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Los nuevos dispositivos con capacidades telepáticas dibujan un futuro distópico para el ecommerce, la publicidad y el marketing

La llegada de este tipo de tecnologías, podría también suponer un cambio fundamental en los sectores del marketing y la publicidad.

Por Redacción - 11 Septiembre 2025

La humanidad se encuentra ante una transformación profunda en la manera en que nos comunicamos y nos relacionamos con la tecnología. Durante mucho tiempo, la voz, la escritura y los gestos táctiles han sido los cimientos de nuestra interacción, pero una nueva era se vislumbra, prometiendo trascender estas interfaces tradicionales. Este avance no depende de implantes cerebrales invasivos, un camino explorado por proyectos como Neuralink, sino que se inclina hacia una solución más accesible y menos intrusiva, centrada en la interfaz más fundamental de todas: la actividad del pensamiento.

La idea de controlar dispositivos con la mente ha sido un pilar de la ciencia ficción, y los experimentos de Neuralink con primates han captado la imaginación popular. Sin embargo, la viabilidad de un chip cerebral para el uso masivo sigue siendo un obstáculo considerable. La necesidad de una intervención quirúrgica para su implantación, aunque sea una solución esperanzadora para individuos con discapacidades severas, la convierte en una opción restrictiva para la mayoría. En este contexto, una startup llamada Alterego propone una visión diferente, presentando un dispositivo wearable que facilita una comunicación y un control casi telepáticos sin los rigores de la cirugía.

A primera vista, la tecnología de Alterego podría parecer que lee la mente. No obstante, su fundador, Arnav Kapur, ha aclarado esta percepción al público.

El dispositivo no es un lector de pensamientos invasivo que pueda exponer nuestros secretos más recónditos. En su lugar, el sistema aguarda la intención consciente del usuario, capturando únicamente aquellos pensamientos que se manifiestan de manera específica como una orden o un mensaje. Esta capacidad de discernir entre la corriente de la conciencia y una instrucción deliberada es fundamental, convirtiendo el dispositivo en una herramienta de gran valor personal y profesional. Kapur ha ilustrado su utilidad práctica al grabar ideas fugaces en las notas de un teléfono, evitando que se pierdan. La incorporación de cámaras y la asistencia de inteligencia artificial le permiten interpretar el contexto visual, ofreciendo respuestas contextuales a las consultas del usuario y consolidando su función como un asistente cognitivo avanzado.

La evolución de las tecnologías que permiten la interacción a través del pensamiento, como el dispositivo propuesto por Alterego, representa una disrupción fundamental para el comercio en línea. Más allá de las interfaces actuales, que dependen del teclado, el ratón o los comandos de voz, esta nueva era promete una experiencia de compra casi telepática, donde la intención se convierte en la acción de compra, eliminando prácticamente todos los pasos intermedios. Este cambio no es una simple optimización, sino una redefinición de la relación entre el consumidor y el producto, transformando el proceso de descubrimiento, consideración y adquisición de una manera que hasta ahora solo pertenecía al ámbito de la ciencia ficción.

Imaginemos un escenario donde un consumidor, al ver un anuncio o una imagen, no necesita hacer clic, escribir una búsqueda o decir un comando.

Simplemente, el dispositivo de interfaz mental detecta una intención de compra o un interés genuino y, de forma contextual, le presenta directamente el producto o una recomendación personalizada. Esto se basa en la capacidad de estas tecnologías para capturar "microexpresiones neuronales" de interés, convirtiendo una simple curiosidad en una acción comercial. La publicidad se volvería anticipatoria, casi telepática. Las plataformas de comercio electrónico, en lugar de esperar la navegación activa del usuario, podrían anticiparse a sus deseos, creando una experiencia de compra fluida y sin fricciones. La personalización alcanzaría un nivel sin precedentes, no basado en el historial de navegación o las búsquedas pasadas, sino en la actividad cerebral en tiempo real.

Esta capacidad predictiva redefine el papel del marketing. Las marcas no solo se enfocarán en persuadir, sino en predecir y facilitar. Las campañas de publicidad podrían diseñarse para evocar respuestas emocionales y sensoriales directas en el cerebro del consumidor. Pensemos en un usuario que ve el anuncio de un nuevo perfume; el dispositivo podría activar una respuesta neuronal que sugiera el aroma, haciendo que la experiencia de marketing sea multisensorial e inmersiva. Las agencias de publicidad se enfrentarían al reto de crear narrativas que conecten no solo con la vista o el oído, sino con la misma estructura del pensamiento humano, generando un vínculo íntimo entre la marca y el consumidor. Las conversiones ya no se medirían por clics, sino por la fluidez de la transición de una intención a una compra final.

El potencial de esta innovación se extiende más allá del control de dispositivos

Alterego introduce la posibilidad de un diálogo silencioso, permitiendo la comunicación entre personas que también usan el dispositivo. Este método de conversación sin palabras es especialmente beneficioso en ambientes ruidosos, donde la comunicación oral es difícil. Adicionalmente, la barrera del idioma puede desvanecerse, ya que el dispositivo está diseñado para traducir pensamientos y transmitirlos en la lengua del interlocutor. La tecnología subyacente, conocida como Silent Sense, es la clave de esta innovación. El diseño del dispositivo, que incluye un cable principal y auriculares no intraurales, está pensado para la discreción y la comodidad, promoviendo su uso cotidiano.

