Por Redacción - 3 Septiembre 2020
En el próximo mes de noviembre, Estados Unidos celebrará elecciones presidenciales. La convocatoria electoral era, cuando se hacían estimaciones de qué pasaría en 2020 a principios de año, uno de los elementos que se consideraba que marcaría la agenda y la inversión en publicidad durante este año. Habitualmente, la inversión publicitaria vinculada es muy elevada.
Desde fuera de EEUU y desde el punto de vista del marketing y de la publicidad, las campañas presidenciales estadounidenses suelen ser ejemplos para comprender tendencias y cambios en cómo conectar con las audiencias. Las de Obama fueron un ejemplo del uso del big data y la de Trump del poder de la desinformación.
Lo que traerá esta campaña todavía no se sabe - del todo - pero sí ha servido ya como ejemplo - uno más - de cómo Animal Crossing se ha convertido en el último recurso de moda para hacer marketing y publicidad.
La campaña demócrata ha empezado a usar ese recurso: los jugadores pueden incluir en sus casas virtuales signos de apoyo a la campaña. La acción va en línea con la migración de la campaña política a las acciones virtuales en el marco de la pandemia del coronavirus.
Los responsables de la campaña de Biden-Harris, como explican en The Verge, han creado logos vinculados (y que reflejan los que se usan fuera) y también unas gafas de sol de aviador que se vinculan a la imagen pública del candidato a la presidencia, Joe Biden. Solo hay que usar un código QR para hacer la descarga.
Las acciones de marketing, publicidad y comunicación han tomado ya al asalto, por tanto, Animal Crossing, aunque lo estén haciendo todavía de un modo completamente orgánico. Como ocurrió hace años con Second Life, cuando se puso (efímeramente, eso sí) de moda, las acciones de marketing migraron a la plataforma y crearon acciones e imágenes en ese entorno.
El éxito de Animal Crossing como nuevo escaparate orgánico para las marcas se explica, primero, por el creciente interés de los consumidores por el gaming y los intentos de las marcas de entrar en ese entorno. Igual que han empezado a apoyar los eSports o a invertir en publicidad en diferentes juegos, también están intentando posicionarse de un modo más orgánico y natural en ese entorno.
Además, y segundo punto, Animal Crossing ha vivido un momento de éxito en el marco de la pandemia. En los primeros meses parecía que todo el mundo estaba hablando del juego en redes sociales. La última versión salió justo en esos días y el entorno de juego - una isla cuqui con personajes y animales entrañables - era muy favorable al momento. La gente quería cosas optimistas y esto lo era. Y si todo el mundo estaba allí, las marcas también entraron en el juego.
Aunque antes los propios consumidores lo habían hecho, recreando marcas y modelos de productos de la industria de la moda, las marcas empezaron a crear recreaciones de productos que se podían descargar e incorporar al juego. Uno de los mejores ejemplos está en los museos, que crearon réplicas de obras que podías tener en tu casa. Era algo entrañable, como el juego, y deseable.
Las marcas fueron entrando también en la idea, primero de un modo más tentativo y luego integrándolo directamente en la promoción de productos y novedades. Así, por ejemplo, Ikea hizo una versión de su catálogo vinculada a Animal Crossing que incluía a los personajes del juego y sus muebles. No puedes todavía ponerte una mesa Lack en tu isla del juego, pero sí al menos verloel catálogo.
Gillette también ha hecho una suerte de acción para Venus, su maquinilla depilatoria y con la que intenta convertirla de nuevo en cool, como recuerdan en Glossy. La campaña, Skinclusive, usa, de hecho, elementos que marcas de nuevo cuño han empleado en el pasado, como por ejemplo el de mostrar el vello corporal o ser diversas en el tipo de cuerpos que muestran. Y para las marcas de lujo Animal Crossing ha sido, como apuntan en Forbes, la vía para seguir siendo relevantes y conectar con la Generación Z en los tiempos del coronavirus.