Por Redacción - 28 Mayo 2020
Varios son los estudios que han ido demostrando el potencial del email marketing y su capacidad para conectar con los consumidores. Por ejemplo, los análisis han demostrado que es la forma más efectiva de marketing directo, ya que los consumidores lo prefieren frente a otras formas de contacto (el 46%, el porcentaje más alto de todos los medios de contacto) aunque son bastante exigentes con lo que esperan de las marcas (no queremos que abusen de los envíos y preferimos ciertos tipos de contenidos). Además, para conectar con algunas generaciones de consumidores, es la vía directa más productiva.
A lo largo de estos últimos años, igualmente, los marketeros han empezado a valorar más el email marketing por una cuestión de control. Frente a lo que ocurre con otras áreas de marketing, como las redes sociales, en este entorno los responsables de marketing tienen todo el control de lo que ocurre con sus campañas.
Ellos son quienes deciden el cuándo y el cómo y también quienes tienen acceso a todos los datos que genera la campaña (y no como en las redes sociales, donde todo pasa por el tamiz de un tercero). A medida que llegar al feed de las redes sociales se iba volviendo más complicado de forma orgánica, el email marketing iba adquiriendo más valor.
Y si todos estos puntos parecen dejar claro que el email marketing es una herramienta muy valiosa y muy positiva, ¿qué es lo que puede frenar a las marcas y a las empresas a la hora de usarlo? ¿Por qué no están todos los marketeros empleándolo de forma masiva y llegando con ello a los consumidores de forma recurrente?
La clave está en lo que se puede hacer y lo que no. Como acaba de demostrar un estudio de la DMA, los marketeros reconocen que si no lo emplean más es porque no tienen las herramientas para hacerlo. Un 61% de los responsables de marketing encuestados apunta a que es la falta de presupuesto y de recursos el principal reto al que se enfrentan con el email marketing.
Este porcentaje supera ampliamente al acceso a datos (un reto para el 42%). Los datos son clave no solo por contar con identidades de consumidores sino también para poder perfilar los envíos. Muy cerca de este punto se posicionan la estrategia y el liderazgo como reto, que escoge como conjunto un 40% de los encuestados.
A más distancia están los contenidos, los procesos internos y la tecnología, que son un reto para, cada uno de ellos, el 25% de los encuestados.
Todos estos puntos tienen, además, una relación muy estrecha entre ellos. Como apuntan en Marketing Week, se podría decir que existe una conexión entre los distintos retos que afrontan las empresas. Esto es, cada uno de ellos marca de forma clara lo que ocurre en otro. No tener suficiente presupuesto puede hacer que no se tenga acceso a la mejor de las tecnologías disponibles, por poner una muestra.
Los porcentajes y las respuestas de los propios marketeros dejan claro estas relaciones. Así, un 51% de los que reconocen que tienen problemas con el contenido, un 52% de los que ven lastres en los procesos internos y un 51% de los que tienen problemas de liderazgo y estrategia también tienen problemas de presupuesto.
Con ello se demuestra igualmente cómo todo está conectado en la estrategia de marketing y cómo las empresas deben visualizar lo que les ocurre y lo que hacen de forma holística.