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El Big data son más que datos: Las empresas necesitan herramientas y una tecnología adecuada

Los directivos están muy conformes con sacar jugo al dato, pero no son capaces de ver que para hacerlo necesitan también las herramientas tecnológicas

Por Redacción - 25 Mayo 2016

El Big data es un elemento crucial para las empresas y para sus planes de negocio. Las compañías lo están comprendiendo cada vez más y sus directivos lo estén posicionando cada vez más entre sus prioridades y entre sus cuestiones destacadas que hay que añadir a la estrategia de la firma. La razón es lógica y esperable: el big data permite conocer mucho mejor a los consumidores y hace que las compañías sean capaces de ofrecerles los productos que necesitan, los mensajes que mejor se ajustan a sus necesidades o comprender en qué están fallando ahora mismo a la hora de crear su estrategia.

Sin embargo, y a pesar del potencial del big data y de todas las bondades que puede suponer para las compañías y para su estrategia, las empresas y sus líderes están cometiendo todavía errores de bulto en lo que a estrategia en big data se refiere. Están dando muchas cosas por hechas o están obviando muchas cuestiones cuando en realidad deberían ser mucho más cuidadosos con lo que hacen y con lo que esperan.

De hecho, como acaba de demostrar un estudio de The Economist Intelligence Unit, las empresas están obsesionándose con los datos pero obviando, en general, la cuestión tecnológica asociada. Así, los líderes de las compañías son capaces de ver el potencial de los datos y el valor de los análisis asociados, pero no asumen igualmente la responsabilidad en lo que a tecnología se refiere.

Visto en porcentajes, la relación entre una realidad y otra es más clara. Un 67% de los líderes de negocio confían en la habilidad de sus departamentos para lidiar con las cuestiones derivadas de los datos. Aseguran que están algo y muy conformes con la habilidad de sus departamentos para ajustarse a lo que el uso de los datos exigirá. Y, al mismo tiempo, un 71% muestra confianza en que su departamento tiene todo lo que necesita para gestionar la información. Es decir, están seguros de que están equipados para lidiar con los datos y que serán capaces de hacerlo, pero ¿saben realmente cuál es el estado de las cosas? Porque al mismo tiempo solo un 35% comprende realmente el impacto que tienen las tendencias tecnológicas en la gestión de los datos y solo un 40% prevé mejorar las capacidades que en ese terreno tiene su departamento.

Los directivos están muy conformes con sacar jugo al dato, pero no son capaces de ver que para hacerlo necesitan también las herramientas tecnológicas y que necesitan igualmente preocuparse por ellas. "Los líderes de negocio claramente comprenden lo importantes que los datos y el análisis serán en el futuro cercano", explica Pete Swabey, senior editor en The Economist Intelligence Unit en la nota de prensa de presentación de los resultados del estudio. "Sin embargo, las tendencias tecnológicas que están emergiendo tendrán un impacto considerable en los datos disponibles para el análisis y en la capacidad que las compañías necesitarán para extraer valor de ellos".

No es el único problema

Aunque muchas empresas ven como algo positivo al big data pocas están haciendo completamente bien los deberes

Lo cierto es que este no es el único problema, aunque sí uno de los más graves. Al fin y al cabo, las avalanchas de datos se convertirán en un lastre y en un problema para la compañía si no son capaces de gestionar la información y si no son capaces de responder ante ella. Acumular datos en esas condiciones es simplemente una manera de sepultarse con ellos.

Según datos de un estudio de DNV GL - Bussines Assurance y GFK Eurisko, la cuestión no es además algo baladí. Aunque muchas empresas ven como algo positivo al big data y aunque casi todas esperan aumentar el dinero que destinarán al mismo, pocas son realmente las que están haciendo completamente bien los deberes. Solo un 23,5% de las compañías reconoce que sí sabe gestionar (de verdad) el big data. Esto hace que en realidad las empresas estén, en general, acumulando datos pero no empleándolos de forma eficiente.

Y a esto hay que sumar que en la lista de datos que recopilan no todos son realmente importante o valiosos y que no todos deberían ser recogidos y acumulados por cuestiones éticas. Las empresas han entrado en una espiral de síndrome de Diógenes en la que todo vale y en la que guardan hasta el menor detalle posible, aunque lo cierto es que ni todos valen ni todos deberían ser usados. Hay algunos datos que no aportan nada y otros que son una intromisión en la intimidad de los consumidores (como recuerdan algunos analistas que la información sea pública no es sinónimo de que se pueda hacer caja con ella).

Los datos y el cómo tratarlos no son los únicos problemas. Las compañías también tienen problemas en otro terreno: el de los profesionales. Encontrar a quienes saben realmente leer los datos no es tan fácil y las compañías se enfrentan a un escenario en el que la competencia es dura y los profesionales son un bien escaso.

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