Corría el año 1957 cuando a Enric Bernat se le ocurrió la genial idea de ponerle un palo a un caramelo; inspirándose al ver cómo los niños, principales consumidores de caramelos, tenían por costumbre sacárselo de la boca con la mano, pringándose. Así su creador, empresario catalán del sector de la confitería, introducía en el mercado el primer caramelo con palo, lo que causó una auténtica revolución. Hasta la fecha, no existía un caramelo pensado exclusivamente para los más pequeños.
En 1958 comenzó a comercializarse el producto, bautizado inicialmente como "Chups", que pronto pasaría a llamarse "Chupa Chups" a raíz de una campaña publicitaria en radio, donde sus cuñas repetían el mensaje "chupa Chups"; por lo que el público lo consideró como el nombre de este novedoso dulce con palo.