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Marketing de Conceptos: cómo los prototipos de marca crean valor incluso sin necesidad de llegar al mercado

Los lanzamientos conceptuales funcionan como pruebas sociales a gran escala. Las marcas observan cómo reaccionan los consumidores, qué ideas captan más atención, qué características generan más conversación.

Por Redacción - 20 Mayo 2025

Para las empresas y marcas, captar la atención del consumidor es cada vez más complejo, especialmente más allá de las ventas y promociones tradicionales. En ocasiones, para superar esta barrera, surgen estrategias altamente efectivas como el marketing de concepto y prototipos de productos de marca. Se trata de una táctica utilizada por grandes compañías para exhibir innovaciones tecnológicas, productos futuristas o conceptos radicales que, aunque rara vez llegan al mercado masivo, cumplen una función vital en la construcción de imagen, percepción y narrativa de marca.

Los conceptos de productos y prototipos presentados en ferias internacionales, conferencias tecnológicas o campañas publicitarias no están pensados, en la mayoría de los casos, para una comercialización directa, aunque en ocasiones un interés desmesurado por parte del público pueda cambiar ese destino. Su función es otra. Son piezas concebidas para provocar, captar titulares, alimentar el deseo y posicionar a la empresa como un actor visionario dentro de su sector. Cuanto diferenciarse o marcar la diferencia es cada vez más complejo y difícil, “mostrar lo que podría ser resulta tan poderoso como vender lo que ya es”.

Marcas como Sony, BMW, Samsung, Adidas o Nike lo han comprendido a la perfección. En el caso de la industria automotriz, por ejemplo, los vehículos conceptuales que se muestran en los grandes salones internacionales suelen ser ejercicios de diseño y especulación tecnológica. En muchos casos, nunca llegan a producción tal como se presentan, pero comunican algo mucho más valioso: hacia dónde va la marca, qué estética la define, qué tipo de movilidad imagina para el futuro. Esa narrativa construye afinidad, despierta interés mediático y consolida la percepción de liderazgo.

Cybertruck, la camioneta de Tesla es un ejemplo perfecto de marketing de prototipos llevado a gran escala.

Desde su presentación en 2019, la Cybertruck se convirtió en un fenómeno mediático no tanto por estar disponible para la compra inmediata, sino por su diseño radical, su narrativa futurista y la imagen de ruptura total con lo establecido en la industria automotriz. La estética angulosa, casi de ciencia ficción, y momentos virales como la prueba fallida del vidrio "irrompible", contribuyeron a que la camioneta ocupara un lugar prominente en el imaginario colectivo, mucho antes de que estuviera siquiera en producción.

Tesla utilizó la Cybertruck para posicionarse como una marca que no sigue las reglas, sino que las reescribe. Durante años, la camioneta fue más un símbolo que un producto, con una lista de reservas millonaria pero sin una presencia real en las calles. Eso no impidió que cumpliera su función estratégica: ser el centro de conversación, alimentar la expectativa global y reforzar la percepción de Tesla como pionera de la movilidad del futuro. Aunque finalmente comenzó a producirse en cantidades limitadas, su verdadero impacto ya se había logrado desde mucho antes, a través del poder de la narrativa, el diseño disruptivo y la viralización. En ese sentido, la Cybertruck encarna la esencia del marketing de prototipos: un producto que vende una visión, una promesa de lo que está por venir, y que convierte la espera en una experiencia de marca en sí misma.

Más reciente es el ejemplo del Jaguar Type 00, un prototipo conceptual presentado para mostrar una visión futurista del diseño y la tecnología de Jaguar, combinando su legado clásico con innovaciones que apuntan hacia la movilidad eléctrica y la conducción autónoma. Este vehículo no está pensado para producción masiva inmediata, sino como un manifiesto de la dirección que la marca quiere tomar en términos de estilo, sostenibilidad y experiencia de usuario. Con líneas elegantes y un diseño aerodinámico que remite a los icónicos deportivos clásicos de Jaguar, el Type 00 incorpora tecnologías avanzadas como sistemas de propulsión eléctricos, interfaces digitales intuitivas y materiales ligeros y sostenibles. Su exhibición en salones del automóvil y eventos exclusivos busca captar la atención de medios, expertos y aficionados, generando conversación y reforzando la imagen de Jaguar como una marca que apuesta por la innovación sin perder su identidad.

De igual forma, en los últimos años, marcas como LG, Samsung, Huawei o TCL han presentado en ferias como el CES o el MWC dispositivos conceptuales con pantallas enrollables, extensibles o con múltiples paneles desplegables, capaces de transformar un smartphone en una tablet o incluso en una estación de trabajo portátil. Modelos como el LG Rollable, los Samsung Flex S y Flex G, el Huawei X-T o los prototipos de TCL con pantallas que se expanden en zigzag o se enrollan hacia afuera que a pesar de no llegar al mercado, cumplieron con creces el propósito de generar impacto, captar la atención mediática y posicionar a sus fabricantes como líderes en innovación tecnológica.

