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Más Marketing, menos Publicidad: priorizando la creación de valor a largo plazo

Por Redacción - 22 Enero 2025

Si tenemos en cuenta que los consumidores cada día se enfrentan a miles de impactos de marca, anuncios publicitarios y mensajes comerciales, la necesidad de un enfoque más centrado en el marketing y menos en la publicidad tradicional se hace más evidente. Los datos demuestran que los consumidores están cambiando la forma en que se relacionan con las marcas, optando por formas de comunicación más genuinas, útiles y relevantes. En lugar de la publicidad invasiva, los consumidores buscan contenido de valor, estableciendo una nueva era para las estrategias comerciales.

La publicidad parece haberse desplazado hacia los anuncios en plataformas de video o streaming, emulando el modelo clásico de la televisión. En muchos casos, estos anuncios están vinculados a tarifas más económicas para acceder a ciertos servicios. Sin embargo, lo que realmente subyace es que esta forma de publicidad, anclada en fórmulas tradicionales, sigue siendo el motor de un negocio millonario que, aunque persigue exprimir al máximo a las marcas, es un secreto a voces que casi nadie presta atención a estos anuncios. De hecho, el 70% de los consumidores prefiere conocer una marca a través de contenido útil en lugar de anuncios tradicionales. Este dato refleja una tendencia clara: la publicidad convencional ya no genera la misma conexión emocional que antes. Los usuarios no solo son más escépticos ante los anuncios, sino que se sienten más atraídos por aquellos contenidos que aportan valor real, ya sea a través de información educativa, entretenimiento o soluciones prácticas.

Por ejemplo, diferentes estudios han demostrado que estrategias como el marketing de contenidos genera tres veces más leads que la publicidad tradicional y cuesta un 62% menos. Este dato resalta una de las principales ventajas del marketing: su capacidad para ofrecer un retorno sobre la inversión mucho más eficiente. Mientras que los anuncios tradicionales requieren de presupuestos elevados para alcanzar una audiencia amplia, el marketing de contenidos se enfoca en atraer a las personas adecuadas mediante información de calidad, lo que, además de ser más económico, es más efectivo para convertir prospectos en clientes. Y todo ello si tenemos en cuenta además, que el 84% de los millennials no confía en la publicidad tradicional y la ignora activamente.

De hecho, los consumidores actuales descubren más productos a través de contenidos, influencers o recomendaciones que mediante la publicidad tradicional.

Este segmento de la población, clave para el futuro de las marcas, ha crecido en un entorno donde la publicidad es omnipresente, lo que ha generado una desconfianza generalizada hacia los mensajes publicitarios convencionales. Este comportamiento refleja una preferencia por las marcas que se comunican de manera auténtica y transparente, es decir, a través de estrategias de marketing que van más allá del simple anuncio. Por otro lado, la creciente adopción de bloqueadores de anuncios por el 47% de los usuarios es otra muestra del rechazo generalizado hacia la publicidad tradicional. Los consumidores no solo ignoran los anuncios, sino que activamente los bloquean para evitar la interrupción de su experiencia en línea.

Pensémoslo de forma racional: si los usuarios están buscando activamente métodos para bloquear los anuncios publicitarios, nos están enviando una clara señal de lo que no les interesa. No debemos asumir que, solo porque un anuncio se muestre en pantalla, está recibiendo la atención que merece. La realidad es que la mayoría de los consumidores ignoran estos mensajes, lo que pone en evidencia la creciente desconexión entre la publicidad tradicional y lo que realmente atrae y retiene a los usuarios.

Por todo ello, muchas empresas y marcas, aunque siguen destinando una parte residual de sus presupuestos a la publicidad, han descubierto que en muchos casos, invertir en la experiencia del cliente y en la calidad de la atención que se les brinda resulta mucho más rentable a largo plazo. Esta estrategia no solo mejora la satisfacción del consumidor, sino que también fomenta la lealtad y genera un valor duradero para la marca, convirtiéndose en un activo mucho más sólido que los esfuerzos publicitarios tradicionales. De igual forma, estrategias como el street marketing, el marketing de guerrilla, las pop-up stores y las experiencias de marca, aunque suelen recibir menos atención mediática en comparación con los anuncios tradicionales, han demostrado ser formas innovadoras y efectivas de conectar con los consumidores. Estas tácticas se centran en crear momentos de interacción auténtica, donde el consumidor se siente involucrado de manera voluntaria y activa, sin la necesidad de ser interrumpido por mensajes publicitarios intrusivos.

A pesar de los argumentos que favorecen el marketing sobre la publicidad, es fundamental reconocer que la publicidad sigue teniendo un papel relevante en muchos casos. En situaciones donde se requiere visibilidad rápida o alcanzar a una audiencia masiva, los anuncios tradicionales continúan siendo una herramienta crucial.

No obstante, aunque la publicidad sigue siendo una pieza esencial dentro del conjunto de estrategias de marketing, el panorama está experimentando un cambio. Muchas de las acciones estratégicas de marketing de las marcas pueden tener un propósito publicitario, pero la diferencia radica en la manera en que se llevan a cabo. La clave está en integrar ambas estrategias de forma coherente, utilizando la publicidad como un complemento del marketing de contenidos, en lugar de como un reemplazo. En última instancia, el marketing, centrado en el valor y la relevancia, siempre será el fundamento de una relación sólida y duradera con los consumidores.

Hemos de recordar una vez más, que el marketing y la publicidad, a pesar de sus similitudes, son conceptos completamente diferentes. Si bien ambos forman parte del mismo ecosistema de comunicación de marca, sus objetivos, enfoques y métodos son distintos.

La publicidad se enfoca principalmente en la promoción de un producto, servicio o marca a través de medios pagados, como anuncios en televisión, radio, prensa o plataformas digitales. Su principal objetivo es aumentar la visibilidad y generar ventas inmediatas, orientándose más a la difusión masiva y la creación de una imagen reconocible. Es, en esencia, un impulso directo y visible que busca captar la atención del consumidor en el momento. Por otro lado, el marketing abarca un enfoque mucho más amplio que incluye no solo la publicidad, sino también otras estrategias como la investigación de mercado, la segmentación de audiencias, el desarrollo de productos, la fijación de precios, las relaciones públicas y, sobre todo, la creación de valor a largo plazo. El marketing se centra en comprender las necesidades y deseos del consumidor, desarrollando estrategias para satisfacerlos y construir una relación sólida y duradera. Es un concepto más integral que va más allá de la promoción y se extiende a todo el ciclo de vida de la marca, desde su concepción hasta la fidelización del cliente.

Por lo tanto, aunque la publicidad es una parte esencial del marketing, no son intercambiables ni se limitan a la misma función. El marketing utiliza la publicidad como una herramienta más dentro de una estrategia mucho más compleja que involucra todos los aspectos de la marca y su relación con el consumidor. Solo es cuestión de comprender que más marketing y menos publicidad, sin prescindir de ninguna de ellas, es un enfoque que prioriza la creación de valor a largo plazo.

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