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Las pequeñas marcas pierden la fe en Instagram. ¿Ha llegado el momento de temer el zero day de esa red social?

Instagram da más peso a los Reels, lo que penaliza a las marcas que no pueden ponerse a hacer vídeos

Por Redacción - 28 Marzo 2022

Hace unas semanas, dos amigos que trabajan en social media acabaron trayendo a un chat común un tema que les preocupaba. ¿Estaban notando que se había producido una caída en el engagement orgánico de Instagram? La historia que arrancó su conversación estaba en unas fotos, que unos meses atrás hubiesen tenido un pico de me gustas y que no lograban coger tracción. El problema no estaba en las fotos, sino en la plataforma.

Casi se podía tener sensación de deja-vu. Años atrás, los responsables de redes habían tenido conversaciones similares con respecto a Facebook. La red social que tantos retornos les daba estaba empezando a no hacerlo. Las conversaciones entonces migraron: los análisis empezaron a pasar de ser sobre el potencial y el engagement de la red a centrarse en si había que temer el zero day, el día en el que lograr de forma orgánica resultados resultaría imposible.

Quizás, ese es ya también el momento de Instagram. Porque la conversación de los dos amigos del principio no es en absoluto anecdótica. Es una que están teniendo responsables de redes sociales de medio mundo. Tanto es así que las pymes de la industria de la alimentación, como recoge The New York Times, han empezado a perder la fe en Instagram. Como le explica una emprendedora al Times, ha pasado de tener una media de 2000 a 3000 likes en las fotos a quedarse en entre 200 y 300.

La clave está, como siempre, en el algoritmo. El algoritmo de Instagram ha cambiado para potenciar un nuevo tipo de contenido. Instagram ha lanzado los Reels y quiere competir contra TikTok por el mercado de los vídeos de corta duración. Eso les ha llevado a darles prioridad a la hora de ordenar los contenidos que se ven en el feed.

Como señalan en el Times, las cuentas que publican de forma regular vídeos de corta duración aparecen antes y por encima de las que no, lo que lleva a que las marcas que no están publicando vídeos caigan y que su engagement descienda.

Y si no se ven tus fotos y tus contenidos no llegan a los consumidores a los que se quería conquistar, el esfuerzo realizado se vuelve mucho menos rentable. Instagram deja de ser la red social que ayuda a crear negocio a un problema para las compañías afectadas.

Pagan las pymes

El daño colateral, como siempre, tienden a ser pymes, para las que Instagram había sido una atractiva vía para llegar a nuevos clientes y que ahora se encuentran en una situación problemática. Su capacidad para crear nuevos tipos de contenidos es más limitada, como lo es la de pagar para situar lo que no se ve de forma orgánica.

Para las grandes compañías, este cambio de estrategia de Instagram implica reajustar sus equipos y ampliar el tipo de contenidos que generan. Para las pymes es más complicado, porque supone sobrecargar más al equipo - que no necesariamente sabe hacer también vídeos - o tener que asumir un coste extra externalizando la producción de estos contenidos.

A eso hay que sumar que su exposición - su dependencia de ese engagement para impulsar las ventas - es mayor que la de las grandes marcas. Para muchas de ellas, Instagram era esa ventana que posicionaba sus productos en el mundo.

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