Huawei XT es un claro ejemplo de cómo una idea extrema puede materializarse y llegar finalmente a las manos del consumidor, aunque de forma limitada y a un costo especialmente elevado. Este dispositivo demuestra que, aunque muchos prototipos quedan solo en concepto, algunos logran dar el salto al mercado real, marcando un precedente en innovación aunque dirigido a un público muy selecto.

Más reciente ha sido el caso del Samsung Flex Gamin, un dispositivo conceptual presentado en eventos como el CES y el MWC que integra una pantalla flexible y múltiples paneles desplegables pensados especialmente para los gamers. Su diseño permite transformar el smartphone en una consola portátil, con una experiencia visual y de juego mucho más inmersiva gracias a la ampliación del área de pantalla y a la posibilidad de ajustar la configuración según la necesidad del usuario.

Aunque este dispositivo no ha llegado a producción comercial, su exhibición ha sido crucial para que Samsung demuestre su capacidad de innovación tecnológica en un segmento tan competitivo como el gaming móvil. El Flex Gamin sirve para generar expectación, atraer la atención de la prensa especializada y, muy importante, posicionar a Samsung como un referente que no solo sigue las tendencias, sino que las crea.

En el terreno del consumo masivo, compañías como Adidas o Nike han utilizado esta estrategia para reforzar su identidad de marcas innovadoras. La presentación de zapatillas autoajustables inspiradas en la ciencia ficción o modelos de zapatillas diseñados con inteligencia artificial o fabricados 100% de forma impresa, no apuntaba tanto a vender millones de pares, sino a reiterar que Nike está a la vanguardia de la tecnología deportiva. El objetivo no era la venta directa, sino ocupar espacio mental en la audiencia global como pioneros, como creadores de lo imposible.

Estrategia no exenta de riesgos

A pesar de los muchos beneficios, este tipo de estrategias, no están exenta de riesgos. Si se abusa de ella o se vuelve predecible, puede perder su efecto y generar frustración en los consumidores, especialmente entre aquellos que interpretan estos anuncios como promesas incumplidas. El equilibrio está en gestionar las expectativas, en presentar los prototipos como lo que son: declaraciones de intención, no compromisos comerciales.

Por ejemplo, las Adidas ClimaMog fueron presentadas inicialmente como un calzado revolucionario con tecnología avanzada para adaptarse a diferentes condiciones climáticas, prometiendo un rendimiento superior y una comodidad sin precedentes. Sin embargo, al salir al mercado, el producto enfrentó múltiples críticas debido a problemas en su fabricación, durabilidad y funcionalidad real, muy por debajo de lo que el prototipo y la campaña publicitaria habían anticipado.

Este caso generó un fuerte contraste entre la imagen aspiracional que Adidas proyectaba mediante sus prototipos y la experiencia real de los consumidores. La diferencia entre la expectativa creada por el marketing y el desempeño tangible del producto terminó impactando negativamente en la percepción de la marca en ciertos segmentos.

Las populares Google Glass son otro ejemplo emblemático de producto conceptual que despertó grandes expectativas en torno a la realidad aumentada y la computación wearable. Aunque su primera versión comercial no logró popularidad ni una amplia adopción, Google siguió desarrollando la tecnología, consolidándose como pionero y allanando el camino para aplicaciones profesionales futuras. A pesar de que hoy pueda parecer una tecnología obsoleta, aquel innovador producto fue la semilla para el surgimiento de ideas similares y más avanzadas, como las gafas Ray-Ban Meta con inteligencia artificial. En este contexto, las recientes Viture Pro XR han capturado la atención del mercado como una nueva generación de dispositivos XR (realidad extendida) que ofrecen experiencias inmersivas más completas, con mejoras significativas en diseño, rendimiento y funcionalidades, posicionándose como una evolución natural del legado iniciado por Google Glass. Estas nuevas gafas demuestran cómo la tecnología wearable continúa avanzando y abriendo nuevas posibilidades tanto para consumidores como para usos profesionales.

El marketing de prototipos y su función de laboratorio

Los lanzamientos conceptuales funcionan como pruebas sociales a gran escala. Las marcas observan cómo reaccionan los consumidores, qué ideas captan más atención, qué características generan más conversación. Incluso cuando no hay intención inmediata de lanzar el producto, la retroalimentación que se obtiene es invaluable para futuras decisiones estratégicas. Pero quizá el componente más potente de esta estrategia sea su capacidad para inspirar. Los prototipos y productos concepto cuentan historias. No son simplemente objetos futuristas: son símbolos de una visión, de una posibilidad, de un estilo de vida aún no alcanzado pero deseable. En un contexto de saturación de mensajes publicitarios, los prototipos permiten construir campañas emocionales que apelan a la imaginación y no a la urgencia de compra. En vez de decirle al consumidor “compra esto ahora”, le dicen “imagina un mañana donde esto sea posible”.

El marketing de prototipos representa una sofisticación en la forma en que las marcas se relacionan con el mercado. No buscan únicamente vender productos, sino liderar conversaciones, moldear el futuro y construir identidad. En un escenario donde lo tangible se puede copiar con facilidad, las visiones —por audaces que sean— siguen siendo un activo profundamente diferenciador.

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