Boicots a Spotify, pérdidas millonarias y un patrocinio en riesgo que puede mermar al FC Barcelona
Por Redacción - 30 Julio 2025
La relación entre el arte, la tecnología y el capital se ha vuelto cada vez más compleja y, en ocasiones, conflictiva, como lo demuestran los recientes acontecimientos que rodean a Spotify. La plataforma de streaming, un pilar para la industria musical global, se enfrenta a una creciente ola de críticas y boicots por parte de artistas que cuestionan las inversiones de su CEO, Daniel Ek, en el sector de la defensa. Esta situación no solo plantea interrogantes éticos para la compañía, sino que también se entrelaza con sus resultados financieros más recientes y su estratégica alianza con el FC Barcelona, creando un tapiz de desafíos que se despliegan en múltiples frentes.
La controversia por la inversión en drones y la desbandada de artistas
La raíz de la controversia se encuentra en las revelaciones del Financial Times, que expusieron la inversión de Daniel Ek, a través de su empresa Prima Materia, en Helsing, un fabricante alemán de drones. Esta inyección de capital, que asciende a 600 millones de euros y valora a Helsing en 12.000 millones de euros, ha desatado una fuerte reacción en la comunidad artística. Grupos como Xiu Xiu, King Gizzard & the Lizard Wizard y Deerhoof han anunciado la retirada de su música de Spotify, expresando su repulsa ante la idea de que los ingresos generados por su arte puedan financiar tecnologías bélicas. El lema "No queremos que nuestra música mate a la gente" encapsula el sentimiento de estos músicos, quienes subrayan que su éxito no debe estar ligado a la tecnología de combate basada en inteligencia artificial.
La decisión de abandonar Spotify no es trivial para los artistas, especialmente porque la plataforma, a menudo, les reporta ingresos mínimos. Sin embargo, para bandas como Deerhoof, que obtienen la mayor parte de sus ganancias de las giras, el sacrificio se considera necesario para mantener la coherencia con sus valores. Sellos discográficos como Joyful Noise Recordings han respaldado estas acciones, reconociendo el dilema al que se enfrentan los artistas independientes, quienes se ven obligados a colaborar con entidades digitales que no siempre se alinean con sus principios. Este movimiento de boicot refleja una profunda desconfianza hacia el modelo de negocio de Spotify, percibido por algunos como una "estafa de minería de datos" que, además, ahora se asocia con la maquinaria de guerra.
La voz de los artistas se ha alzado con fuerza. Músicos como Morris Mills han instado a la industria a seguir el ejemplo de los actores y guionistas en su lucha contra la explotación de la inteligencia artificial y por salarios justos. De manera similar, James Kennedy, un productor y músico con décadas de experiencia, ha descrito a Spotify como una "vergüenza", una compañía que no invierte en las artes y que se ha aliado con grandes discográficas, megaestrellas y, ahora, con la inteligencia artificial y la industria armamentística. Estas críticas recuerdan a precedentes históricos, como la banda canadiense Godspeed You Black Emperor!, que ya en 2002 utilizó la portada de su disco Yanqui U.X.O. para señalar los vínculos entre empresas musicales y la industria armamentística. La elección del título de su octavo álbum en 2024, No Title as of 13 February 2024 28,340 Dead, conmemorando las víctimas en Gaza hasta esa fecha, subraya la profunda conexión entre el arte y la conciencia sociopolítica.

Durante el segundo trimestre de 2025, la compañía reportó pérdidas netas de 86 millones de euros
En paralelo a estas tensiones éticas, Spotify ha enfrentado un deterioro en sus resultados financieros. Durante el segundo trimestre de 2025, la compañía reportó pérdidas netas de 86 millones de euros, una cifra que contrasta drásticamente con los 274 millones de euros de beneficio obtenidos en el mismo periodo del año anterior. Aunque la facturación experimentó un crecimiento del 10%, alcanzando los 4.193 millones de euros, esta cifra quedó por debajo de las expectativas del mercado, que anticipaban 4.270 millones. El beneficio operativo también se vio afectado, situándose en 406 millones de euros, lejos de los 490,3 millones proyectados.