¿Un futuro distópico para la publicidad y el marketing?

La llegada de este tipo de tecnologías, podría también suponer un cambio fundamental en los sectores del marketing y la publicidad. Durante décadas, estas industrias han afinado su capacidad para influir en las decisiones de compra a través de la comunicación visual y auditiva, con el clic o el toque en la pantalla como el punto culminante del proceso de conversión. Sin embargo, la posibilidad de que el pensamiento se convierta en la interfaz de compra más fluida abre una nueva y compleja etapa. Este futuro no es una simple evolución de las herramientas actuales, sino una reconfiguración radical de cómo las marcas se conectan con los consumidores, ofreciendo una experiencia de compra sin fricciones, pero a su vez planteando serios dilemas éticos y de privacidad.

Se vislumbra un futuro donde el consumidor simplemente piensa en un producto y este aparece en su pantalla, listo para ser adquirido con una confirmación mental.

Las marcas podrían analizar los patrones de pensamiento para identificar el momento preciso en que un usuario muestra interés por un artículo. Ya no sería necesario esperar un clic, una búsqueda o un "me gusta". El sistema podría anticipar la intención de compra antes de que el usuario sea plenamente consciente de ella. Por ejemplo, al pasar por una valla publicitaria digital, el dispositivo podría registrar una microexpresión de interés neuronal y mostrar de forma automática un anuncio personalizado en la pantalla del usuario. La publicidad se volvería anticipatoria, moviéndose de la persuasión a la premonición. La personalización alcanzaría un nivel sin precedentes, no basándose en el historial de navegación, sino en la actividad cerebral en tiempo real.

Este futuro del marketing predictivo se fundamenta en la capacidad de los dispositivos como Alterego para detectar intenciones.

Aunque su tecnología actual se enfoca en la comunicación consciente, su progresión lógica apunta a la integración con plataformas de comercio electrónico. La publicidad ya no solo se vería, se sentiría y se experimentaría a un nivel cognitivo. Las marcas podrían idear campañas que no solo exhiban los productos, sino que también evoquen sensaciones y emociones vinculadas directamente al pensamiento. Podemos imaginar una experiencia de compra donde, al ver la imagen de un plato, el dispositivo active una respuesta neuronal que evoque su sabor o aroma, haciendo que la experiencia de marketing sea multisensorial y profundamente inmersiva. El desafío para las agencias de publicidad será diseñar narrativas que resuenen no solo con la vista y el oído, sino con la misma estructura del pensamiento humano, creando un vínculo casi telepático entre la marca y el consumidor.

Esta visión, por más prometedora que sea, conlleva importantes implicaciones éticas. La capacidad de las empresas para analizar los pensamientos de los consumidores, incluso los intencionales, suscita serias preocupaciones sobre la privacidad. La línea entre el interés comercial y la intrusión mental se vuelve difusa. Surge la necesidad de regulaciones que protejan lo que podríamos llamar "la privacidad neuronal", asegurando que los usuarios tengan control total sobre sus datos cognitivos. La confianza será el activo más valioso en este nuevo paradigma. Los consumidores deben tener la certeza de que sus pensamientos no serán explotados sin su consentimiento y de que no se les está manipulando a un nivel subconsciente. Las marcas que logren construir esta confianza, mostrando transparencia en el uso de la información cognitiva y ofreciendo experiencias que verdaderamente empoderen al usuario, serán las que prosperen.

Este nuevo enfoque también redefinirá la interacción de los consumidores con las marcas. La compra con el pensamiento eliminará los pasos intermedios, reduciendo el proceso de decisión de compra a un instante. Las marcas que logren simplificar este proceso y ofrecer una experiencia fluida, desde la idea inicial hasta la adquisición, tendrán una ventaja competitiva significativa. La publicidad podría dejar de ser una interrupción para convertirse en una extensión de la intención del usuario, apareciendo solo cuando es relevante. La evolución del marketing hacia la esfera del pensamiento es inevitable, y su éxito dependerá de un equilibrio delicado entre la innovación tecnológica y la responsabilidad humana.

Las aplicaciones prácticas de Alterego son vastas y prometen una disrupción significativa. La capacidad de escribir código a la velocidad del pensamiento, sin la necesidad de teclear, tiene el potencial de transformar la programación. Del mismo modo, la posibilidad de navegar por Internet o controlar otras aplicaciones y dispositivos sin clics o comandos de voz marca un hito en la interacción tecnológica. Más allá de estas aplicaciones, el dispositivo tiene una importancia profunda para las personas con discapacidades que dificultan la comunicación, brindándoles una nueva vía para expresarse y participar en el mundo. Aunque muchos detalles, como el precio y la fecha de lanzamiento, aún no han sido revelados, la promesa de Alterego de una interfaz mental accesible abre un capítulo fascinante en la evolución de la tecnología personal, impulsada por el poder de la mente.

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