El desafío de la inversión: las marcas de fabricante sostienen el músculo innovador de españa
Por Redacción - 3 Diciembre 2025
La industria española del gran consumo mantiene un compromiso ineludible con la evolución y la adaptación, materializado anualmente a través de una inyección financiera colosal. Las marcas de fabricante (MDF) destinan más de 520 millones de euros cada ejercicio a proyectos de investigación y desarrollo (I+D), una cifra que subraya su papel como auténtico motor de transformación del retail y la cadena de valor alimentaria.
Esta dotación no es meramente una partida presupuestaria; representa el cimiento sobre el que se articulan las respuestas a las demandas de una ciudadanía cada vez más informada y exigente. Sin embargo, esta robustez inversora convive con una inquietante paradoja estadística. Los datos de Promarca reflejan que, a pesar de los esfuerzos millonarios, el volumen de lanzamientos de productos novedosos ha experimentado una contracción significativa, cayendo entre un 48% y un 50% desde el año 2010. Este desfase indica que la estrategia se ha reorientado: la prioridad ha pasado de la cantidad de nuevas referencias a la profundidad y el valor añadido de las que llegan al mercado. Se trata, por tanto, de una innovación enfocada en impactar de manera significativa las categorías existentes, más que en una explosión indiscriminada de opciones.
Reorientación estratégica y las prioridades del consumidor
La decisión de concentrar los recursos financieros en innovaciones de mayor calado responde directamente a la necesidad de sintonizar con las grandes tendencias sociales, especialmente aquellas que cruzan la salud y el bienestar. El consumidor moderno, particularmente en diciembre de 2025, no solo busca eficiencia o precio; exige transparencia, beneficios funcionales y un impacto positivo en su calidad de vida. Esta realidad ha forzado a las MDF a dirigir su I+D hacia la reformulación de clásicos y el desarrollo de nuevas propuestas ligadas a dietas más equilibradas. Los ejemplos más recientes son claros: la proliferación de bebidas sin alcohol, la reducción o eliminación de azúcares y grasas en productos tradicionales como los helados, o el enriquecimiento con proteínas y fibras. Esta metamorfosis no es casual, sino una respuesta meditada a la conciencia sanitaria post-pandemia y al auge de un consumo responsable. El 90,3% de las empresas del sector, según AECOC, han integrado la sostenibilidad como eje vertebrador de su toma de decisiones, no solo en la composición del producto, sino también en el origen de las materias primas y la gestión de la cadena de suministro, reconociendo que la preocupación por el planeta y por la salud propia son dos caras de la misma moneda.
El anclaje socioeconómico de la industria de gran consumo
La inversión en I+D es inseparable del masivo impacto macroeconómico que las marcas de fabricante ejercen sobre la estructura productiva española. Su contribución al Producto Interior Bruto (PIB) alcanza el 7,5%, una cifra que las sitúa como un pilar fundamental para la estabilidad y el crecimiento del país. Este sector no solo es esencial por su facturación, sino por su capacidad para generar y sostener empleo de calidad. Actualmente, las MDF son responsables de más de 1.377.000 empleos directos y aportan más de 13.000 millones de euros anuales en concepto de impuestos a las arcas públicas. Estas cifras desvelan que la industria es mucho más que una simple proveedora de bienes; es un estabilizador fiscal y un agente social activo. El 65% del empleo generado dentro del sector del gran consumo proviene de estas marcas, lo que refuerza su papel en la vertebración laboral.
Compromiso territorial y el futuro de la españa rural
Uno de los aspectos más humanizadores y menos visibilizados de la estrategia de las marcas de fabricante es su profundo arraigo territorial. Lejos de concentrar toda su actividad en grandes núcleos urbanos, este tejido empresarial se ha convertido en un aliado crucial en la lucha contra la despoblación de la España conocida como Vaciada. El cuarenta por ciento de las fábricas de estas marcas están estratégicamente ubicadas en municipios que no superan los 20.000 habitantes, lo que se traduce en el sostenimiento de más de 175.000 puestos de trabajo en zonas rurales. Esta apuesta por la proximidad y por la descentralización de la producción asegura que el desarrollo económico no se limite a las metrópolis, sino que irrigue el territorio, proporcionando oportunidades y fijando población en áreas que, de otra forma, enfrentarían un declive demográfico acelerado. En esta línea, las marcas han incrementado en los últimos años la incorporación de mujeres en plantilla en un 13%, la creación de empleo juvenil en un 38% y la inversión en empleo en zonas rurales en un 16%, demostrando que la innovación no es solo tecnológica, sino también social y de gestión del talento.
La innovación como fuente de valor incremental para la distribución
El valor de los 520 millones de euros invertidos anualmente se mide, finalmente, en su capacidad para dinamizar el mercado y generar crecimiento. Las innovaciones de las marcas de fabricante no están diseñadas para sustraer ventas a los productos ya existentes, sino para atraer nuevos consumidores, expandir las categorías y crear negocio adicional. Este efecto se denomina negocio incremental, y su potencia es innegable.
El Radar de la Innovación 2024 de Wordpanel by Numerator reportó que las novedades de las MDF fueron responsables de generar un 65% de negocio incremental para los propios fabricantes. Más crucial aún es el beneficio que esta tendencia aporta a los distribuidores, quienes vieron cómo estas innovaciones contribuían con un 44% de incrementalidad a su cuenta de resultados. Esto significa que las nuevas referencias actúan como un polo de atracción para el consumidor en el punto de venta físico y online, revitalizando pasillos y asegurando que la inversión de I+D se traduzca en una cadena de suministro más saludable y rentable para todos sus eslabones, desde el origen hasta el lineal del supermercado. Este ciclo virtuoso consolida a la marca de fabricante no solo como inversora en futuro, sino como una insustituible palanca de crecimiento para el retail español.











