Por Redacción - 3 Octubre 2025
Dior ha emprendido un viaje introspectivo hacia sus cimientos gráficos. Bajo la dirección creativa de Jonathan Anderson, la Maison ha optado por recuperar el logotipo original de 1946 diseñado por el propio Christian Dior, marcando así una distancia consciente de la uniformidad que ha caracterizado al sector del lujo en los últimos años. Este movimiento no es un mero ejercicio de nostalgia, sino una estrategia deliberada para "decodificarlo para recodificarlo", un principio que busca establecer una tabla rasa para el próximo capítulo creativo, anclado firmemente en la gramática fundacional de la casa.
El imponente "DIOR" en mayúsculas, que dominó la identidad de la marca desde 2018, cede su lugar a una "D" mayúscula seguida de letras minúsculas, resucitando la elegancia serena de la fuente Cochin. Este sutil, pero significativo, cambio ha comenzado a manifestarse en etiquetas y detalles textiles, consolidándose plenamente durante el debut oficial de la colección femenina para la temporada Primavera-Verano 2026, tras una presencia más moderada en el desfile de moda masculina.

Para apreciar la profundidad de esta decisión, es fundamental remitirse al momento de la fundación de la casa en 1946
Christian Dior seleccionó la tipografía Cochin, un diseño de 1912 creado por Georges Peignot e inspirado en el grabador del siglo XVIII Charles-Nicolas Cochin, como el rostro editorial de su marca. Cochin, una serifa de grabado con remates definidos y un ritmo intrínsecamente elegante, encapsulaba visualmente la idea de la alta costura "arquitectónica" que Dior estaba a punto de desvelar al mundo con el New Look de 1947. Esta elección ancló la identidad de la casa en la rica tradición gráfica francesa de la impresión y la publicación, confiriéndole un peso cultural que iba más allá de la moda.

Anderson, al resucitar esta fuente, reintroduce un peso "humano" y micro-irregularidades serif que otorgan a la marca un timbre distintivo frente al aplanamiento visual generalizado de los logotipos minimalistas. En un momento, como atestigua el mercado de consumo masivo y de lujo, en el que la nostalgia retro se erige como una de las tendencias de branding más relevantes para 2025, este movimiento de Dior se alinea con una búsqueda generalizada de conexión emocional y autenticidad. Marcas de otras industrias, como se observa en la restauración rápida, han recurrido a elementos visuales de los años ochenta y noventa para apelar a un pasado menos complejo, pero Dior, al elegir Cochin, lo hace desde un lugar de herencia pura, no de marketing nostálgico superficial, reforzando su estatus de marca con una narrativa fundacional profunda.
La identidad visual de Dior nunca ha sido monolítica
Junto al logotipo tipográfico en Cochin, la Maison desarrolló un segundo lenguaje con la introducción del icónico monograma "Oblique" en 1967, bajo la dirección de Marc Bohan. Este patrón jacquard, que presentaba las cuatro letras de Dior inclinadas y repetidas en diagonal, fue concebido inicialmente para accesorios y marroquinería. Presentado formalmente en la primavera de 1969, el "Oblique" se estableció como el "segundo alfabeto" de la casa, demostrando una notable capacidad para resurgir cíclicamente en colecciones posteriores, desde la época de Galliano hasta las innovaciones recientes en accesorios.

A partir de los años noventa, esta coexistencia generó un diálogo permanente entre el clasicismo inherente al logotipo tipográfico y el deseo de visibilidad y reconocimiento inmediato que el monograma ofrecía. La clave del éxito de este monograma reside precisamente en que ha sabido dialogar, en lugar de competir, con el logotipo principal, una dualidad que Anderson ahora busca reequilibrar.
A lo largo de las décadas, el logotipo de Dior ha reflejado las visiones de sus directores creativos.
A principios de la década de 2000, durante la etapa de Hedi Slimane, se introdujo una variación tipográfica en mayúsculas para la línea de hombre, rebautizada como Dior HOMME, un estilo que también influiría en la perfumería. Sin embargo, el cambio más drástico se produjo entre 2016 y 2018, cuando, en sintonía con la tendencia del blanding que afectaba a muchas marcas de lujo —un fenómeno de estandarización y homogeneización de los logotipos en formas neutras y sans-serif (sin remates)—, Dior simplificó su marca a un "DIOR" en mayúsculas.
Esta versión, considerada más asertiva y escalable para los puntos de contacto digitales, coincidió con la llegada de Maria Grazia Chiuri a la moda femenina en 2016 y la de Kim Jones a la moda masculina en 2018. Esta estandarización se aplicó a todas las líneas, desde la Alta Costura hasta el packaging, buscando una imagen limpia y minimalista, un enfoque que, si bien maximizaba la legibilidad digital, sacrificaba parte del carácter distintivo y la herencia tipográfica única de la Maison.












