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Cómo la repercusión de los eventos ha cambiado gracias a las redes sociales

Los eventos se siguen a través de hashtags y Twitter se ha convertido en la red social indispensable
Periodista especializada en marketing, tecnología y cultura. Como escritora, autora...

Una de las herramientas de las que se han aprovechado organizaciones, marcas y empresas para llegar a los ciudadanos han sido los eventos. Los eventos son una de las fórmulas perfectas para encontrarse con la audiencia y para hacerles descubrir los mensajes y temas que se quieren transmitir. No hay más que ver la importancia que han tenido los congresos en las últimas décadas como dinamizadores del saber para entenderlo.

Pero los eventos ya no son como eran, como nada es realmente como era en el pasado. Ellos también se han visto afectados por los cambios y la revolución que internet ha supuesto para elementos como la publicidad, la comunicación o el comercio también los ha tocado a ellos. ¿Siguen siendo relevantes los eventos en los tiempos de internet? Sin duda lo son y posiblemente también sin duda lo son gracias a las redes sociales.

Las redes sociales han cambiado por completo cómo se organizan, cómo se consumen, cómo se comunican y cómo son en esencia los eventos. La repercusión que tenían en el pasado palidece en comparación con la que tienen ahora y las redes sociales han funcionado no solo como un altavoz sino como una capa de mejora de los eventos. ¿Cómo lo han hecho?

Amplían el alcance del evento

Sin duda, la principal mejora que las redes sociales han introducido en cómo los eventos que organizan las marcas y las organizaciones tienen en los usuarios ha sido el de ampliar el alcance de los mensajes. Hasta la llegada de las redes sociales, los eventos solo llegaban a quienes estaban en el área limitada de influencia de los mismos. Los interesados se enteraban porque veían una mención en la prensa local, porque se encontraban con un cartel publicitario relacionado o porque recibían algún tipo de comunicación específica relacionada con el mismo.

Las redes sociales han viralizado los eventos y han hecho que su área de influencia sea mucho mayor. Descubrir acciones que pueden interesar ya no está limitado a simplemente esos primeros interesados en los que la organización del evento habían pensado.

Hacen que llegue a muchas personas que antes no llegaban

Y el efecto inmediato que ha tenido este salto cualitativo en alcance lo ha tenido también en un aspecto concreto de las audiencias. No solo es que se hable más de un evento y por tanto el mismo tenga un alcance potencial mucho más elevado, sino que además las redes sociales han permitido que los eventos lleguen a públicos mucho mayores y a públicos a los que muchas veces no estaban llegando.

Los eventos han salido de su espacio limitado y se han lanzado a la conquista de nuevos interesados, especialmente entre los nichos de mercado más jóvenes. Para los millennials, posiblemente, no tenga mucho sentido intentar descubrir los temas que les interesan, las conferencias a las que les gustaría asistir, empleando canales tradicionales: para ellos las redes sociales son las embajadoras de lo que quieren ver y hacer.

Evita la obligación del estar ahí de forma física

Aunque, sin duda, el mayor cambio que han impulsado las redes sociales en lo que a eventos se refiere y que explica claramente ese cambio en cómo llegan las audiencias a los mismos es que ya no es realmente necesario estar físicamente en el evento en cuestión para poder seguirlo. Hoy en día, cualquiera con una conexión a internet y un perfil en redes sociales puede hacerlo.

Los eventos se siguen a través de hashtags y Twitter se ha convertido en la red social indispensable cuando se organiza uno. Hace unos años, las pantallas que permitían seguir lo que se estaba diciendo en la red social sobre el evento en cuestión eran una gran novedad. Hoy no hay asistente que no tenga el móvil o la tableta en la mano para seguir los comentarios de los demás y retuitear las frases más importantes. Organizar un evento y no fijar el hashtag oficial para conducir la conversación es un error notable.

Pero los interesados no solo exigen ya que se hable de un evento en Twitter y que se comunique lo que está sucediendo a golpe de hashtag, también quieren que la organización sea interactiva. El streaming de lo que está sucediendo es casi una exigencia y los eventos que no lo emplean acaban generando una cierta sensación de cutres. Pensar que como muchos de estos eventos son de pago no se debería permitir que quienes no están de forma física en el mismo puedan ver lo que se está diciendo no es ya un argumento de peso. Para quienes están, el evento aporta mucho más que simplemente escuchar lo que se está diciendo (es una llave para el networking o para preguntar dudas concretas). Incluso en eventos con elevados costes de acceso, como pueden ser las charlas del Mobile World Congress, ya se puede ver desde casa qué está ocurriendo gracias al streaming.

Generan debates y enriquecen la actividad

Las redes sociales no son, además, únicamente un elemento para hacer testimonio de lo que se está viendo, sino también una herramienta para crear un debate paralelo y producir una elevada actividad relacionada con el evento en sí. Todos hemos estado en una conferencia, hemos escuchado algo que lo que no estábamos de acuerdo y hemos acudido a Twitter para comentarlo y participar en una conversación con los demás sobre lo que está ocurriendo.

Estos debates, estas conversaciones paralelas, son en realidad un bonus al evento en si. Lo enriquecen, lo complementan y lo dotan de una dimensión que antes de la existencia y la popularidad de las redes sociales no tenían.

Reduce la caducidad del evento

Toda esta actividad paralela, todas estas conversaciones que se crean al hilo de las redes sociales, han tenido además otro efecto. Los eventos ya no se terminan cuando el último participante cierra su intervención. Las redes sociales han hecho que las fechas de caducidad de los mismos se alarguen y que los eventos tengan una vida que va mucho más allá de los tiempos específicos en los que se habían programado las actividades.

Las conversaciones tienen su propia existencia natural en las redes sociales, lo que hace que no se puedan terminar en el momento exacto en el que se llega al fin programado. Y, por otra parte, los participantes acaban generando nuevas excusas para la conversación, ya sea con posts en sus blogs personales, actualizaciones en otras redes sociales o mensajes recuperados, que hacen que todo dure un poco más.

Abre nuevas formas de contar lo que se quiere contar

Y, finalmente, las redes sociales han servido como revulsivo a las formas. Ya no es necesario emplear los mismos recursos que siempre se han empleado. Ahora se puede ser mucho más novedoso, innovador, imaginativo para contar lo que se quiera contar. La aparición de nuevas herramientas sociales, como pueden ser Meerkat o Periscope, han creado nuevos soportes y permitirán la aparición de nuevas fórmulas. El storytelling no tendrá ya que ser como el de siempre.

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