten. Ahora todo el mundo quiere tener un producto sin gluten, aunque no siempre se comprende realmente lo que quiere decir poner en la carta del restaurante, por ejemplo, que no se tiene gluten.

En dos años, el mercado estadounidense de productos sin gluten creció en un 63% y ya mueve 8.800 millones de dólares. Y si creció no fue solo por los celíacos (que llevaban, por cierto, años reclamando una mayor variedad de productos y con precios más abordables) sino porque eliminar el gluten se ha convertido en la última obsesión para comer sano. "Los productos sin gluten seducen a una amplia audiencia", explica Amanda Topper, analista de comida en Mintel, la compañía de análisis responsable de estas cifras, "el 41% de los adultos está de acuerdo con que son beneficiosos para todo el mundo, no solo para quienes son alérgicos, tienen intolerancia o sensibilidad". Estos datos han empujado a las marcas a lanzarse a un frenesí de productos sin gluten.

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