El auge y demanda de las falsificaciones en plataformas chinas dispara pérdidas y amenaza empleos en marcas y empresas de Occidente
Por Redacción - 1 Septiembre 2025
El desafío de las plataformas de comercio electrónico y la necesidad de una regulación estricta para proteger la propiedad intelectual
Una profunda inquietud recorre los pasillos de la política comercial y la protección al consumidor, con el foco puesto tanto en el vasto comercio digital que fluye desde China hacia Estados Unidos como en los desafíos específicos que enfrenta el mercado único europeo.
La Fundación para la Tecnología de la Información y la Innovación (ITIF) en EE. UU. ha levantado una voz de alerta contundente, instando a su gobierno a tomar una posición unificada frente al creciente problema de las falsificaciones que, según sus hallazgos, plagan las principales plataformas de comercio electrónico chinas. Esta llamada a la acción se basa en una investigación meticulosa que revela cómo las plataformas de origen asiático fallan en la protección de la propiedad intelectual, un problema que la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO) y otras agencias europeas también combaten con gran esfuerzo y con resultados que subrayan la gravedad global del fenómeno.

La investigación de la ITIF, que se presenta como una revelación directa de la problemática, se basó en una metodología de compras de prueba meticulosas. Los analistas de la fundación adquirieron 51 artículos de listas que consideraron sospechosas en tres de las plataformas más prominentes del comercio digital chino: Temu, AliExpress y Shein. El resultado de esta minuciosa indagación fue inequívoco y preocupante: de las 51 compras, 24 fueron identificadas como "probablemente falsificaciones". Estos productos abarcan un espectro amplio de categorías, desde artículos de lujo hasta productos cotidianos para el hogar. Este hallazgo subraya una desconexión fundamental entre las ambiciones de lucro de estas plataformas y su responsabilidad en la adhesión a las regulaciones de propiedad intelectual y, más crucialmente, a la protección básica del consumidor, un patrón que resuena con los problemas detectados por las autoridades europeas.
Los hallazgos de la ITIF van más allá de la simple constatación de que existen falsificaciones; señalan una falla estructural y sistémica.
Eli Clemens, analista de políticas del ITIF y principal autor del informe, fue explícito al afirmar que la proliferación de estos productos ilícitos no es un accidente. Se trata, más bien, de un fracaso fundamental por parte de estas plataformas para priorizar las iniciativas contra la falsificación. Esta negligencia tiene repercusiones tangibles y perjudiciales no solo para las marcas, que ven su propiedad intelectual usurpada, sino también para los consumidores, que se exponen a productos que pueden representar riesgos serios para su seguridad personal. En Europa, esta preocupación es aún más palpable, donde las incautaciones han revelado falsificaciones en categorías tan sensibles como alimentos, bebidas y cosméticos, evidenciando un peligro directo para la salud pública que va mucho más allá de la mera pérdida económica.

La Fundación para la Tecnología de la Información y la Innovación no se limitó a diagnosticar el problema; ha propuesto una serie de recomendaciones políticas audaces y específicas para el gobierno de Estados Unidos. Entre las más destacadas se encuentra la sugerencia de que la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos (USTR) designe formalmente a Temu, AliExpress y Shein como “mercados notorios”. Adicionalmente, se ha instado a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) a modernizar y fortalecer sus procesos de inspección. La ITIF sugiere la integración de tecnología de inteligencia artificial para mejorar la detección de falsificaciones, una estrategia que la EUIPO y las autoridades aduaneras de los países miembros también están explorando para optimizar su lucha contra el comercio ilícito que ingresa a través de las fronteras europeas.
La propuesta de la ITIF incluye la creación de un Centro de Quejas sobre Falsificaciones en el Extranjero, una iniciativa que sería gestionada por el Departamento de Seguridad Nacional. La intención de este centro es centralizar y facilitar la denuncia de productos falsificados, lo que simplificaría el proceso para las marcas y los consumidores afectados, y contribuiría a la recopilación de datos cruciales. Esta necesidad de coordinación se magnifica al considerar que, según los datos proporcionados por la ITIF, China sigue siendo la principal fuente mundial de productos falsificados, una realidad que es igualmente evidente en Europa. Los datos de la CBP refuerzan esta realidad, indicando que China y Hong Kong juntos fueron el origen de más del 90% del valor total de los productos falsificados incautados, mientras que en la UE, China y Turquía son señalados como los principales orígenes de la mercancía ilícita.

