Por Redacción - 20 Octubre 2025
La inversión masiva en inteligencia artificial, que ha definido la estrategia de las grandes tecnológicas en los últimos años, suele ir acompañada de interrogantes sobre su rentabilidad a corto y medio plazo. Sin embargo, la compañía china Alibaba Group ha logrado un hito significativo que redefine estas expectativas: ha alcanzado el punto de equilibrio en el gasto operativo de la IA dentro de su negocio central de comercio electrónico.
Este logro, comunicado por la propia empresa, no solo valida la utilidad inmediata de la tecnología generativa y predictiva, sino que también establece un nuevo estándar de medición para la integración de la IA en operaciones a gran escala, demostrando que no es un mero centro de costes a la espera de resultados futuros, sino un motor de valor tangible que cubre su propia existencia operativa. La noticia llega en un momento crucial, con el sector minorista mundial intentando equilibrar la audacia de la inversión tecnológica con la disciplina financiera.
Este hito financiero se sustenta en la aplicación estratégica de la IA en varias áreas clave del e-commerce. La tecnología ha permitido una optimización sin precedentes en la eficiencia transaccional y en la interacción con el cliente. Al introducir modelos de lenguaje avanzados y herramientas de personalización más precisas, Alibaba ha conseguido mejorar la asignación de publicidad, lo que se traduce directamente en un incremento del 12% en el retorno de la inversión publicitaria (ROAS) en sus plataformas. Este aumento, en una compañía de la magnitud de Alibaba, representa una inyección de ingresos que compensa los costes operativos diarios asociados al uso de la infraestructura de IA, incluyendo el consumo energético y el mantenimiento del software de sus sistemas. Es importante distinguir entre este equilibrio operativo y la amortización de la ingente inversión de capital que la compañía, al igual que sus homólogas occidentales, está realizando en la construcción de centros de datos y la adquisición de hardware avanzado, como chips de alto rendimiento, un gasto que asciende a decenas de miles de millones de dólares.
El éxito de Alibaba contrasta con la cautela que aún manifiestan algunos líderes del sector, quienes advierten sobre un posible exceso de capacidad en la inversión en infraestructuras de datos para IA, sugiriendo una burbuja.
No obstante, el caso de la tecnológica china proporciona una evidencia contundente de que, al menos en las operaciones centrales de su negocio minorista, la IA no solo está funcionando, sino que está generando un retorno económico inmediato. Este desempeño se produce justo a tiempo para el gran evento anual de compras del 11 de noviembre, conocido como el Día del Soltero, la jornada minorista más grande del mundo. La integración profunda de la IA en la experiencia de compra se perfila como un factor decisivo para maximizar las ventas y la eficiencia logística durante este periodo de demanda masiva, reforzando la tesis de que la tecnología actúa como un multiplicador de la ventaja competitiva en los momentos de mayor actividad comercial.
La estrategia de Alibaba refleja una tendencia global.
Mientras en China se celebra este punto de equilibrio, minoristas estadounidenses como Walmart también están explorando el uso de "superagentes de IA" para automatizar operaciones de tienda y cajas, y otros competidores han lanzado experiencias de compra asistidas por modelos generativos. Lo que distingue el caso de Alibaba es la capacidad de vincular directamente las mejoras operacionales a un rendimiento financiero que iguala la inversión. Este logro es un faro para los directores financieros de grandes corporaciones que buscan métricas claras para evaluar el éxito de sus programas de IA, pasando de la promesa de eficiencia futura a la realidad de la viabilidad económica presente. El desafío ahora para Alibaba será mantener esta rentabilidad operativa en un mercado de constante evolución, asegurando que las ganancias en eficiencia se traduzcan en un crecimiento sostenible y que la inversión de capital a largo plazo se traduzca, finalmente, en una amortización completa. Este paso, sin embargo, ya ha marcado un antes y un después en la narrativa de la inversión en inteligencia artificial.











