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¿Más o menos que un Club? Neymar y la crisis de reputación de la marca Barça

La crisis del FC Barcelona no es una buena noticia para el fútbol español ni para la Liga BBVA, que presume de ser la más competitiva y rutilante del mundo
Oscar Del Santo (Twitter: OscarDS) es uno de los especialistas...

Tras la noticia de su imputación como club por delito fiscal en el fichaje de Neymar que hemos conocido hace unas horas, no cabe duda de que el FC Barcelona está atravesando una auténtica crisis de reputación que está haciendo mella en la marca ‘Barça’ de una forma especialmente dañina para el club catalán. Sin ir más lejos, Piers Edwards se preguntaba en la CNN hace un par días si el Barça no está empezando a ser (y cito textualmente) ‘menos que un club’ por la maraña provocada por la falta de transparencia, desmentidos, acusaciones cruzadas, dimisiones forzadas, irregularidades contractuales y su poca fortuna a la hora de intentar equilibrar ‘la ganancia económica con la ética’… y por ende con su imagen pública. Todo ello máxime para un club que pretende llevar los ‘valors’ por bandera.

Toda crisis de marca - y esta no es una excepción - deja una estela que hemos de estudiar precisamente con el objetivo de no repetir los mismos errores en el futuro y de extraer lecciones en positivo. La crisis del FC Barcelona no es una buena noticia para el fútbol español ni para la Liga BBVA, que presume de ser la más competitiva y rutilante del mundo. Ha sido precipitada por una serie de errores en cadena que han terminado por estallar sorprendentemente tarde; especialmente si tenemos en cuenta que todos aquellos que estamos involucrados directa o indirectamente en el mundo del fútbol éramos conscientes de que la aciaga cifra oficial del contrato de Neymar - €57.1 millones - no podía en ningún caso ajustarse a la realidad. Y es que como bien señalara el presidente Lincoln, se puede engañar a todos durante un tiempo y a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo. Esta es la primera lección que esperemos haya aprendido a golpe de dimisión la directiva culé. ¿O es que era creíble esa cifra cuando conocíamos según declaración de Florentino Pérez que al Real Madrid Neymar le habría costado el doble? Tontos ninguno.

Y es precisamente la terquedad en defender lo indefendible lo que ha agravado el devenir de los acontecimientos. Cuando el subdirector del diario El Mundo Eduardo Inda ya había publicado tras tener acceso a los contratos del Barça que la cifra oficial no era correcta, y a pesar de la querella presentada ante el juez por un socio culé, la obstinación del dimitido presidente Rosell y su directiva en los €57.1 millones de ficha del astro brasileño ha terminado por generar, como no podía ser menos, una auténtica catástrofe mediática cuya salida aún no llegamos a vislumbrar. Al actuar así, han incumplido uno de los dos principios claves de la gestión de crisis según nos detallara el experto norteamericano Eric Dezenhall: ‘si te atacan injustamente, defiéndete con vigor; si te has equivocado, pide perdón y pasa página’. Las empresas españolas parecen proverbialmente incapaces de decir ‘lo siento’ sin ambages a pesar de la acumulación de evidencias en su contra. Al obrar así, pierden la oportunidad de desactivar las crisis y de minimizar los daños. Como demuestran los casos de Tiger Woods o del presidente Clinton, la opinión pública está dispuesta a perdonar cuando percibe un arrepentimiento sincero acompañado de ciertos golpes de pecho bien medidos.

¿Por qué no ha sido suficiente la dimisión de Rosell? Por varios motivos. Aparte del proceso penal (que sigue su curso con la imputación de hoy), Rosell no pareció entonar el mea culpa de forma convincente ante propios y extraños. Sus vaguedades sonaron más a excusa que a otra cosa, sobre todo cuando a su lado se encontraba el actual presidente Bartomeu que participó de forma directa en el contrato de Neymar y está por tanto tan implicado como Rosell. La redención para el Barça sólo se habría producido de forma satisfactoria si se hubieran convocado elecciones y hubieran surgido de ellas una nueva junta directiva. Eso sí que habría sido pasar página, y no la permanencia de los mismos nombres con los mismos o nuevos cargos. Es por ello que a día de hoy el FC Barcelona se encuentra enfangado y que la dimisión de Rosell sólo sirvió para cerrar la crisis en falso.

Dentro de este complicado proceso, estamos comenzando a observar atisbos de la que podría ser la reacción más nefasta en la que podría caer el Barça y su entorno: el victimismo. Tal y como denunciaba hoy Josep Pedrerol en su editorial en Jugones, conviene recordar a los que comienzan a caer en la tentación de culpar a la llamada ‘caverna mediática’ de Madrid de los sinsabores azulgranas que fue un socio culé el que inició el proceso penal contra la actual directiva. La aún hoy incompleta depuración de responsabilidades ha sido provocada por iniciativas que han tenido su origen dentro del Camp Nou. En su mayor parte, la prensa de Madrid ha asistido atónita al poco edificante espectáculo de los vaivenes comunicativos y legales de la directiva del hoy ex Sandro Rosell. Triste el daño que han causado al barcelonismo en su conjunto y de rebote a nuestro fútbol.

Y es precisamente el barcelonismo el que tiene en su mano el limpiar su casa exigiendo responsabilidades así como una claridad meridiana de los entresijos del fichaje de Neymar que aunque resulte increíble aún a día de hoy no hemos visto. La actual directiva tiene la oportunidad de actuar con altura de miras y de anteponer el buen nombre del club a sus poltronas y a los tejemanejes contractuales que nos han llevado a este triste estado de cosas. Queremos escuchar de boca de los firmantes del contrato cuánto ha costado Neymar de verdad y cuáles han sido las comisiones (públicas y secretas) que se han llevado las partes. Es hora de claridad. Si esta no se produce, esperemos que sea la Liga de Fútbol Profesional y otros organismos deportivos los que la reclamen. No son sólo los firmantes del aciago contrato (que no tenemos duda ya de que ha sido el más caro de la historia) sino nuestro fútbol en su conjunto el que se juega su prestigio. La marca ‘Barça’ ha sido sin duda empañada por las acciones de la actual directiva: confiemos en que consigamos contener el chapapote de la ‘corrupción en el fútbol’ antes de que se convierta en una auténtica marea negra en la que todos saldríamos perdiendo. Los socios y aficionados del Barça no se lo merecen; el resto de nosotros, tampoco.

Oscar Del Santo (Twitter: OscarDS) es uno de los especialistas...
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