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¿Son la realidad aumentada o los wearables las burbujas del futuro más inmediato?

Por Redacción - 24 Agosto 2015

Cada vez que aparece una nueva innovación tecnológica, especialmente cuando esa innovación puede tener un impacto directo sobre cómo comunican las empresas o cómo llegan a los consumidores, se produce un pico de interés muy elevado. Todo el mundo se pregunta sobre lo que le podrán sacar a esta tecnología y todo el mundo se lanza a leer, producir y defender pronósticos optimistas y llenos de emoción sobre cómo esa tecnología podría salvar lo que al comentarista de turno le parezca oportuno y lo que las pruebas vayan indicando hasta el momento.

Pero ¿cuánto de verdad hay en las expectativas y cuánto en realidad de esperanzas más bien hiperoptimistas? En el primer momento, es complicado ver que, de todo lo que se está analizando, lanzando y deseando incorporar a la realidad del día a día de la empresa, es un caballo ganador y que material para una burbuja. Separar el grano de la paja no es tan fácil y requiere cierto tiempo para ver hacia donde apuntan los vientos.

Saber, sin embargo, cuáles van a ser las próximas burbujas es una de las grandes preocupaciones que tienen quienes toman las decisiones y un conocimiento que puede marcar mucho (para bien y para mal) las decisiones que se toman. Gartner acaba de lanzar, como hace cada verano, su Hype Cycle, el ciclo de sobreexpectación, que analiza la madurez y las perspectivas de los diferentes lanzamientos en tecnología y que estima quienes están pagando los platos rotos de un entusiasmo sobredimensionado entre la industria. En la lista hay nuevos elementos, como los vehículos autónomos, que están viviendo en este año su punto álgido de interés, pero también muchos viejos conocidos que han ido siendo las soluciones tecnológicas que salvarían a la industria del marketing y a las relaciones entre empresas y consumidores en los últimos tiempos.

Internet de las cosas

En los últimos tiempos hemos asistido a un boom de interés por el internet de las cosas. Según el gráfico de Gartner, esta tecnología está en el punto de pico de expectativas infladas (es decir, ese momento en el que todo el mundo habla de ello y ese momento en el que parece que la tecnología concreta en cuestión puede prácticamente salvar el mundo). Según las estimaciones de la consultora, sin embargo, el internet de las cosas tiene aún mucho margen para la maniobra. Le quedan entre 5 y 10 años antes de llegar a su etapa plana, en la que la tecnología alcanza su punto de equilibrio y en el que los analistas y medios ya no se lanzan a crear expectativas sorprendentes (y excesivas) sobre la herramienta.

¿Qué es lo que hasta ahora se ha ido esperando del internet de las cosas? Las perspectivas menos ambiciosas consideran que el internet de las cosas generará una nueva gama de servicios y productos y, sobre todo, que dará un nuevo punto de información sobre los consumidores. Al estar siempre conectados, los consumidores estarán en todo momento ofreciendo datos sobre ellos mismos.

Wearables

Uno de los elementos que suelen asociarse al pico de interés por el internet de las cosas son los wearables. Estos dispositivos tecnológicos que se visten han ido ocupando espacio como "el must de la próxima temporada" durante los últimos años, aunque lo cierto es que la adopción de estos terminales está siendo aún más o menos limitada. Quizás el ver por qué los millennials no están siendo conquistados por los wearables podría servir para entender en lo que están fallando estos dispositivos. La escasa variedad de apps, su poca duración de batería o el hecho de que estos terminales sean poco independientes hace que no hayan logrado enamorar a los consumidores más jóvenes.

Gartner mete a los wearables aún en el punto de pico de expectativas sobredimensionadas, el mismo terreno en el que está el internet de las cosas y señala que aún le quedan entre 5 y 10 años para alcanzar su "nirvana como producto". Sin embargo, la situación de los wearables es un poco menos optimista que la del internet de las cosas. Ellos están ya en el punto de la curva que manda a la siguiente fase: la de la desilusión.

Realidad aumentada y realidad virtual

Quienes han llegado ya a la fase de la desilusión, esa en la que las empresas sienten que la tecnología no ha cumplido con las expectativas generadas y en la que por tanto se produce un desencanto con la tecnología en cuestión, son la realidad virtual y la realidad aumentada. Ambas han entrado ya en esa fase, aunque están en períodos distintos de la fase de desencanto. La realidad aumentada acaba de entrar en ella y la realidad virtual está sin embargo muy cerca de dar el salto al siguiente nivel, el de la rampa de consolidación (cuando a pesar de que ya no se genera mucho ruido sobre la tecnología en cuestión sí hay empresas trabajando en ella para obtener realmente resultados).

De lo que hablaremos mañana

Pero el ciclo de sobreexplotación de Gartner no solo permite ver cómo se encuentran las tecnologías de las que todo el mundo habla sino que además posibilita visualizar también qué es lo que ocurrirá con la tecnología en el futuro y de qué hablaremos de forma recurrente en los próximos meses. Las tecnologías que están ahora en la llamada fase de lanzamiento serán las que protagonicen los excesos del pico de expectativas en los próximos meses y años y por tanto ante las que hay que ser más crítico para no dejarse atrapar por una burbuja.

¿Cuáles serán? En la lista de Gartner están desde los asistentes personales virtuales (a los que le quedan aún entre 5 y 10 años de desarrollo) hasta lo que en inglés se conoce como bioacoustic sensing (y que consiste en convertir la piel en una suerte de pantalla tecnológica y a la que le quedan más de diez años de trabajo). Los robots inteligentes, los hogares conectados o los neuronegocios son otros de los elementos que están en esta primera fase.

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