A partir del próximo 3 de noviembre Samsung iniciará una actualización en sus frigoríficos inteligentes para comenzar a mostrar anuncios
Por Redacción - 29 Octubre 2025
La digitalización del hogar, un proceso que ha transformado discretamente cada rincón de nuestra vida privada, alcanza ahora uno de sus vértices más insospechados: la cocina. Este espacio, tradicionalmente reservado a la intimidad familiar y al quehacer doméstico, se prepara para acoger un nuevo huésped: la publicidad dirigida.
Aunque recientemente ya abordamos esta novedad, es ahora cuando sabemos que será a partir del próximo 3 de noviembre de 2025, cuando el fabricante Samsung iniciará un despliegue de software en sus frigoríficos inteligentes que introduce, entre una serie de mejoras funcionales, la reproducción de anuncios. Esta decisión corporativa no es solo un ajuste técnico; representa una revisión fundamental del contrato social tácito que existe entre el consumidor y la tecnología que habita su casa. Al integrar widgets promocionales en pantallas de veintiuna pulgadas o más, la nevera, que hasta ayer era una mera herramienta de conservación de alimentos, se transforma en un soporte mediático activo dentro del reducto más personal.
La monetización del aparato de alta gama
La disonancia generada por esta medida reside en una profunda contradicción económica. Hablamos de electrodomésticos cuyo precio de salida supera ampliamente los dos mil cien euros, posicionados en la franja de alta gama y adquiridos precisamente por su sofisticación y sus prestaciones inteligentes. El consumidor que realiza una inversión de tal magnitud espera una propiedad plena y libre de la práctica publicitaria que, hasta ahora, se asociaba casi exclusivamente a contenidos gratuitos o a hardware de bajo coste. Cuando un dispositivo premium comienza a generar ingresos recurrentes a través de publicidad para su fabricante, el modelo de negocio se desplaza: el cliente pasa de ser el propietario del producto a convertirse, de facto, en el producto susceptible de ser monetizado. Esta estrategia busca establecer un flujo constante de ingresos que trascienda la venta inicial del aparato, asegurando una rentabilidad continua en el tiempo que justifica las fuertes inversiones en investigación, desarrollo e innovación y en la infraestructura de servicios conectados.
El mecanismo escogido para esta introducción se centra en una nueva interfaz que promete unificar la experiencia de usuario en los modelos lanzados durante 2024 y 2025. Este widget multifuncional agrupará servicios de utilidad como la previsión meteorológica, el calendario familiar y titulares de noticias, sirviendo a la vez de caballo de Troya para los contenidos publicitarios curados. Aunque la fase inicial de esta activación se centrará en la promoción de productos propios de la marca, los analistas y la propia dinámica del sector anticipan la apertura inminente del canal a anunciantes de terceros. Este escenario plantea interrogantes cruciales sobre la naturaleza de la información que se mostrará y, más importante aún, sobre el perfilado de los datos de consumo extraídos directamente de la actividad del frigorífico, como la frecuencia de apertura o el reconocimiento de los alimentos almacenados mediante inteligencia artificial.
El dilema de la propiedad digital y el control del usuario
La reacción del público ante este tipo de innovaciones ha sido históricamente de desconfianza. El usuario percibe la pantalla del frigorífico no como una valla publicitaria, sino como un elemento funcional esencialmente privado. La inserción forzosa de mensajes comerciales en este contexto se vive como una intromisión en un espacio personal por el que ya se ha pagado una cantidad considerable. Si bien es cierto que el fabricante ha dispuesto una vía para suprimir estos anuncios, esta opción conlleva un sacrificio notable: para desactivar la publicidad, el propietario debe prescindir completamente del widget multifunción, eliminando consigo todas las características de valor añadido que justificaban la existencia de la pantalla conectada. Este planteamiento sitúa al consumidor en un dilema binario insatisfactorio: o acepta la intrusión comercial o renuncia a una parte sustancial de la funcionalidad inteligente del aparato.

Este movimiento establece un precedente inquietante para el sector de los electrodomésticos inteligentes. La tecnología ha mejorado la calidad de vida de las personas al automatizar tareas y centralizar la información, pero cada funcionalidad adicional viene con un coste, no solo económico, sino de privacidad. La dependencia del software y las actualizaciones continuas implica que las características de un producto que se compra hoy están sujetas a modificaciones unilaterales futuras por parte del fabricante. El concepto de propiedad se diluye en favor de un modelo de licencia de uso permanentemente renegociable. La nevera de alta tecnología, con su capacidad para reconocer productos alimentarios e integrarse en ecosistemas como Family Hub, se convierte en un agente doble, ofreciendo servicio a la familia mientras simultáneamente abre un canal de datos y visibilidad a los intereses comerciales.
La inteligencia artificial y las mejoras funcionales como contrapeso
No obstante, la actualización que habilita este nuevo canal publicitario es mucho más amplia y abarca mejoras sustanciales en la experiencia de usuario que merecen ser examinadas. La unificación de la interfaz gráfica es solo una parte de un esfuerzo mayor por consolidar la usabilidad de estos complejos dispositivos. Las innovaciones de mayor calado se encuentran en la inteligencia que late tras el panel. Por ejemplo, la función de Visión por IA se volverá significativamente más hábil, con una capacidad mejorada para identificar una mayor variedad de alimentos y productos empaquetados almacenados en el interior. Esto no solo ayuda en la gestión del inventario y la caducidad, sino que sienta las bases para un sistema de compra automatizada y personalizada.
Además de la visión mejorada, la actualización incorpora avances en la interacción por voz, permitiendo que asistentes como Bixby reconozcan la voz de distintos usuarios para cambiar automáticamente de cuenta. Este nivel de personalización es crucial en hogares con múltiples miembros, asegurando que los datos de la lista de la compra o el calendario sean relevantes para el interlocutor. Las mejoras en seguridad también forman parte de este paquete de software, procurando que el aumento de la conectividad y de los datos gestionados no suponga una vulnerabilidad para la información doméstica. El verdadero desafío reside en que el consumidor perciba el valor de estas características avanzadas como un justo trueque por la inevitable presencia de publicidad, y no como un simple pretexto para la apertura de un nuevo y lucrativo canal de comunicación comercial directamente en la cocina. A fecha de hoy, 29 de octubre de 2025, el debate sobre el coste invisible de la tecnología inteligente está más vivo que nunca.