A pesar de que la plataforma destaca su capacidad para atraer y retener a casi 700 millones de usuarios y un crecimiento del 12% en suscriptores premium, hasta alcanzar los 276 millones, el aumento de los costes operativos ha mermado su rentabilidad. Estos gastos se elevaron un 8% interanual, llegando a 914 millones de euros, un incremento atribuido al impacto de los costes y los efectos cambiarios negativos por la depreciación del dólar. Para el tercer trimestre de 2025, Spotify proyecta un beneficio operativo de 485 millones de euros sobre unos ingresos totales de 4.200 millones, con la esperanza de mejorar sus márgenes a lo largo del año. Sin embargo, los analistas de XTB interpretan estos resultados con pesimismo, señalando que, a pesar del crecimiento en usuarios e ingresos, la clave reside en que los beneficios no han cumplido con las expectativas del mercado, lo que ha provocado una reacción adversa en el valor de sus acciones.
FC Barcelona: un patrocinio en riesgo y posible objetivo de nuevos boicots
El impacto de estos desafíos no se limita al ámbito musical, sino que también podría extenderse a esferas inesperadas, como el patrocinio del FC Barcelona. El contrato de esponsorización principal de la camiseta, que liga a Spotify con el club catalán, vence el 30 de junio de 2026. Actualmente, la plataforma sueca desembolsa unos 65 millones de euros anuales, con bonus que elevan la cifra a unos 70 millones, además de cinco millones por los naming rights del Camp Nou hasta la temporada 2025-2026. A partir de 2026 y hasta 2034, esta cifra por el nombre del estadio ascenderá a 20 millones anuales.

Aunque ambas partes han manifestado satisfacción con la colaboración, calificándola de "fantástica simbiosis", el Barça se prepara para una renegociación crucial. El contrato actual otorga a Spotify el derecho a prorrogar unilateralmente el patrocinio de la camiseta hasta 2030, con un incremento de 10 millones de euros, lo que elevaría el pago a 70 millones. La empresa sueca aspira a una nueva opción unilateral de prórroga hasta 2034, con otra subida de 10 millones, alcanzando los 80 millones anuales. No obstante, el FC Barcelona no parece dispuesto a hacer tantas concesiones.
Según estudios de mercado internos del club, la camiseta azulgrana, que goza de un récord de ventas y una repercusión global, podría valer actualmente hasta 120 millones de euros por campaña. El ascenso de nuevos ídolos como Lamine Yamal en el equipo masculino, junto con el éxito rotundo del equipo femenino, ganador de varias Copas de Europa y con Balones de Oro en sus filas, ha disparado el valor de la marca Barça. Esta revalorización otorga al club una posición negociadora mucho más fuerte, sugiriendo que la actual oferta de Spotify está significativamente por debajo de lo que el mercado estaría dispuesto a pagar por un espacio tan codiciado. La presión sobre Spotify, derivada tanto de los boicots artísticos como de sus propias pérdidas financieras, podría influir en el resultado de estas negociaciones, que se vislumbran como una compleja partida de ajedrez donde cada movimiento estratégico definirá el futuro de estas importantes alianzas.
La posibilidad de que el FC Barcelona se convierta en el objetivo de nuevos boicots no es descabellada.
A medida que la conciencia sobre las inversiones de Daniel Ek se extiende, los aficionados y los grupos de presión podrían empezar a cuestionar la asociación del club con una empresa vinculada a la industria armamentística. El riesgo radica en que la visibilidad global del Barça podría ser utilizada por los activistas como una plataforma para amplificar su mensaje, presionando al club para que revise o, incluso, rompa su acuerdo con Spotify.
Este escenario representa una bomba de relojería para el FC Barcelona, que deberá navegar con cautela entre sus intereses financieros y la creciente exigencia de una mayor responsabilidad ética en el deporte y sus alianzas comerciales. La directiva del club se encuentra ante la tarea de equilibrar la necesidad de ingresos con la protección de su imagen y valores, una decisión que marcará un precedente significativo en la relación entre el deporte de élite y las corporaciones globales.












