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¿Por qué desayunas con un zumo de naranja? La 'culpa' la tiene el marketing 

Los productores de naranjas tenían un exceso de producción y lanzaron una campaña masiva en los años 20 en EEUU posicionando el zumo 

Por Redacción - 21 Julio 2022

Aunque de un tiempo a esta parte los zumos han ido ganando en mala prensa, lo cierto es que durante décadas se han ido asociando a lo claramente saludable y también, en el caso del zumo de naranja, a lo esperable en el menú de desayuno. Desayunar con zumo de naranja se veía como una opción positiva y destacada, como algo deseable. De hecho, puede que en tu casa no te diese tiempo a hacerte un zumo, pero claramente sí esperabas que te lo ofreciesen si estabas desayunando en un sitio especial. Un desayuno de hotel sin zumo de naranja no parecía un buen desayuno.

Pero ¿por qué el zumo de naranja se afianzó como algo tan bueno para acompañar el desayuno? La “culpa”, por así decirlo, la tiene el marketing.

Como en tantas historias, este consumo nuevo nació en un momento de exceso de producción como una solución para dar salida al stock. Como recuerdan en la BBC, a principios del siglo XX dos estados de EEUU eran productores de naranjas. Las de California servían o para zumo como para mesa, pero las de Florida eran todas óptimas para exprimir. Por ello, cuando en 1909 los productores se encontraron con un exceso de stock, los zumos fueron la solución.

Hasta principios del siglo XX, en EEUU casi no se consumía zumo de naranja (en parte porque se vendía enlatado y no sabía bien), pero en 1920 una campaña publicitaria intensa logró posicionarlo ante el mundo. La industria de la naranja se aprovechó del descubrimiento de las vitaminas y orientó su marketing hacia la vitamina C. La idea cuajó - ¿quién no sabe ahora que la naranja es rica en vitamina C? - e incluso se potenció hablando en campañas y argumentos de enfermedades relacionadas con no tener suficientes vitaminas. Durante la II Guerra Mundial, se descubrió una nueva manera de comercializar el zumo de fruta y los productores de Florida empezaron a comercializarlo así.

El zumo de naranja se afianzó en el mercado, por tanto, con dos grandes ideas: una era la de que era un producto saludable que aportaba vitaminas valiosas y otra que era muy fácil de consumir. No tenías que exprimir las naranjas en casa, porque la industria ya se encargaba de empaquetarlo para ti y con todo el buen sabor posible.

Más marketing en el desayuno

Lo cierto es que el zumo de naranja no es el único producto que ganó en presencia gracias a una buena estrategia de marketing. Sin salir de la mesa del desayuno, también los cereales se convirtieron en una opción saludable como primera comida del día gracias a la publicidad y a un marketing potente.

La propia invención de los cereales está conectada con el mercado de la salud. Cuando el doctor Kellogg los lanzó en el siglo XIX los presentó como una pieza para la vida equilibrada. Entonces, eso sí, llegaban a un nicho de mercado muy limitado y con mensajes muy específicos, como una cura para la indigestión. Su hermano se hizo luego con el control de la compañía y decidió lanzarlo a un público de masas.

Para ello, los convirtió en un desayuno saludable, insistiendo en que desayunar es muy importante – la idea de que el desayuno es la comida más importante del día viene de ahí – y que los cereales cumplían esas necesidades.

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