Por Redacción - 13 Noviembre 2025
La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha marcado un precedente significativo en la fiscalización de las grandes plataformas digitales, al imponer una multa de cinco millones de euros a X, la red social anteriormente conocida como Twitter, tal y como ha trascendido este jueves, 13 de noviembre de 2025. Esta cuantiosa sanción, una de las más elevadas registradas por el supervisor financiero español, se fundamenta en una infracción continuada calificada de muy grave, cuyo epicentro radica en el incumplimiento de los deberes de asistencia y colaboración con la CNMV. El núcleo de la controversia es la difusión sistemática de publicidad engañosa de los llamados "chiringuitos financieros", firmas que operan al margen de la legalidad, captando ahorros de ciudadanos españoles sin poseer las licencias necesarias. Este dictamen pone de relieve la creciente tensión entre la libertad de difusión publicitaria en el espacio digital y la responsabilidad ineludible de las plataformas a la hora de proteger al inversor minorista de estafas sofisticadas.
El expediente sancionador detalla con precisión las fallas corporativas de la tecnológica, haciendo hincapié en un caso concreto que ilustra la dimensión del problema. La plataforma de Elon Musk fue requerida por la CNMV para verificar la autorización de una entidad específica, identificada en los anuncios como Quantum AI, que estaba utilizando la red social para atraer clientes.
A pesar de la solicitud formal, emitida en noviembre de 2023, la compañía no solo incumplió su deber de comprobar si esta firma estaba en el registro de entidades advertidas por la CNMV o por otros organismos internacionales, sino que tampoco verificó si tenía potestad legal para ofrecer servicios de inversión en territorio español. Esta omisión, más que un simple error administrativo, se considera una falta muy grave de colaboración institucional, lo que ha cristalizado en la firmeza de la multa tras la renuncia inicial de X a interponer recursos administrativos. La decisión, ahora publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE), recalca que la actitud de la tecnológica supuso un obstáculo directo a la labor de vigilancia del mercado.
La verdadera trascendencia de este correctivo no reside únicamente en la cifra económica, sino en la validación del papel de las redes sociales como prescriptores, o al menos como altavoces cómplices, en la proliferación del fraude financiero.
El modelo de negocio de los "chiringuitos" se basa en la rapidez y el alcance viral de las plataformas. Con frecuencia, estos anuncios utilizan reclamos extremadamente agresivos y falaces, incluyendo la suplantación de identidad de personajes públicos o famosos españoles para generar una falsa credibilidad y urgencia. Desde presentadores de televisión hasta reconocidos empresarios, sus imágenes son manipuladas para convencer a personas inexpertas de que una determinada inversión en criptoactivos, divisas exóticas o trading de alto riesgo es una oportunidad avalada. La CNMV, al sancionar a X, traslada la responsabilidad de filtrar este tipo de contenidos a la propia plataforma, obligándola a asumir un rol proactivo en la salvaguarda de la salud financiera de sus usuarios.
Este escenario regulatorio subraya la asimetría de poder y conocimiento que existe entre las grandes corporaciones tecnológicas y el ciudadano de a pie. Mientras que X posee algoritmos y herramientas capaces de segmentar, analizar y difundir publicidad a escala masiva, el inversor minorista carece de los medios para discernir con certeza si un anuncio es legítimo o un señuelo fraudulento. La imposición de esta multa por parte del organismo presidido por Carlos San Basilio no es un hecho aislado, sino que se inscribe en un esfuerzo global por hacer que el mundo digital se rija por principios análogos a los del mundo físico en materia de protección al consumidor. La CNMV ha reconocido en el pasado la colaboración de otras plataformas, como Google o Meta, en la limitación de este tipo de publicidad ilícita, contrastando esta actitud con la falta de compromiso demostrada por X y, en ocasiones, por otras como TikTok.
El castigo de cinco millones de euros se posiciona como un poderoso elemento disuasorio y un hito que, al ser la séptima sanción más elevada impuesta por el supervisor, envía un mensaje inequívoco a todo el sector de las grandes tecnológicas. La jurisdicción española y europea está decidida a no permitir que el modelo de ingresos basado en publicidad se construya a costa de la seguridad económica de los ciudadanos. La decisión, si bien puede ser impugnada ante la Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional por la compañía sancionada, establece un estándar de diligencia que será de obligado cumplimiento. La responsabilidad de asistencia y verificación, que antes se consideraba una recomendación moral, queda ahora firmemente anclada como una obligación legal con severas consecuencias económicas ante su incumplimiento. Esto fuerza a X a reevaluar sus protocolos internos de verificación de anunciantes financieros de pago, especialmente aquellos que emplean tácticas de suplantación o que promueven productos de alto riesgo sin la debida autorización.
La actuación de la CNMV, en un contexto de sofisticación creciente del fraude digital, humaniza la lucha regulatoria. No se trata solo de un conflicto corporativo o de una disputa sobre ingresos publicitarios; se trata de proteger los ahorros de familias que, confiando en una plataforma de aparente prestigio global, terminan siendo víctimas de engaños. La multa a X es, en esencia, una defensa del derecho de los ciudadanos a navegar por la red sin ser expuestos de manera negligente a esquemas diseñados para despojarlos de su patrimonio. Este desenlace jurídico subraya que las plataformas, a pesar de su condición de intermediarios tecnológicos, tienen una responsabilidad directa sobre los contenidos dañinos que monetizan.












