Artículo Personal Branding

Por qué borrar los tuits del pasado se ha convertido ya en una pieza más de la construcción de la marca personal

Fue una de las grandes tendencias de 2018, al tiempo que se hacía cada vez más evidente su necesidad

Por Redacción - 28 Diciembre 2018

Cuando a principios del verano se estaban haciendo porras sobre quién sería el nuevo presidente de RTVE, la televisión pública española, se produjo un fenómeno. Algunos de los candidatos que parecían mejor posicionados empezaron a borrar publicaciones que habían hecho en el pasado. Andrés Gil y Ana Pardo de Vera, durante unos días, borraron miles de tuits, purgando sus contenidos del pasado.

Pardo de Vera fue transparente con lo que había hecho y explicaba entonces a Verne que su cuenta era "personal" mientras que "las responsabilidades públicas trascienden lo personal". "Debemos ser dueños de nuestras palabras en cada momento y contexto. La gente se equivoca, evoluciona, cambia...", apuntaba.

Ninguno de ellos se acabaría convirtiendo en máximo responsable de la televisión pública, pero habían aprendido una lección de lo que había ocurrido con los políticos a lo largo de los últimos años. El ahora presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se convirtió en material para la arqueología en Twitter ya cuando se convirtió en el candidato del PSOE. Algunos de sus tuits han entrado casi en categoría de meme, como el de las pizzas del restaurante Luna Rossa, y son recuperados de forma casi cíclica. Cuando el escritor Maxim Huerta se convirtió en ministro de Cultura, y a pesar de su efímero paso por el cargo, sus tuits fueron usados en recopilaciones, artículos, análisis y muchos chistes en la red social.

Los tuits del pasado son exhumados en cuanto un tuitero se convierte en un personaje público o mucho más relevante de lo que era en su momento, lo que se convierte también en un arma de doble filo.

Al fin y al cabo, los contenidos son sacados muchas veces de contexto y, en otras ocasiones, son opiniones personales y contenidos generados para un público que es el que no está llevando. Otras veces, la exhumación de los perfiles en Twitter y de sus contenidos implicar recuperar pecados del pasado que mal se digieren en el presente.

Sea como sea, todos estos contenidos tienen un impacto en el presente y se pueden convertir en un lastre para la marca personal.

El Milkshake Ducking, absolutamente común

De hecho, los tuits del pasado ya han hundido reputaciones y sido motivo de despido (ocurrió con el director de Guardianes de la Galaxia, James Gunn) y también han pinchado burbujas de éxito de fenómenos online. En Estados Unidos, el proceso tiene nombre desde ya 2016, cuando una estrella online cayó tan rápido como había subido cuando se descubrieron los comentarios que había hecho en su perfil en Reddit años atrás. Es el Milkshake Ducking.

Lo que ha sucedido en 2018 es, sin embargo, que las cosas se han vuelto más extremas. Como apuntan en The Verge, sus efectos se han vuelto más notables y su ámbito de acción más inteso. Se está haciendo a la gente responsable por todo lo que hicieron y dijeron en su pasado y por todo lo que dejó huella digital asociada.

Y esto está haciendo que muchos personajes destacados estén haciendo purga masiva de sus perfiles en redes sociales y de lo que dijeron en ellas... aunque no siempre llegan a tiempo para evitar hundir su marca personal y su reputación (en el medio estadounidense recuerdan a Kevin Hart, que perdió su papel como anfitrión de los Oscar en tiempo record por sus comentarios homófobos del pasado: había hecho limpieza en su perfil en Twitter pero había llegado demasiado tarde).

Prevenir para curar

Y, aunque muchos de esos comentarios son cuestionables y reflejan visiones negativas que pro ellas solas ya deberían tener un impacto negativo en la marca personal, la situación es más compleja porque a veces es un choque entre la red de hace unos años (más inconsciente) y la de ahora, como recuerdan en The Verge. El humor de los primeros años de Twitter no es ya apropiado, o al menos los internautas no lo reciben del mismo modo.

Por ello, purgar contenidos del pasado se ha convertido ya no en una opción sino en ocasiones en una obligación a la hora de mantener cierta marca personal. Uno no puede cambiar el pasado - y hay elementos del pasado que no se pueden perdonar y que afectarán a la imagen por mucho que se borre un par de tuits para evitarlo - pero sí que sus mensajes se usen sacados de contexto y que se conviertan en el último viral.

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