Por Redacción - 22 Septiembre 2025
La industria tecnológica, en su incesante búsqueda por nuevos modelos de monetización, ha puesto su mirada en un lugar insospechado y fundamental de cada hogar: la cocina. Este espacio, tradicionalmente ajeno al ruido publicitario, se convierte ahora en un lienzo para la publicidad digital, un movimiento que subraya una filosofía de diseño y negocio que considera que cualquier pantalla, sin importar su función original, es un canal potencial para un mensaje comercial. Esta lógica ha llevado a Samsung a tomar una decisión trascendental para sus usuarios, anunciando que sus refrigeradores de alta gama, bajo la línea Family Hub, comenzarán a exhibir anuncios directamente en sus pantallas.
La confirmación de este cambio, que a muchos les sonó inicialmente como una broma de mal gusto, ha sido emitida por la propia compañía surcoreana en un comunicado. En él, se detalla que la nueva funcionalidad es parte de un "programa piloto" enfocado en el mercado estadounidense, buscando, según sus propias palabras, "fortalecer el valor" del electrodoméstico para sus clientes. Este argumento, que vincula la inclusión de publicidad con una mejora del producto, genera un debate profundo sobre la naturaleza de la innovación y lo que los consumidores realmente valoran en sus dispositivos conectados. La noticia adquiere un matiz aún más polémico si se considera que, apenas en abril de este año, Samsung había asegurado a diversos medios que no tenía planes de integrar "promociones y anuncios curados" en sus refrigeradores, una declaración que ahora contrasta fuertemente con la realidad.

La implementación de esta estrategia publicitaria no es aleatoria, sino que se ha concebido para integrarse en la experiencia del usuario de una forma que la compañía considera poco intrusiva.
Los anuncios aparecerán en la pantalla principal del refrigerador, conocida como la "Cover Screen", pero únicamente cuando esta se encuentre en modo de inactividad, es decir, cuando el usuario no esté interactuando activamente con las funciones inteligentes del aparato. Se ha especificado, además, que estos mensajes comerciales no se mostrarán si la pantalla está configurada en el modo "Arte" o si el usuario está visualizando álbumes de fotos personales. Una vez que un anuncio es visualizado, la compañía asegura que el usuario puede descartarlo manualmente, y este anuncio en particular no volverá a aparecer. A pesar de esta promesa, no se ha revelado una opción para desactivar de forma permanente la recepción de estos contenidos publicitarios desde la configuración del dispositivo, lo que sugiere que los usuarios se verán obligados a lidiar con ellos de manera continua.
La decisión de Samsung no es un caso aislado, sino un reflejo de una tendencia más amplia que permea la industria de la tecnología y los bienes de consumo.
La visión de "Pantallas en todas partes", una de las filosofías que ha guiado el desarrollo de productos de la compañía, se extiende más allá de los televisores inteligentes y los dispositivos móviles para colonizar espacios antes reservados para la funcionalidad básica. Esta tendencia se acentúa en dispositivos con capacidades de inteligencia artificial, como los propios refrigeradores Family Hub, que ya utilizan funciones avanzadas como el sistema "AI Vision Inside" para identificar y catalogar los alimentos almacenados. El cruce entre la recopilación de datos de uso y la posibilidad de segmentar la publicidad se presenta como una oportunidad de negocio demasiado atractiva para ser ignorada, un camino que también se observa en otros productos como los sistemas de infoentretenimiento de los automóviles. En esencia, cualquier dispositivo que cuente con una pantalla y esté conectado a la red se convierte en un nuevo medio para la promoción de productos y servicios.
La justificación de la compañía, que argumenta que la publicidad "fortalece el valor" del electrodoméstico, es una perspectiva que desafía la concepción tradicional del valor para el consumidor. Históricamente, el valor de un aparato como el refrigerador residía en su eficiencia, durabilidad y capacidad para preservar los alimentos. Sin embargo, en la era de los dispositivos conectados, el valor se redefine para incluir la capacidad del objeto para participar en una red de servicios digitales, incluso si eso implica que el cliente se convierta en una audiencia cautiva.
La integración de la inteligencia artificial, que supuestamente simplifica tareas como la gestión de inventario de alimentos, ahora parece estar indisolublemente ligada a la apertura de un canal de comunicación para marcas externas. Esta simbiosis entre funcionalidad avanzada y publicidad es un nuevo capítulo en la relación entre el consumidor y los fabricantes, donde la línea entre el producto y la plataforma de anuncios se vuelve cada vez más difusa, generando una conversación urgente sobre la privacidad, el control del usuario y el verdadero costo de la "innovación".












