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Tesla ha perdido su encanto frente a la ofensiva de marcas chinas como BYD, Omoda y MG

La ofensiva de BYD Omoda y MG replantea el liderazgo de Tesla en el mercado europeo de vehículos eléctricos

Por Redacción - 27 Noviembre 2025

El pulso entre el fabricante automovilístico estadounidense Tesla y los pujantes gigantes chinos está redefiniendo el mapa de la movilidad eléctrica en Europa, un escenario donde la balanza se inclina progresivamente hacia el Lejano Oriente.

La percepción de Tesla en el mercado automovilístico europeo ha experimentado una metamorfosis compleja, alejándose progresivamente de la imagen de marca pionera e intocable que forjó en sus inicios. Si bien la compañía sigue siendo un referente ineludible en la electrificación y la tecnología, la etiqueta de ser intrínsecamente "cool" o vanguardista está siendo diluida por la llegada de competidores que ofrecen atributos similares o superiores en segmentos específicos. El factor novedad, que catapultó a Tesla a ser una marca de deseo asociada a la innovación radical y a una narrativa de cambio, se ha agotado en gran medida a medida que la electrificación se ha generalizado.

Lo que comenzó como un dominio indiscutible por parte de la firma de Elon Musk, gracias a una estrategia de electrificación audaz y temprana, se enfrenta ahora a la realidad de una competencia que llega con modelos de alto valor percibido y precios ajustados. Este cambio no es una mera oscilación puntual, sino el reflejo de una transformación profunda impulsada por marcas como BYD, Omoda y MG, que están logrando una penetración notable y con un crecimiento de ventas que deja en evidencia la pérdida de impulso de Tesla en el Viejo Continente.

La proliferación de modelos eléctricos por parte de fabricantes tradicionales y la vigorosa irrupción de las marcas chinas han democratizado la tecnología que antes era exclusiva de Tesla. El diseño minimalista, que antes se celebraba como un signo de modernidad y eficiencia, ahora es criticado por algunos por su falta de calidez o variedad, especialmente frente a las propuestas estéticas más ricas y personalizables. Además, la promesa de la conducción autónoma total y otros desarrollos futuristas, que alimentaban ese aura de superioridad tecnológica, se ha encontrado con una realidad regulatoria y técnica más lenta de lo prometido, lo que ha mermado la fe en la capacidad de Tesla para mantener una distancia insalvable con sus rivales.

La irrupción de estos actores asiáticos se fundamenta en una agresiva expansión comercial que ha calado en el consumidor europeo, ávido de alternativas que conjuguen tecnología, diseño y una relación calidad-precio sumamente atractiva. Marcas como BYD, el coloso que ya desbanca a Tesla en el volumen global de ventas de vehículos eléctricos (BEV) en ciertas métricas, han sabido trasladar su dominio productivo y tecnológico a Europa.

En el arranque de 2025, esta presión se ha materializado en cifras: las ventas de vehículos de Tesla en Europa sufrieron una significativa contracción, un revés que contrasta con el crecimiento exponencial de las marcas chinas, que en febrero del año en curso incluso superaron a la americana en matriculaciones de vehículos eléctricos, con un volumen conjunto de aproximadamente 19.800 unidades frente a las poco más de 15.700 de la compañía de Musk, según informes especializados. Es importante contextualizar esta caída en la cuota de Tesla, que se sitúa en su nivel más bajo de los últimos cinco años, en parte debido a la creciente competencia y a los ajustes de producción por la transición a versiones renovadas de sus modelos más vendidos, como el Model Y.

La ofensiva china no solo se limita a los vehículos puramente eléctricos. Los modelos híbridos enchufables (PHEV) provenientes de Asia también están experimentando un crecimiento interanual espectacular, con una triplicación de las unidades matriculadas en el primer mes de 2025 en comparación con el mismo periodo de 2024.

Este dato subraya una estrategia dual que aborda diversas sensibilidades del mercado, ofreciendo soluciones para aquellos que aún dudan en dar el salto total al vehículo eléctrico de batería. BYD, con un impresionante aumento en sus matriculaciones de BEV, y Polestar (que, si bien es de origen sueco, está bajo el paraguas de Geely, uno de los grandes grupos chinos) son ejemplos claros de este avance, registrando incrementos que rondan y superan el 90% en la comparativa interanual de febrero.

Un caso de estudio particularmente revelador es el de MG, propiedad del gigante chino SAIC, que ha logrado una implantación consolidada y un volumen de ventas que ya rivaliza o supera a marcas tradicionales europeas en mercados clave como el español. Durante 2024, MG fue la marca china con más ventas en Europa y su modelo ZS se posicionó como el coche chino más vendido en el continente, un logro que habla de la eficacia de su estrategia de posicionamiento y de la confianza que ha generado entre los conductores.

En el mismo lapso, BYD ya había escalado al segundo puesto, demostrando la rapidez de su ascenso. La llegada de firmas como Omoda, que en su año de debut en 2024 ya se coló entre las cinco primeras en ventas de marcas chinas en Europa, pone de manifiesto la profundidad y la ambición de esta nueva ola de fabricantes. Este impulso se sostiene no solo en el producto, sino también en una fuerte inversión en redes de distribución. BYD, por ejemplo, ha manifestado su intención de ampliar significativamente su presencia con un gran número de puntos de venta en toda Europa en 2025, una señal clara de su compromiso a largo plazo con el mercado. Esta expansión física garantiza la visibilidad, la atención al cliente y la capacidad de servicio, elementos cruciales para ganar la confianza que sustenta la elección de un vehículo.

La realidad en 2025 muestra cómo la cuota de mercado de las marcas chinas en Europa ha duplicado su presencia en el último año. Este crecimiento ha sido constante y se ha visto impulsado por los resultados de MG, BYD y Omoda/Jaecoo, que han capturado una parte significativa de las matriculaciones, demostrando que la fase de "novedad" ha terminado y que ahora son competidores de pleno derecho.

El consumidor ya no solo busca un producto disruptivo, sino una oferta madura, variada y accesible. La calidad de las baterías, la integración tecnológica y una estética que se alinea con los gustos occidentales han disipado las reservas iniciales. Las marcas chinas están humanizando su narrativa en Europa a través de la proximidad que otorgan los concesionarios y de una adaptación sutil pero efectiva a las exigencias regulatorias y culturales del Viejo Continente. Este meticuloso aterrizaje está creando un nuevo equilibrio de poder donde la innovación ya no es patrimonio exclusivo de unos pocos, sino una característica generalizada en un mercado cada vez más plural.

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