El informe de la ITIF también expone las tácticas evasivas utilizadas por los vendedores para eludir la supervisión laxa que, según la investigación, existe actualmente. Estas prácticas incluyen la manipulación de palabras clave en los listados de productos y el uso de imágenes engañosas. Un punto de particular interés es la comparación que hace el informe entre las tres plataformas: si bien Shein ha mostrado algunas mejoras después de exámenes previos, aún enfrenta retos significativos. Por el contrario, se señala que Temu alberga un volumen significativo de falsificaciones muy engañosas, mientras que AliExpress ofrece tanto falsificaciones obvias como imitaciones más sofisticadas.
Hacoo se ha convertido en un fenómeno entre los jóvenes españoles, escalando en apenas semanas hasta situarse entre las 15 aplicaciones más descargadas de la Play Store. Su éxito radica en un modelo que combina precios muy bajos con la viralidad de las redes sociales: en TikTok, Telegram y X abundan los vídeos y grupos en los que los usuarios muestran con orgullo sus últimas compras, desde zapatillas deportivas hasta bolsos que imitan a las grandes marcas.
El auge de Hacoo no puede entenderse sin el papel de los influencers. En TikTok y otras redes sociales, miles de creadores de contenido han convertido la compra de falsificaciones en un fenómeno aspiracional. Los populares hauls, donde los usuarios muestran sus adquisiciones, acumulan miles de visualizaciones y contribuyen a normalizar la compra de imitaciones, presentándolas como una alternativa ingeniosa y económica frente a los productos originales.

Lejos de ocultar que se trata de réplicas, muchos de estos influencers destacan la similitud con las grandes marcas y el ahorro que supone. De esta forma, Hacoo no solo crece como aplicación, sino que se convierte en parte de una tendencia digital en la que los jóvenes encuentran referentes que legitiman el consumo de falsificaciones y lo transforman en un contenido de entretenimiento y estilo de vida.
Aunque los productos carecen de la calidad de los originales, su gran parecido y la diferencia de precio son el principal reclamo. “No es la calidad perfecta, pero son casi 100 euros menos”, explica Jaime, un joven que adquirió unas zapatillas de imitación por 22 euros frente a los 120 del modelo auténtico. Testimonios como el suyo se repiten entre consumidores que ven en la app una forma de acceder al diseño de marca sin pagar el coste real, mientras las firmas denuncian un negocio que erosiona sus ventas y es difícil de controlar por la naturaleza difusa del marketplace.
La coyuntura en la que se publica este informe no podría ser más oportuna, coincidiendo con el llamado del USTR para recibir aportes públicos en la preparación de la Lista de Mercados Notorios de 2025.
Esta confluencia de eventos otorga un peso significativo a las conclusiones de la ITIF y a sus recomendaciones. La urgencia de la situación se ve acentuada por las estimaciones del FBI, que sitúan el costo del robo de propiedad intelectual para la economía estadounidense en hasta 600 mil millones de dólares anuales. En Europa, el daño económico es igualmente devastador, con la EUIPO calculando pérdidas anuales de miles de millones de euros en ventas y la destrucción de miles de empleos en sectores como la confección y los cosméticos.

Por ejemplo, un informe conjunto de la EUIPO y la Dirección General de Fiscalidad y Unión Aduanera de la Comisión Europea, publicado en noviembre de 2024, revela que en 2023 se produjo un incremento notable en las incautaciones. Las autoridades policiales, aduaneras y de vigilancia del mercado en la UE retuvieron aproximadamente 152 millones de artículos falsificados. Esto representa un incremento del 77% en comparación con 2022. El valor estimado de estos bienes ilícitos también se disparó, alcanzando los 3.400 millones de euros, lo que supone un aumento del 68% respecto al año anterior.

Este incremento no solo se debe a un mayor volumen de productos, sino también a la naturaleza de lo incautado. Si bien las falsificaciones de ropa, calzado y accesorios siguen siendo comunes, los datos de 2023 mostraron una prevalencia sorprendente de otras categorías. De hecho, más del 76% de los artículos retenidos fueron juegos, juguetes, CDs/DVDs grabados, etiquetas, adhesivos y material de embalaje, lo que indica que las redes de falsificación están adaptando sus operaciones para suministrar componentes y productos de bajo costo que son difíciles de rastrear.
En el caso de EE.UU, la ITIF concluye que abordar de manera efectiva el comercio de productos falsificados requiere una acción sostenida por parte de Estados Unidos para recalibrar el comportamiento de las plataformas y los proveedores a través de una combinación estratégica de medidas regulatorias, comerciales y tecnológicas. Exigir a las plataformas de comercio electrónico extranjeras que cumplan con los mismos estándares de diligencia y control que se aplican a sus contrapartes nacionales es considerado esencial para proteger de manera genuina a los consumidores, fomentar la innovación y salvaguardar la integridad de los mercados globales, una conclusión que resuena con la lucha de la Unión Europea por mantener la integridad de su mercado único. La batalla contra la falsificación es una lucha por la equidad y la confianza en un mercado cada vez más interconectado y digitalizado.












